Por: Pablo Aure - pabloaure@gmail.com - Ya pasó una semana del referéndum y, como era de esperarse, todo sigue igual y seguirá estando igual por muchísimo tiempo más. Si acaso pudiéramos apreciar algún cambio, no es precisamente a favor del grueso sector de incautos que creyó en las bondades de algunas misiones, ni tampoco de quienes cayeron en las tentaciones del soborno oficialista. Me explico: ya no vemos los numerosos "pedevalitos" que solíamos ver -hasta en urbanizaciones del norte de Valencia- en los que aproximadamente por veinte días antes de los comicios del referéndum vendían barato unos pocos rubros de la dieta diaria.Ya tenemos una semana entonces de la imposición del "Sí" a la enmienda, y desgraciadamente todavía los inocentes chavistas, no se por qué, pero se embriagan de felicidad. Entiéndase bien, me estoy refiriendo a los inocentes chavistas, no a los mercenarios que les importa un comino que sea Chávez, Diosdado, Henrique Capriles, o Antonio Ledezma, el gobernante, pues esa estirpe de sabandijas son comunes y han pululado en todos los gobiernos apostando al desangramiento del país, siempre y cuando sus alforjas estén repletas de los mil millonarios recursos provenientes de la distracción del erario público. El jefe del régimen se salió con la suya -por ahora- al conseguir que borraran de la Constitución la prohibición republicana de la reelección inmediata continua e indefinida, y en consecuencia, en el 2012 será candidato a la presidencia de la República por cuarta vez. Recuerden en el 98, en el 2000 y en el 2006 ya lo fue; eso quiere decir que tendrá catorce "añitos" en Miraflores al vencérsele el período que está corriendo.A todas éstas, los inocentes chavistas, el pueblo de a pie, o los pobres de solemnidad, como los quieran llamar, hoy al igual que en los gobiernos pasados siguen considerándose excluidos y están a la espera de que Chávez los incluya, pues, son diez años los que han pasado hasta ahora prometiéndosele la anhelada inclusión. No sé cuánto aguantará ese discurso demagógico, pero con los precios del petróleo en caída, nos hace pensar que no tendrá como "incluir" en lo que resta de gobierno a sus aliados de hoy. En efecto, siendo esto así, muchos de los que votaron por el "Sí" el 15 de febrero (ahora es cuando me vengo a dar cuenta de que entre el "Sí" y el 15 hay algo de similitud, parece el mismo número al revés) comenzarán a pasarle factura al ganador. Pudiéramos comparar esta enmienda constitucional con un crédito hipotecario, Chávez ganó la posibilidad de reelegirse nuevamente en el 2012, pero, desde luego, lo logró a un precio y con unos intereses muy altos, que le costará satisfacer a sus acreedores. Él tiene que comenzar a pagar sus deudas, de lo contrario sus acreedores (que votaron "Sí") le ejecutarán el crédito. Para mantenerse solvente con las cuotas hasta el 2012, tiene que cumplir con lo que en diez años no ha podido hacer. Esto es, mejorar la calidad de vida del venezolano, disminuir los índices de criminalidad en el país, asegurar la asistencia hospitalaria de las clases necesitadas y muchas cosas más. Cada día que pasa las arcas públicas se verán mermadas porque los ingresos petroleros disminuyen drásticamente. Nadie pone en dudas de que Chávez se mantiene en el poder a fuerza de realazo. En épocas electorales comienza la danza de los recursos y no creo que en el 2012 pueda hacer lo mismo que hizo con la enmienda, lo que le acarreará muy probablemente la ejecución de la hipoteca antes de su eventual nueva reelección.Plumas en remojoComo la finalidad de esta columna no es darle consejos a nadie sino, comentar o analizar ciertos acontecimientos políticos, no quiero, entonces, que se entienda este subtítulo como una sugerencia: sólo se tratará de un comentario. A la persona que dirijo esta nota no le propondré nada, porque sus actuaciones en el terreno de la política tienen un único manager cuyas indicaciones son casi que sacrosantas. El transcurrir del tiempo nos ha enseñado que los inquilinos de la Quinta Carabobo juegan muy duro en el terreno de la política, sin importarles a quiénes se llevan por delante. Si no pregúntenselo a Miguel Cocchiola que lo bajaron de la alcaldía de Valencia por un capricho, creyendo ejecutar una jugada maestra de exterminio a un posible contendor futuro. Ahora, los valencianos tenemos que pagar las consecuencias de esa mezquindad. Y como al que obra mal, las cosas le salen mal, hoy los vemos sumidos en el peligro de ser revocados por no haber apostado a la unidad. En política, y quizás, en casi todos los avatares de la vida, debemos pasar la página, y, desde luego, quien tendría el mayor interés en pasarla debería ser el vencedor. Con estas líneas paso la página de la derrota valenciana y sus culpables y miraré al futuro leyendo los resultados del 15-F. En primer lugar, en Carabobo ganó el "Sí" porque el alcalde de Valencia, a pesar de haber perdido en su municipio, puso un contingente al servicio del bloque del oficialismo, cuestión que no hubiera ocurrido con Cocchiola. Pero bueno, apartemos la vista del retrovisor y miremos hacia delante. Para que el gobernador pueda purgar sus pecados con los valencianos, debe pagar algunas penitencias. Por ejemplo, en la contienda para elegir concejales que se avecina, así como en las que tendremos el año que viene para elegir diputados a la Asamblea Nacional, debe mostrar, sin soberbia, la mayor amplitud posible, y no andar con sectarismos excluyentes. Esperemos a ver cuál será su comportamiento, porque tiene un revocatorio en puertas y nadie saldrá a defenderlo si no da demostraciones de humildad y amplitud. Si continúa con su afán divisionista nos pondría a sospechar cosas que jamás desearíamos imaginar, es decir, que estaría jugando duro en contra de los opositores al régimen chavista para lograr un salvoconducto y dejar que el referéndum pase sin pena ni gloria. Hay voces que alertan que los Salas pudieran andar en una macabra jugada con los oficialistas. Los números de hoy ratifican que la alcaldía de Valencia debió estar en manos nuestras; y paradójicamente también nos señalan que si Acosta Carlez no hubiese salido al ruedo, Mario Silva nos hubiera revolcado.No corran que va a ser peor...Cada vez que escucho al gobernador de Carabobo decir que hay que dejar la "peleadera" y ponerse a trabajar, me viene a la memoria el chiste viejísimo del mochito que se encontraba en un circo, y en pleno desarrollo del acto del domador con los leones, las fieras desobedecen las órdenes de aquel, y se echan hacia el público. Los espectadores comenzaron a correr, y el mochito solito en su asiento y sin poder moverse gritaba: "no corran... que va a ser peor...".
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