martes, 10 de febrero de 2009

"!Sádico!, ¡Sádico!"


Por: Paciano Padrón - Acordaron una voz de alarma; gritarían "!sádico!, ¡sádico! cuando detectaran la presencia de violadores en su comunidad. Era temprano en la mañana, se iniciaba el día en que el régimen celebra la revolución bolivariana, fue el pasado 4 de febrero. Razones había para la alarma: en enero y en lo que iba de febrero, cinco adolescentes y jóvenes ya habían sido violadas, sin que la Policía hiciera nada: "vienen al sector sólo a matraquear y a matar inocentes; el 21 de enero los PM mataron a José Luis Bogado, quien trató de ayudar a una joven que había sido violada". Los vecinos están hartos de delitos sin culpables. Lo que vendría podía adivinarse, el linchamiento de un violador; no hay comunidad que soporte agresiones indefinidas. El desenlace tiene una explicación, pero es igualmente repudiable y contrario a Derecho, los ciudadanos no deben hacerse justicia por sus propias manos. A las 6 y 40 a.m., en la parte alta del sector La Matanza, en el Barrio Zamora de El Valle, en Caracas, se escuchó la alarma: "!sádico!, ¡sádico!. Dos delincuentes violaban a una niña de 9 años, cuando un vecino escuchó sus gritos y lanzó la alarma de la que se hicieron coro los otros lugareños. Los violadores corrieron, uno escapó; el otro, atrapado en la parte baja fue llevado de vuelta hacia el sector La Matanza, donde el lugar reforzaría su nombre, ocurriría una matanza: el violador recibió una paliza, y allí quedó sin signos vitales; amarraron con un mecate su pie derecho, y el cuerpo fue arrastrado por una motocicleta; luego kerosene y gasolina, el cuerpo ardió. "Hombres como ese no se les debe perdonar, merecen ser quemados vivos para que sirvan de ejemplo a otros degenerados" , se escucha en torno de la fogata humana, adonde se presentaron funcionarios de la GN y de la PM quienes, al escuchar los gritos de indignación del pueblo, "váyanse de aquí, váyanse, estamos haciendo nuestro trabajo", tuvieron que marcharse y esperar que bajaran los ánimos. Al mediodía se escucharía la voz del Director del CICPC, repetiría la cantaleta de siempre, sin efecto alguno como de costumbre: "se iniciaron las investigaciones pertinentes, actuaremos hasta las últimas consecuencias" . No obstante, esta vez dijo una verdad: "Lo último que pueden hacer las comunidades es tomar la justicia por sus propias manos, porque se convierten en homicidas". Petra de González -74 años de edad y venida de Guiria- fundadora del Barrio: "da miedo la inseguridad, nunca había visto un linchamiento ni tanta delincuencia; como soy humana, me duele lo que pasó, pero estoy de acuerdo, lo que hizo el pueblo está bien hecho". No Doña Petra, no está bien hecho, se explica, pero no debe ser. Se explica, hay razones para la indignación y la explosión: "la Policía tenía más de 8 meses que no subía", dijo Luis Morales del Consejo Comunal, y añadió: "lo que pasó fue el resultado de no aplicar las leyes como se debe"; "necesitamos el apoyo de los policías para que no se repita la misma situación". El Derecho Natural y la Justicia Divina condenan el ojo por ojo y el diente por diente. La Constitución de la República establece "El derecho a la vida es inviolable. Ninguna ley podrá establecer la pena de muerte, ni autoridad alguna aplicarla", "Ninguna persona puede ser sometida a penas, torturas o tratos crueles, inhumanos o degradantes" , "Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales". El principal culpable de lo ocurrido es el gobierno, es la impunidad. Al gobierno le grito voz de alarma: "!sádico!, ¡sádico!, que en lengua castellana no es otra cosa que mostrar sadismo, "placer malsano en hacer sufrir o dejar sufrir". "!Sádico!, ¡sádico!, déle ya un para'o a su sadismo y a la delincuencia.

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