jueves, 9 de junio de 2016

Siete lecciones



















Por: Kary Rojas

Si tienes algo valioso, resguárdalo 
Siempre  he creído que por algo los tesoros se ocultan, para no ser saqueados; para que nadie quiera manipularlos o tomar control de ellos. Así sucede cuando se encuentra a alguien valioso y nace un sentimiento que quieres eternizar. Si todo el mundo se da cuenta de lo importante que es para ti, buscarán la forma consciente o inconscientemente de robarle la magia a eso que viven y  sienten.


Si tienes un  sueño, no lo divulgues 
Hay  quienes se dedican a matar sueños simplemente porque no saben soñar y no creen en poder realizarlos; por eso cuando  ven que alguien sueña, le disparan de mil formas a su  sueño, con obstáculos, piedras, peros, comentarios que  desmotivan o que aunque no parezca, logran sembrar la duda  en la posibilidad o imposibilidad de alcanzarlo. Si  sueñas, compártelo con quien sepas te ayude a lograrlo, no  se lo confies a más de una persona. No todos creen  en la magia que permite hacernos alcanzar todo lo que  soñamos.


No grites tu  felicidad a los 4 vientos  
No  se trata de reprimir las emociones, sino de proteger y saber  disfrutar lo que vivimos y sentimos. La felicidad tiene muchos enemigos en el ambiente; la envidia de quienes no la tienen; el negativismo de los  que ven todo negro; la incredibilidad de mucha  gente que por su falta de fe, no cree posible que otros  logren ser felices. La felicidad no debe esconderse, sino compartirla con quienes realmente se alegran de vernos felices; de resto, más que prevenirnos, hay que ser prudentes. Quédate  con la magia que encierran los instantes felices, esa es la recarga que te permitirá vencer en los momentos más díficiles.


Si estás  triste no se lo digas a todos 
No  todo el mundo comprende la tristeza o la alegría del otro. Por eso es mejor aprender a  vivir nuestros momentos de humanidad con muy pocos. Siempre habrán uno o dos a quienes realmente les interesa y saben respetar lo que sentimos sin cuestionarlo y sin pretender usarlo para dañarnos. La tristeza no es debilidad sino humanidad y la manera como la vivimos es lo que nos fortalece y nos enseña algo nuevo que  nos hace madurar.


Quédate con  lo mejor de todo 
De todas las personas que encuentres en el camino, saca lo mejor. En vez de fijarte en las cosas malas,  trata de descubrir en ellas cosas buenas y seguro tendrás más amigos que enemigos… Hay quienes marcan el día con lo malo que vivieron; sino quieres que te roben la paz, quédate con lo mejor que te  haya pasado, así haya sido tan solo un instante; si lo lo disfrutas, lo piensas y lo agradeces; seguro será lo que te  haga el día diferente. Quédate con lo mejor de todo, con la magia qué encierra, búscala, mírala, escúchala y cuando la encuentres no la dejes ir, disfrútala y dale gracias a Dios por ella.


Inténtalo una y otra vez y, si es posible, vuelve a comenzar, pero no te rindas 
Mientras  el mundo te pone obstáculos, tú vuelve a  intentarlo. Aunque falles en los primeros  intentos, sigue intentando. Aunque todo parezca  imposible, no dejes de intentar. Si tienes magia en tu mente y en tu corazón, esa será la fuerza para  hacer los intentos que sean necesarios y si es el caso, volver a empezar hasta lograrlo.


No dejes de  crecer 
Las  personas siempre buscan razones para dejar de creer en los sentimientos, en los sueños, en las personas. Tú en cambio, sino quieres perder la magia; no dejes de creer,  cree en un Dios que es Amor, cree en ti, cree en los demás,  cree en lo que puedes lograr, cree en lo que sientes y te  hace bien. No dejes que el mundo te mate las  creencias. Afuera hay asesinos de sueños y de fe, a la sociedad le conviene que no creas para venderte todo lo que no sirve para nada sólo para enriquecer a quien más tiene. Cuando crees en lo que vale la pena creer, en lo que no tiene precio, en lo que Dios te da gratis, en lo que se siente, en lo que guardan las personas en el alma, eso da una fuerza y una magia que mueve y hace posible todo lo que se sueña. 

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