miércoles, 25 de febrero de 2009

Desfile de carnaval




Por: Charito Rojas - "Miércoles de cenizas: empieza la penitencia y termina la risa.". Anónimo popular - O el viejo dictador cubano por fin se está muriendo o nuevamente su pupilo venezolano está tendiendo el puente salvador para lavarle la cara a la tiranía cubana, ahora aparentemente dirigida por el hermano Raúl. Estas endebles e hipócritas democracias latinoamericanas no aguantan ni un pequeño examen. Se dicen gobernantes electos por voluntad popular, gobernantes constitucionales, algunos hasta alardean de ser defensores de los derechos humanos, pero de repente todos se organizan en un carnavalesco desfile para visitar al agonizante viejo cagalitroso que en el pasado azotó a todas las democracias de la región con su guerrilla asesina y en el presente sigue atormentando a los cubanos, que al parecer no tienen los mismos derechos democráticos de los ciudadanos de los países cuyos Presidentes doblan el lomo ante la cama del moribundo. Seis Presidentes han visitado Cuba en menos de dos meses. ¿Se estarán despidiendo de Fidel o más bien estarán entrando en la triangulación de negocios que opera Venezuela en asociación con Irán y China con base en Cuba? Las relaciones de fanática adoración de Caracas con La Habana, provoca conductas cercanas a traición a la patria, con la entrega total de recursos y el manejo de operaciones gubernamentales por parte de funcionarios del G2 cubano y del régimen castrista. Aparte de haber convertido a Cuba en el único país exportador de petróleo sin producir ni una gota de crudo, Venezuela dio a los cubanos el manejo del único programa de salud del gobierno, Barrio Adentro; el programa educativo socialista que motoriza el Ministerio de Educación y cuyo ministro Héctor Navarro no tiene empacho en reconocerlo, cuenta con la asesoría y el control cubano; técnicos cubanos trabajan en la plataforma comunicacional de CANTV, que a su vez controla todas las redes de telecomunicaciones del país; son cubanos quienes están al frente de la Misión Identidad, que cedula a millones de venezolanos salidos de la nada, pero que votan legalmente en las elecciones. Raúl Castro fue recibido por un Presidente que se las da de Constitucional y de demócrata, condecorado con la Orden del Libertador y no contento con abrazos y amapuches, para terminar de regarla, le obsequia la copia de la espada del Libertador. Que haga esto el Comandante de aquí, cuya trayectoria se asemeja en muchos aspectos a la de Fidel y de ninguna manera a la de Simón Bolívar, es comprensible: él adoraba al chivúo desde que estaba en la Academia Militar y pese a eso, la democracia de los 40 años le dio todas las oportunidades para llegar a la Presidencia de la República, perdonándole su intento de golpe y el crimen de sacrificar venezolanos en un alzamiento contra un gobierno constitucionalmente electo. Pero que en el seno de la Cumbre Latinoamericana sobre Integración y Desarrollo que se celebró en Brasil, 33 gobernantes acogieran como uno de ellos a un "Presidente" que está allí sólo por la voluntad de su hermano, el dictador más antiguo del planeta, es aterrorizante. La honorabilidad, convicción democrática, respeto a los derechos humanos, todos valores que deben portar estos Presidentes legítimos, se estrellan en este cortejo indecente a una tiranía que asola a Cuba desde hace más de 50 años y que impide que sus ciudadanos gocen de libertad individual, de la propiedad privada, del libre tránsito, de libertad de expresión y de todos esos valores que representan los líderes demócratas del mundo. Esa Cumbre abrió el rumbo para que un desfile carnavalesco de Jefes de Estado visitaran Cuba. Algunos pudieron retratarse con el cadáver ambulante, pero otros no gozaron de tal suerte. Dicen que el viejo le gusta retratarse con las mujeres y que por eso accedió a hacerlo junto a la Kirchner (aunque hay sospechas de que la foto es trucada) y a la Bachelet, quien afrontó una oleada de duras críticas en su país por haber visitado a quien no más decirle adiós, le metió a la incauta chilena su puñalada por la espalda al escribir en su columna que Chile debe devolverle el mar a Bolivia. Los cachorrillos sureños, Correa y Morales, se pusieron sus galas indígenas para la última foto, pero ésta no se produjo. Tampoco la pareja presidencial nicaragöense pudo entregarle los collares y abalorios espiritistas a los que son tan afectos, porque el viejo no estaba en condiciones de recibirlos. La visita de estos personajes que no requieren del Carnaval para andar disfrazados pudiéramos comprenderla, debido a su inclinación claramente castrocomunista. Pero qué van a hacer allá el presidente de México Felipe Calderón, y el de Brasil Lula Da Silva, gobernantes de países que promueven las libertades y no requieren de ningún favor de Cuba. O de Venezuela, que es casi lo mismo. Por eso nos inclinamos a la teoría de que la visitadera a Fidel es porque de verdad ahora sí se está muriendo.

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