domingo, 8 de febrero de 2009

Por eso y tantas cosas más: ¡No!


Por: Manuel Barreto H. - "Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder", Montesquieu. En nuestro país lo que se evidencia son tentaciones absolutistas, intentos obsesivos de perpetuación en el poder, lo que tenemos a la vista es una división de poderes inexistente, donde la más elemental estructura de "pesos y contrapesos" , la idea matriz de que "el poder controla al poder", quedó totalmente desdibujada como referencia democrática, pues tan sólo contamos como "representantes del pueblo" con un atajo de burócratas que defienden sus mayúsculos sueldazos y privilegios sin vergüenza ninguna, siempre y cuando tenga poder y se les garantice poder, usando la retórica propia de sicofantes (individuos que acusaban y juraban en falso con tal de quedarse con los bienes que pertenecían a quien luego sería condenado) para intentar encubrir las barbaridades perpetradas en el gobierno. Unos "representantes del pueblo" que violan la Constitución al promover la iniciativa de enmienda, a la que el pueblo le dijo ¡No!.Está a la vista: la propaganda del régimen se ha especializado en tergiversar medias verdades para cubrir su fracaso recurriendo al método de culpar a otros de sus deficiencias. Lo que se destaca es un régimen que gobierna sin apelar a la persuasión y a la construcción del consenso, sino al atropello y la obediencia, utilizando el miedo como arma para intentar acallar a los críticos, profundizando una polarización aguda, y siguiendo al pie de la letra los enunciados del jurista del totalitarismo Carl Schmitt, quien sostenía que "un opositor no es alguien con quien se discute o negocia, sino un enemigo al que se debe destruir". Las acciones más terribles se realizan en nombre del pueblo, de su libertad, de su autenticidad, de su salvación; parece que toda crueldad se facilita si hay una orden de autoridad competente, una justificación global del "proceso". La creación de realidad mediante el terror promete la verdad mediante la mentira, la liberación total mediante la total sumisión; tal como apunta Rafael del Aguila en su obra Crítica de las ideologías, el peligro de los ideales:... "El comunismo está ya en el horizonte, -decía un chiste en la Rusia soviética- esto es, en una línea imaginaria que se aleja de nosotros según caminamos hacia ella".Y todo esto acompañado por un fuerte intervencionismo que ahora se agudiza -y más temprano que tarde, se profundizará por los efectos de la ineludible crisis financiera mundial- asfixiando la libre iniciativa, coartando el derecho de propiedad y espantando la inversión, lo que generará todavía más desempleo y aumento de la pobreza, con las secuelas del incremento de indigentes y los niños en la calle, la miseria, la inseguridad y el crimen; y realmente ¿Es justo mantener esta situación de manera indefinida? Pues ¡No!Una de las principales mentiras que este régimen ha pretendido inculcarnos es aquella de que nuestro país es una nación sometida y oprimida por "El Imperio", siendo esa la principal causa de nuestro empobrecimiento y el motivo de la falta de desarrollo. Este pensamiento, que lo repiten tantas veces les sea posible -practicando lo del Dr. Goebbels- no es más que una mentira utilizada que busca inventar algún enemigo, generalmente extranjero, y poder encontrar un culpable para luego pronunciar discursos plagados de frases retóricas pero siempre, absolutamente siempre, desprovistos de hechos concretos.Nada tienen que ver estas supuestas "fuerzas del mal" con problemas reales que tenemos, como una abultada burocracia administrativa que, creció a la par de los ingresos petroleros, pero ahora deberá nutrirse mediante un implacable sistema impositivo para cubrir el gran gasto de un Estado ineficiente, en lugar de destinar esos ingresos extraordinarios a un mejor sistema de educación, sanitario, y de vialidad; en lugar de destinar miles de millones a establecer una "Plataforma Continental del Socialismo Tropical", dinero que hubiese mitigado los problemas prioritarios de nuestra Nación. Por eso y tantas cosas más, tan sólo podemos decir ¡No! a esas pretensiones despóticas de un régimen que anhela perpetuarse en el poder, sin haberle dado respuesta a los problemas prioritarios del país.

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