Reflexiones sobre el Marathon: Venezuela Siglo XXI

Por: María Elena Arcia Paschen - marcia@alpais.net - A raíz de los sucesos ocurridos en Venezuela en los últimos 10 años y que de alguna manera nos han sacado de la apatía y letargo en que muchos de nosotros, simples ciudadanos, estábamos, he estado reflexionando sobre los mismos, sin ningún rigor científico, sin la aplicación de criterios académicos algunos, basándonos simplemente en el sentido común, la intuición, las experiencias personales y quizás algo de conocimiento sobre el modo de pensar de nuestro hermoso pueblo, que me ha permitido llegar a una serie de conclusiones que en ningún caso pretenden explicar lo que hemos vivido, sino por el contrario, identificar aquellas cosas que a unos u otros pudieran servir en la búsqueda de un mejor país para todos. 1. Somos un pueblo paciente y pacífico: sin duda, hemos demostrado que aun en las peores situaciones de pobreza extrema, violencia, necesidad, etc., siempre esperamos y creemos que las cosas cambiarán; esto es aplicable tanto a los que apoyan un sistema u otro por igual. 2. El fanatismo nos ha hecho perder la racionalidad llegando en ambos lados a extremos que lo único que han generado es violencia; la inteligencia y la veteranía en el manejo de las distintas situaciones que ocurran permitirán lograr objetivos que antes parecían imposibles. 3. Hay un país que quiere un líder que los oiga y los vea a los ojos, que les ofrezca preocuparse de ellos aun cuando no necesariamente ocuparse; que quiere bienestar y progreso; y hay otro país que quiere progresar y que se ocupen de ellos; ambos con visiones diferentes de la forma de lograr dicho progreso y bienestar pero que coinciden en que ambas posturas deben medirse democráticamente y en paz. 4. Las 2 visiones de país pueden y deben coexistir pacíficamente compartiendo los aspectos comunes, entendiendo cada una de ellas, pero aún mas sus líderes, que ninguna puede ignorar a la otra porque corre el riesgo de perder su vigencia y sus logros. 5. Para ambos países (que comparten un mismo territorio, entre muchos otros aspectos comunes) el logro de los objetivos supone enfrentarse a un maratón; no una carrera corta, lo cual requiere del cumplimiento de una serie de principios, a saber: a) Disciplina: mucho entrenamiento, algunas veces extenuante y sin aparentes recompensas; con momentos de euforia y otros de insatisfacciones, aprendiendo que cada uno de ellos son indispensables y saber darles su justa valoración b) Sacrificios: de tiempo, de privilegios, de comodidades pero siempre con el cruce de la meta como objetivo c) Metas realistas: colocarse metas realizables conociendo las limitaciones individuales o colectivas pero esforzándose y trabajando para superarlas si las condiciones de la carrera lo permiten, y que al llegar a la meta permitan concluir que el entrenamiento fue indispensable y el camino adecuado para el logro satisfactorio de la misma. Nadie en las últimas contiendas electorales pensaba que había chance alguno en lograr dentro de un ambiente pacífico, unas elecciones bastante transparentes y con un candidato de consenso: la democracia que aglutinara las diferentes posiciones de una oposición desintegrada y con distintos enfoques; sin embargo la determinación, inteligencia, seriedad y constancia aunada a la aplicación de los principios anteriores, permitieron el logro de dicho objetivo lo que sin duda nos confirma la posibilidad cierta de lograr metas. En estos momentos pudiéramos pensar que estamos en la fase del entrenamiento en la cual una parte de ese país se siente cansada, extenuada, y en algunos casos hasta pensará que no vale la pena insistir, es mejor retirarse, no continuar. Sin embargo hemos entrenado y no queremos perder lo hecho hasta el momento, bien vale la pena continuar, eso si, siguiendo un plan que sobre la base de los lineamientos anteriores, nos llevará a lograr la meta y quizás hasta superando el tiempo que nos propusimos cuando algunos tomamos la iniciativa de participar en este difícil maratón y dejando como ejemplo a los que vienen detrás de nosotros que la disciplina, sacrificio, y establecimiento de metas realizables con inteligencia nos permitirá el logro de los objetivos propuestos.