domingo, 8 de febrero de 2009

¿Telesur o “Telefarc”?

Por: Ernesto Yamhure - FELIZ SEMANA POR CUENTA DE LOS seis colombianos que estaban pudriéndose en la ignominiosa manigua. Con inmensa alegría registramos el regreso a la libertad del soldado profesional William Domínguez, del subintendente Juan Fernando Galicia, del patrullero Alexis Torres y del agente Wálter Lozano, a quienes se suman el ex gobernador Jara y el político Sigifredo López. Por fin están en sus hogares, disfrutando de los suyos, recuperando el tiempo que con sadismo las Farc les arrebataron. Este hecho arrojó unas innegables conclusiones que merecen ser exploradas con algo de curiosidad. Lo primero que habría que decir es que acá no hay nada que agradecerles a los villanos secuestradores. No podemos equivocarnos al creer que las Farc superaron a San Miguel Arcángel y que el gesto que tuvieron esta semana los convirtió en un colegio de humanitarios seminaristas. La guerrilla no liberó a estos seis ciudadanos inocentes como producto de una reflexión que los condujera a enderezar su ruta criminal. Lo hicieron pensando en lavarse la cara, en manipular a la opinión pública en pleno proceso preelectoral y llenar de estímulo a los incautos que aún quieren creer en su buena fe. El otro asunto está relacionado con el espinoso terreno de la participación de periodistas en el procedimiento de la liberación, tema que debe examinarse sin muchos rodeos. El espectáculo que hizo Jorge Enrique Botero es lamentable. Él dice que tuvo que recurrir a un teléfono satelital, cuya propiedad aún no nos ha sido revelada, para comunicarse con el exterior y tratar de salvar la liberación por cuanto, según él, había unos aviones sobrevolando la zona en la que se hallaban. De acuerdo con sus declaraciones, la guerrilla iba a reversar la devolución de los miembros de la Fuerza Pública. Pues bien, si Botero verdaderamente estaba preocupado por lo que supuestamente estaba sucediendo, debió haberle hecho esa llamada a una autoridad, o a alguno de sus amigos de “colombianos por la paz”, para efectos de normalizar la situación. Dice él que le fue imposible establecer contacto con algo diferente a Telesur, canal que aprovechó la llamada de su corresponsal para hacerle un extenso y respetuoso reportaje al guerrillero que tenía en su poder a quienes iban a ser liberados. Sin llamarnos a engaños, Botero se equivocó de manera gravísima. Feo es comparar, pero cómo contrastó su actitud propagandística con la prudencia de Daniel Samper Pizano, quien sí ejerció su función de garante a carta cabal, logrando desprenderse por unos instantes de su condición de periodista. Lo anterior no es óbice para que Samper, culminadas las tres rondas de liberaciones, hable y exponga sus puntos de vista. Lo más angustiante es la determinación del ya mencionado canal Telesur, que permanentemente nos sorprende con una actitud casi servil frente a la guerrilla y las atrocidades que ésta comete. Por eso, aunque sonaron fuertes sus palabras, el presidente Uribe dio en el clavo cuando le dijo a uno de los periodistas de ese canal: “no conviertas a Telesur en ‘Telefarc’”, en clara alusión al insoportable sesgo de esa cadena noticiosa, que en vez de hacerles genuflexiones a las Farc, debería unirse a la condena mundial contra los crímenes de esa guerrilla y exigirle, sin ambages, la cesación inmediata de sus acciones terroristas y la liberación unilateral de todos los secuestrados que tiene en su poder.

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