Por: Elie Habalian Dumat, exGobernador por Venezuela ante la OPEP - Durante las tres semanas posteriores a la cita de Jedda hubo toda una dinámica de resistencia con visos de contraofensiva de importantes actores energéticos y financieros afectados por los propósitos de la reunión de Arabia Saudita. Esto es: en adición a los países exportadores y al capital petrolero transnacional, se destacan los inversionistas que adquirieron petróleo a futuro con precios superiores a los 100 dólares, esperando amasar grandes fortunas -en parte muchos lo hicieron- cuando el precio alcanzara los 200, 250, 300 o 400 dólares, tal y como se lo habían venido prometiendo el presidente de Venezuela, el presidente de la OPEP y el presidente de Gasprom No obstante todos los mensajes emitidos por los “nuevos corredores” de Wall Street a favor de los altos precios, y a pesar de la resistencia de los Jinetes Petroleros del Apocalipsis que componen la alianza tácita pro US$500 el barril (Putin, Ahmadinejad, Chávez, Shakib Khalil, Goldman Sachs, Morgan Stanley, …….) el precio empezó a bajar en forma pronunciada gracias a la caída de la demanda del petróleo por la recesión en Estados Unidos y en otros espacios económicos. En otras palabras, la recesión ejerce hoy sobre las ambiciosas metas de los Jinetes Petroleros del Apocalipsis un poder mucho mayor que cualquier presión que puedan aplicar los países consumidores sean estos clásicos o emergentes. Aquí vale la pena hacer un alto para plantearse las siguientes interrogantes: ¿Adonde se encuentran ahora todos aquellos analistas petroleros que pronosticaron precios de 200, 300 y 400 dólares? ¿Cómo explican la baja de más de 30 dólares en menos de un mes? ¿Qué opina ahora el experto petrolero y nuevo corredor de la bolsa de Wall Street Hugo Chávez? ¿Está de acuerdo Hugo Chávez con su aliado beligerante Shakib Khalil cuando calificó el actual precio de anormal y que descendería a los 80? ¿Acaso estos actores beligerantes pensaron que la economía mundial jamás iba a reaccionar ante sus demanes? EL OJO DEL PETRÓLEO SOBRE LA ECONOMÍA MUNDIAL Al observar la interacción entre el precio del petróleo y el índice Dow Jones durante las tres últimas semanas, se puede decir que después de la brusca caída de los primeros 20 dólares en el precio, el ritmo del descenso ha disminuido relativamente. Adicionalmente, se puede observar que el petróleo o mejor dicho, quienes están detrás de él, tienen el ojo puesto en la economía mundial. Esto es: cada vez que Wall Street muestra alguna mejoría aunque sea durante pocas horas, alguna fuerza que se encuentra al acecho vuelve a presionar el precio al alza aunque sean 50 centavos, un dólar o un dólar y medio. En otras palabras, la recesión cuya primera fase, según muchos analistas, todavía no ha concluido y aun faltan más de una, se encargará en el corto y el mediano plazo de hacer su trabajo con el precio del petróleo y con los Jinetes que lo cabalgan. Éste será llevado a niveles asimilables por el nuevo estado de equilibrio que la economía mundial buscará después de pasar por dolorosos cambios en su estructura. En ese nuevo estado de equilibrio el nivel del precio del petróleo tiene que garantizar resultados económicos eficientes, y simultáneamente, permitir el ingreso al mercado energético de nuevos combustibles, sobre todo los no contaminantes. O sea, al petróleo le toca a partir de ahora navegar en aguas turbulentas provocadas por él mismo frente a las presiones de la eficiencia económica, del avance tecnológico y de las restricciones ecológicas. MALAS NOTICIAS PARA LOS JINETES DEL APOCALIPSIS Malas noticias para todos aquellos que habían hecho planes “grandiosos”. Planes para ganar millardos de dólares a costa del hambre y la miseria de cientos de millones de pobres en el mundo, como consecuencia de los insoportables aumentos