viernes, 6 de febrero de 2009

Confío más... en quien confió...


Por: Magda Mascioli G. - No creo que vayamos a salir de este régimen todavía porque no hemos aprendido la lección. No hemos aprendido a salir de nuestros intereses personales, para ver más allá; no hemos aprendido a asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos; no hemos aprendido a cumplir con las normas y, lo que es peor, no estamos dispuestos a cumplir con ellas; no hemos aprendido a respetar al contrario sino que esgrimimos, hipócritamente, el concepto de "tolerancia", sosteniendo que es lo que necesitamos, pero sin darnos cuenta que la tolerancia es sinónimo de sufrimiento, de llevar las cosas como una carga, lo que implica entonces que no estamos "aceptando" y mucho menos "respetando" las ideas contrarias a las nuestras, sino que nos pregonamos "tan buenos" que estamos dispuestos a "conceder el favor" de "tolerar" a quienes piensan diferente a nosotros. Esa "tolerancia" puede terminar en cualquier momento, por cualquier motivo, dando rienda suelta a la agresividad que en algun momento hizo presa de muchos de nosotros y la que, aun hoy, tiene en sus garras a muchos que se pregonan tolerantes y respetuosos, pero quienes en realidad son "más iguales" de lo que creen.
Por eso el título de este escrito: "Confío más... en quien confió". ¿Que qué significa? Que al día de hoy confío más en los ciudadanos que confiaron en quienes eligieron como gobernantes, llámense adecos, copeyanos o chavistas. Y confío más en ellos que en quienes se dicen "opositores radicales"; aquellos quienes, curiosamente, son los mismos que en el 2002 dijeron "no me sumo al paro nacional porque tengo que pagar facturas y cuidar el trabajo... pero estoy de acuerdo que se sumen los demás, a ver si salimos de esto de una vez"; los mismos que escriben, escriben y escriben, pero eso sí... escondidos tras un pseudónimo porque "no me puedo arriesgar"; los mismos que salen a la calle a vociferar que "los chavistas no son gente" pero no dudan en hacer negocios interpuestos con el régimen que dicen oponer; los mismos que critican las violaciones de DDHH, pero que no son capaces de firmar nada porque "mi firma no puede aparecer, tu sabes, es que me puede echar a perder el negocio con tal o cual dependencia o puedo correr riesgos innecesarios y con eso no resuelvo nada"; los mismos que esperan que los estudiantes salgan a la calle "a resolver", pero siempre y cuando esos estudiantes que salen sean "los hijos de los demás y no los míos"; los mismos que llaman "basura" a los ciudadanos que creyeron en Chavez ayer, olvidando que muchos de ellos votaron por Chavez en ese mismo "ayer"; los mismos que protestan las ofensas de Chavez hacia los opositores, pero no dudan en calificar de "basura" a los chavistas. En fin, son los mismos que al día de hoy no dudan en pegarse como lapas a cualquier individuo desvergonzado que les dice lo que quieren escuchar OLVIDANDO que esos mismos fueron los artífices de la llegada de Chavez a Miraflores.
Si, son esos mismos que al día de hoy celebran, festejan y le rinden pleitesía a individuos como Ramos Allup, como Rosales, como Fernández, como Salas Romer, Baduel, al igual que lo hicieran con Arias Cardenas, olvidando la calaña de estos individuos. Y no es cuestión de concursos de simpatía, no. Es cuestión de que al ser incapaces de asumir nuestra responsabilidad de ciudadanos, seguimos inventándonos mesías redivivos en quienes recostar la ejecutoria de solución que solamente nos corresponde a nosotros.
Haciendo abstracción de los extremistas de ambos lados que no conducen a absolutamente nada, confío más en el ciudadano humilde que confió, pero que al día de hoy no se esconde y reclama delante de una cámara de televisión dando nombre, cédula, ubicación. En esa gente confío yo para terminar con este régimen y terminar con quienes, habiéndole abonado el terreno y servido de apuntalamiento a Chavez, pretenden presentarse hoy como "salvadores de la patria" con discursitos mediocres, indudablemente muy bien estructurados, pero que solo sirven para alimentar la estupidez y la irresponsabilidad de muchos que siguen esperando que OTROS resuelvan para ellos NO ARRIESGAR.
Habladores de paja... muchos; pero a la hora de la verdad no son capaces ni siquiera de presentarse con sus nombres para defender dignamente su conciencia. ¿Será que no la tienen? Quien sabe. Aplico aquí aquello de que "cada quien con su conciencia".

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