Por: Juan A. Müller - En Venezuela la justicia no funciona. El caso del maletín salido de Pdvsa e incautado en Argentina no se investiga. De este caso hemos sabido por el juicio que se le sigue a venezolanos acusados de ser agentes encubiertos del gobierno venezolano en EEUU. Los estudios de opinión comienzan a mostrar, que la corrupción es problema sentido por la población como lo son las promesas incumplidas. Hay descontento con la inseguridad, el costo de la vida y el desempleo, pero la punta del iceberg, esa enorme masa de podredumbre que flota en los mares cercanos al poder político, se asoma señalando a culpables y responsables. La imagen presidencial no sale ilesa de las investigaciones en otros países reseñadas por los medios nacionales e internacionales. Quizás la prueba más evidente de este hecho lo sea el deslave sufrido por el liderazgo del presidente no sólo de cara al pueblo sino dentro de sus propios seguidores. Diez años de mal gobierno, durante los cuales no ha sido capaz de administrar los quinientos mil millones de renta petrolera en beneficio de las mayorías hace dudar de su rectitud y sapiencia. Por más que la regaladora a otros gobiernos se ha llevado muchos recursos nacionales, cada vez se hace más evidente que buena parte de esos recursos han ido a parar a personajes inescrupulosos hechos millonarios en negociaciones clientelares. Como en toda revolución igualitaria, en la bolivariana, hay unos pocos más “iguales” que muchos otros. La mengua del liderazgo presidencial se nota también, como en el caso de George W. Bush, en la enorme dificultad que confronta para vender a sus candidatos socialistas en la próxima contienda electoral. Cientos de horas de cadenas televisadas, movilizaciones con autobuses pagados, regalos de artefactos y alimentos y ofensas grotescas contra sus adversarios que el militar ve como enemigos. Esta estrategia ya no rinde como antes, más bien se revierte en su contra.
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