Por: Mauricio Botero Caicedo - Las muñecas son un jueguete tan ingenioso como divertido. Al abrir una muñeca en la mitad, con enorme sorpresa uno encuentra otra muñeca más pequeña, y al abrir ésta, descubre una muñeca aún más pequeña, y así sucesivamente. Algo parecido al juego de las muñecas ocurre con los títeres: un titiritero mueve los hilos de un títere, títere que a su vez mueve los hilos de uno o varios otros títeres de menor jerarquía, algunos de los cuales juegan igualmente el doble papel de títere y titiritero, hasta que se llega al títere que no tiene hilos que mover. En varios campos de la geopolítica continental, el titiritero mayor es Fidel Castro, aquel decrépito dictador que en los cincuenta años que ha ejercido el poder, lo único que ha logrado es sumir al pueblo cubano en la más absoluta miseria. Según se supo hace algunos años, durante las crisis de los misiles en Cuba en 1962, Castro azuzó por todos los medios posibles a los soviéticos a iniciar una guerra nuclear con Estados Unidos. En dicha guerra muy posiblemente centenares de millones de personas hubieran perecido. Las cabezas frías, especialmente la de Kennedy y Kruchov, se impusieron y se logró evitar una catástrofe de magnitudes inimaginables. El demente caribeño se tuvo que tragar, por muchos años, las ganas de empujar al mundo a una confrontación nuclear. Castro, como los Borbones de antaño, ni aprende ni olvida. Con un pie en la tumba y manipulando con destreza los hilos de su títere, Hugo Chávez, Fidel pretende revivir el enfrentamiento entre Rusia y Estados Unidos, enfrentamiento que puede llegar a escalarse a una guerra nuclear. Chávez sigue al pie de la letra los planes demenciales de Castro y mira con entusiasmo cualquier conflagración. Las compras masivas de armamento en Cuba; las bases rusas en Venezuela; los bombarderos soviéticos patrullando las aguas del Caribe, son sólo algunos indicios de lo que este par de incendiarios tienen en mente. Chávez, títere y titiritero subalterno, maneja otros títeres aun de menor rango: Evo en Bolivia; Correa en Ecuador; Ortega en Nicaragua; Zelaya en Honduras; y un infeliz en la isla de Domenica, cuyo nombre se le escapa hasta al mismo Chávez. Todos los anteriores son peones menores en el tablero de ajedrez de Castro, pero en su momento servirán para echarle gasolina al incendio que este par de pirómanos pretenden armar. Es obvio que para este juego se necesitan tres. Putin ha dado muestras de ser tan demente como el cubano y el venezolano. Las coincidencias entre la toma de Checoslovaquia por parte de Hitler y la toma de buena parte de Georgia por parte de Putin son espeluznantes. Según relata el historiador James C. Davis, la población de Checoslovaquia era en su mayor parte eslava, de habla eslovaca o checa, pero la población germanoparlante vivía en los Sudetes, unas montañas a lo largo de la frontera alemana. Hitler comenzó a extender el rumor de que la mayoría eslava aterrorizaba a esta minoría alemana y que había matado a miles. Pidió entonces que Checoslovaquia cediese los Sudetes a Alemania y, de no hacerlo, amenazaba ocupar no sólo los Sudetes, sino toda Checoslovaquia, lo que meses después cumplió. Quien crea que Putin no es un hombre inmensamente peligroso, está profundamente equivocado. Entre Las Sudetes y Ossetia no hay mayor diferencia. ~~~ Los daneses y otros europeos que ayudan a las Farc con sus camiseticas deben cambiar de táctica. En lugar de enredarse en negocitos majaderos, si realmente quieren apoyar a los narcoterroristas lo que deben hacer es consumir perica hasta que se imbecilicen del todo. Las Farc son, de lejos, el principal cartel de la droga en el mundo. Es de una lógica apabullante que a medida que estos malandrines consuman droga, buena parte de los denarios que escupen va directamente al bolsillo de los terroristas.
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