en los precios de los alimentos impactados por la duplicación en menos de un año del precio del petróleo. Planes para “llevar por los cachos” a toda la civilización occidental y en su lugar, ofrecerle a la humanidad el “mar de la felicidad”. Planes de recuperar para Rusia el poder hegemónico que tenía la Unión Soviética a punta de renta petrolera. Planes para preparar a Irán para la “Gran Guerra Santa” en el Medio Oriente, aunque al final le llegara a pasar lo mismo que experimentó el Shah con el desmoronamiento de su orden despótico, por cierto muy bien armado, sin disparar un solo tiro. EL JINETE HUGO CHÁVEZ El tercero en el ranking de los jinetes petroleros del apocalipsis Hugo Chávez -el primero es Putin; el segundo, Ahmadinejad- también ha hecho planes “colosales”. A punta de billetes verdes, a pie o en maletines voladores, tiene planes hegemónicos para con Bolivia, Ecuador, Paraguay, Nicaragua, Honduras, el Salvador, República Dominicana, Jamaica y varias islas del Caribe. Así mismo, tiene planes hegemónicos para con Argentina, Perú, Chile y Guyana. Sus planes hegemónicos pretenden nada menos que arrodillar a Colombia. Pero no se detiene ahí. La renta petrolera lo ha emborrachado tanto que tiene planes contra-hegemó nicos para con México, Brasil y hasta Estados Unidos. En otras palabras, un precio de 300 dólares en adelante podía lograr simultáneamente dos metas. La primera sería contrahegemónica, o sea el desmoronamiento no sólo del “Imperio” sino de todo Occidente; y la segunda, el “imperio de Chávez abarcaría desde el Rio Grande hasta la Patagonia. Estos delirios de los nuevos Jinetes del Apocalipsis no contaban con la “astucia” de la economía mundial, ni tampoco con la reunión de Jedda. En lugar de dispararles a los Jinetes, tanto la economía mundial como Jedda han dirigido la mira hacia los Caballos del Apocalipsis que representan a todos los actores y las condiciones que han favorecido esta locura petrolera. EL JINETE CHÁVEZ CON SU CABALLO LESIONADO La caída de los precios del petróleo hacia niveles racionales implicaría la pérdida para Chávez de la mitad de “sus” ingresos petroleros. Este escenario puede resultar sumamente grave para el “Socialismo Petrolero del Siglo XXI” y la “Gran Revolución Bolivariana Latinoamericano- Caribeña”. La dinámica tanto política, como social y económica entraría en crisis. Faltarían recursos para seguir importando con un dólar a Bs 2150,00, bienes y servicios en un país con graves problemas de producción. Faltarían recursos para seguir subsidiando las empresas llamadas de producción social, así como la inmensa mayoría de las improductivas cooperativas. El dólar denominado permuta se dispararía hacia la atmósfera al zafarse de la presión que el gobierno ejerce sobre él a punta de los dólares de la renta petrolera. Las compras compulsivas de fusiles, aviones y submarinos sufrirían un duro golpe. Entraría en crisis la “revolución” en Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Paraguay, Honduras, el Salvador, y el resto de América Latina & el Caribe, ya que el fluido que corre por las venas de esta “revolución”, a diferencia de la inglesa, la francesa, la bolchevique y la mexicana, entre muchas otras, está preparado a base de petróleo. La mala noticia para Chávez es que esta nueva dinámica energética a partir de la reunión de Jedda en medio de una recesión estadounidense y en consecuencia, mundial, no parece prometer ser de corto aliento, tanto que lo más probable es que no la resistan muchos bolivarianos. En este caso, la palabra bolivariano se refiere al bolívar “fuerte” y no al Libertador. El “Gran Timonel”, junto a los otros Jinetes, tendrían que inventar nuevas maniobras para poder cambiar el nuevo rumbo que el petróleo parece haber tomado a partir de la cita de Jedda.
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