lunes, 16 de febrero de 2009

La invasión de los muertos


Por: Eugenio Montoro - Pues resulta que los muertos se pusieron de acuerdo y decidieron volver al planeta Tierra. Eran muchísimos pero, como no tenían cuerpo, el traslado fue relativamente rápido. Así, los millones de muertos que requirieron miles de años en pasar del aquí para el allá, en pocas horas estaban de vuelta. Al principio nadie se enteró porque no se veían, pero a medida que el sol los oxidaba, comenzaron las apariciones. La prensa y los noticieros no dejaban de publicar los casos: “Visto el espíritu de fulano en tal sitio” y seguían las declaraciones del testigo que juraba que no se había tomado un trago desde hacía cuatro meses. Pronto las mismas noticias se repitieron tanto que vinieron a ser “caliche” y los muertos se convirtieron en lo cotidiano. Algunos buscaron a sus difuntos y fue muy emotivo el encuentro. Claro que no se veía bien una parrilla para celebrar el asunto porque los muertos no comían, pero se podía charlar con ellos por señas. Los muertos pronto estuvieron en todas partes. En realidad no molestaban mucho, pero no dejaba de ser una novedad. Pareció importante averiguar la razón de su retorno y se planteó hacer una reunión con los fantasmas para discutir el tema. Así las cosas, se preparó un encuentro con representantes de los vivos y de los muertos. Se hizo en un sitio amplio, asistieron miles de espectadores y se transmitió por televisión. ¿Por qué han regresado? Era la pregunta principal. Por señas un muerto dijo: “Hemos venido a quedarnos. Vamos a gobernar el planeta y vamos a construir un mundo feliz para todos”. La sorpresa y los murmullos no se hicieron esperar. “Desde hoy yo seré el líder del planeta y todos deberán obedecerme”. Realmente la situación no era fácil de entender. El mundo de los vivos iba a ser controlado por los muertos y ellos habían tomado la decisión por su cuenta. “Desde hoy, dijo el muerto, se comerá una vez y solo cien gramos por día. Todos estaremos en la línea y el que no lo resista pasará para este lado y ya no sufrirá más”. “Se elimina el tener relaciones sexuales. No es necesario hacer más vivos pues el número de muertos es ya suficiente”. “De ahora en adelante solo se trabajará para producir los cien gramos de alimento. Nada más. Las casas, los edificios y todo lo que existe será propiedad colectiva así que podrán dormir donde quieran”. Aunque algunos sonreían por lo absurdo del asunto, la protesta del lado de los vivos no se hizo esperar. Un grupo empezó a gritar “Aquí lo que viene es guerra”, pero resultó claro que eso no funcionaría ya que no se podía matar a un muerto. “No haremos nada de eso, dijo uno de los vivos, además les exigimos que se marchen. Nosotros seguiremos buscando la felicidad a nuestro modo y ningún muerto va a venir a cambiar eso”. Se escucharon grandes aplausos para el orador. El muerto líder volvió a tomar la palabra por gestos. “Ustedes deberán acatar el nuevo orden. Un mundo feliz donde todos pronto estaremos muertos y sin necesidades”. Juan, despiértate carajo, llevas media hora dando brincos en esa cama. La voz de María lo trajo a la realidad.. Te digo que no debes tomar ron. Ayer te volviste verga. Párate que ya es hora para que bajes al trabajo. Juan Bimba recordaba en detalle su sueño. Que loquera con esos muertos, pensó. Si me va bien hoy voy a sacar a María a pasear.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Su Comentario