Por: Autor: Francisco Alarcón - En está oportunidad no me voy a referir a la inseguridad, que ya ni siquiera utiliza esos “procedimientos” sino que dispara primero y mata sin contemplaciones, balizaremos las políticas del oficialismo que ahora ve enemigos y magnicidas por todos sus contornos. Desde que su máximo líder se dio cuenta que su poder de convocatoria no era el mismo a anteriores oportunidades y la desorganización se apodera de su partido, no encuentra más salidas a sus impulsos sino chantajear a la disidencia de este país. Primero fueron las amenazas con no enviarle dinero a las gobernaciones y alcaldías que pasaran a manos de la oposición. Actualmente las agresiones son directas a personalidades de la sociedad civil y a los dueños de los medios de comunicación. Seguramente piensa que acallándolos logrará consolidar su destartalada hegemonía. Supondrá que no le basta con la aprobación de las 26 leyes negadas por el pueblo el 2-D y la emprende contra sus opositores. Independientemente a esto, es nuestro Presidente el único que no ha tomado en cuenta la crisis económica global y pretende seguir confundiendo a sus partidarios hasta que pasen los próximos comicios. Ciertamente a continuación vendrá la debacle con los recortes necesarios, impuestos, devaluación y podas de partidas que afectarán a la población de menores de recursos. Ellos en algunos casos, sus seguidores a ultranzas, no saben el trance en que se encuentran, por desconocimiento pensarán que el “generalísimo” los protegerá. Mientras se dispone a descalificar y a poner “manos arriba” a la disidencia, sin contemplaciones; quien se oponga al régimen pasa a engrosar las filas de los golpistas, en una democracia agonizante, pudiendo adentrarnos en enfrentamientos. Vemos cómo los reporteros no oficialistas son maltratados, y a los medios de comunicación discrepantes, les lanzan lacrimógenas que “nadie” sabe de dónde salen, porque supuestamente pertenecen a los parques de las policías. Sin embargo, las catervas civiles armadas de la “revolución” gozan de la aquiescencia oficial. ¿Quién les dará las bombas? ¿Quién los financiará? Y lo peor es que tras sus repetidos ataques contra personas y propiedad privada no hay ninguno preso o imputado. Eso sólo corre por cuenta de la “oposición” quien tiene que calarse desde los denuestos chocarreros, hasta las intimidaciones de los cuerpos parapoliciales. Las inhabilitaciones políticas no fueron suficientes para el oficialismo, en la medida que pasan los días y están más cerca las elecciones, el miedo se ensancha y es cuando a Chávez le provoca mandar a meter preso a todos los opositores para no tener competencias, sino sus candidatos. Estas elecciones serán sui generis realizándose dentro del mayor desconcierto oficial, mirando cómo se derrumban los precios del petróleo y tratando de cumplirle a su clientela electoral, aunque el país esté en la ruina. Empero , nada tapará la verdad ni encarcelando a casi toda la oposición; así, no se ganan elecciones ni se evade la crisis económica global. Venezuela empezará pronto a ver las consecuencias de ella, y el pueblo se enterará que de ésta no los salva ni Barbarito. Que todo es un añagaza con los reales que tiene el Gobierno encaletados en China socia de USA, y en una Rusia media quebrada. Cuando el hambre apremie y el desabastecimiento se haga insostenible no habrá revolución bonita, ni sueños revolucionarios y eso es lo que viene. Con persecuciones se exacerbarán los ánimos, pero la gente no renunciará a la salida electoral, es allí donde está la debilidad del régimen. Observando las encuestas que hoy no le son favorables, enterándose que no cuentan con una militancia confiable. Los medios de comunicación no cejarán en sus propósitos, informando verazmente al pueblo. Si el oficialismo se empeña en los acosos, será más ostensible su pasión fascista. Ya el mundo le queda chiquito a nuestro Presidente, conociéndole por sus desaciertos. Poniendo a la gente “manos arriba” o presa no logrará recuperar su liderazgo incontinente ni ampararnos de la miseria.
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