viernes, 10 de octubre de 2008

Modalidad falsa de democracia


Por: Autor: Carlos Cabana Cal - Por lo que puede verse, al menos en este lado del mundo, la democracia necesita mejorarse. ¿Habrá nuevos mecanismos que la perfeccionen …?Quien quiera saberlo lo puede hacer, porque está a la vista, que las democracias, al menos la de este sector del mundo, no andan bien, no funcionan con justicia ni sirven para distribuir equitativamente las riquezas, no pueden evitar las postergaciones sociales ni tampoco la continuidad en el poder de personajes tiránicos, y lo que más se ve es una acumulación de poder de parte de un grupo que más que ideólogos, son más bien oportunistas indecentes, que lo que buscan es reunir más poder y aumentar su patrimonio. ¿Puede considerarse exagerado lo dicho, si miramos lo que hoy sucede en Venezuela, la Argentina, Bolivia, Ecuador y un par de países más, donde esta modalidad falsa de democracia se está fortaleciendo …?. Enrostran la defensa de la democracia ante cada crítica justa y comprobable, pero no respetan los principios de lo que dicen defender.
La mayoría de los ciudadanos pensantes y atentos, coinciden en un diagnóstico como el expresado. Puede que haya algunos matices, pero las críticas de fondo reconocen que existen abusos que merecen correcciones, y que el mismo sistema no estaría preparado, a juzgar por lo que se ve, para hacer él mismo las depuraciones necesarias. Hoy se encuentran varios países de Latinoamérica, amenazados por Gobiernos que insisten en instaurar sistemas ajenos a la cultura de esos países, a través de propuestas engañosas cuya ejecución no llevarían a nada sustentable, por tratarse de ideas que promueven el odio, las prebendas a los amigos del poder, los enormes negociados disfrazados de programas culturales o económicos, y tantas cosas parecidas, en nada diferentes a lo que estos ideólogos critican de otros sistemas, a veces con razón y otras con exageración, para confundir a los votantes. Y para peor, los promotores de estos futuros desastres, se movilizan con mucho dinero y poder. Ahí está el caso de HUGO CHÁVEZ, a quien parece no terminársele nunca el dinero, por lo que queda en evidencia que el mismo no sólo proviene del petróleo de su país. Porque en realidad, es muchísimo el que viene dilapidando en los países de la región. A los conocidos hasta hoy, últimamente se le ha sumado Paraguay. El actual Gobierno de la Argentina no está afuera de esos beneficios interesados que brinda el caricaturesco personaje bolivariano, quien tanto daño viene provocándole a la región, a tal punto que hay analistas prestigiosos, de política internacional, que advierten sobre los peligros que representan los movimientos de CHÁVEZ, para nuestros países. Es posible corregir tanto caos y transgresión que permite la democracia, al menos en la Argentina, aunque sin fórmulas mágicas, sólo con consenso entre la gente prudente, y trabajo, y además votando adecuadamente en cada elección. Es común escuchar a la gente tan decepcionada por el comportamiento de los políticos, que se preguntan a quién votar si encuentran que la mayoría de los candidatos pertenecen a un mismo grupo, dentro del cual se van reciclando y terminan todos haciendo lo mismo, es decir, las cosas mal. Debería pensarse en algún mecanismo que permita que los ciudadanos puedan abstenerse de votar, cuando se dan estas condiciones de que las propuestas no alcanzan a satisfacer a la gran mayoría de las personas. Muy lejos estamos, con este comentario, de incentivar el incumplimiento de la obligación del voto, pero no podemos tampoco esquivar mencionar lo que tantas veces se escucha. No es de esperar que a esto lo resuelvan los políticos, quienes son los principales interesados en que la gente vote, de cualquier modo, porque si no lo hicieran, quien ganase con índices muy bajos, se quedaría sin representació n. Y ese es un riesgo cierto para los políticos, y al que ellos temen. Será cuestión de pensar. Siempre aparecen soluciones, aún para estos problemas que los gobernantes y funcionarios tienen debidamente cercados para evitar que la gente se rebele y ellos se queden sin los votos que necesitan. Los argentinos tendremos que ponernos más firmes con ellos, y exigirles, de cualquier modo posible, el cumplimiento de sus deberes. Y no transar en esto, manteniendo en la memoria, bien frescas, sus dobleces.

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