miércoles, 18 de febrero de 2009

La reelección y la política de desgaste


Por: Yelitza Medina - Hace algunos años reconocidos analistas políticos sostuvieron que no había que sacarlo a la fuerza sino por desgaste. Conmoción más que sorpresa en ese momento me causó. La salida por la fuerza, además de ilegal y violenta, no es verdadera solución, amén del indeseable alto riesgo de derrame de sangre inocente. Pero ¿¡desgaste!? Hoy se puede entender mejor el porqué de esa reacción: el desgaste de Chávez conlleva también el del país y sus empobrecidas víctimas opositoras, y hasta de sus pobres seguidores pobres, estancados en su miseria o que incluso desmejoran en su calidad de vida. Desgaste que igualmente lleva implícito el deterioro de las instituciones por mal gobierno, corrupción, abuso de poder, quebrantamiento del orden jurídico, ineficiencia por la apatía funcionarial manipulados por la tolda en el gobierno, etc. Pareciera el desgaste una teoría acomodaticia, al son del juego del círculo vicioso de poder que ha reinado en toda nuestra vida republicana, hasta la fecha. Donde la corrupción y los delitos contra la cosa pública, reinan en una sociedad de cómplices así enriquecidos. Y ¿cuánto hay que esperar para que se desgaste? ¿Acaso es posible predecirlo? ¿Y si es reelecto? Como sucedió en el paro petrolero, que se podía ver a los ilustres y consagrados analistas de la democracia y líderes del mismo, decir: ¡mañana! ¡De tal día no pasa! Con socarrona voz y/o incluso risas. ¿Y a dónde nos condujo? La respuesta nos la ha dado todos estos años de profundización de la revolución internacionalizada a costa del erario público. Conmoción ante la carencia y sana esperanza en que, ya detectados los males económicos, políticos y sociales que nos aquejan, la sociedad venezolana no tome conciencia de la necesidad de aunar esfuerzos para demostrar que unidos podemos ayudar a salir del abismo funcional de la mayoría de compatriotas pobres, mal educados, explotados, sin verdaderas oportunidades y desesperanzados; que como veletas caen en las garras de los demagogos y manipuladores para llegar, mantenerse y hasta perpetuarse en el poder. Verlos con la decencia y el respeto aspirado, tendiéndoles mano amiga, en una cruzada de salvación de la Patria. Triste e irresponsable es que se esté aún siguiendo el trapo rojo de la figura de Chávez, sin esbozar una verdadera alternativa de gobierno. Permitiéndole en estos 10 años de avivar el resentimiento y el odio que éstos se estén consolidando, con el grave peligro en ciernes de dar al traste con nuestra democracia, unidad y paz social. Al tiempo que los politiqueros de oficio y oportunistas estén como caimán en boca de caño esperando su turno en el desgaste.

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