Por: Fernando G. Castillo Mestre - Arrancó la marcha cívica y pacífica hacia el 23-N. No existe, por ahora, una frase que mejor explique lo que ocurrirá en Venezuela el próximo 23-N en las elecciones regionales y municipales: " La Rebelión del Silencio". Y haciendo un ejercicio de honestidad, tal juego de palabras le pertenece al líder de Podemos, Ismael García, y lo tomamos porque es el pronostico más acertado que hemos leído. Esa frase encierra el camino que seguirá la mayoría casi absoluta del país ante el escenario electoral y que no es otro que ir a votar en masa, para demostrar a este Gobierno cuál es la posición de los venezolanos ante sus ambiciones de imponer un modelo eterno y totalitario. Lo que quiere el Gobierno no ocurrirá. Nada de violencia. Nada de posiciones radicales. Nada de ese panorama desenfrenado y lleno de caos que ambiciona el propio Presidente, quien considera que esa es la batalla épica que le falta liderar rodilla en tierra para consolidar la revolución. En vez de refriegas callejeras entre protestantes y cuerpos represivos, Venezuela verá concentraciones pacíficas de rechazo a las políticas oficiales o de respaldo a determinados candidatos. No habrá masas enardecidas a las cuales disparar y el único estruendo será el de los fuegos pirotécnicos propios de la fiesta electoral. El país no va a arder por los cuatro costados y mucho menos habrá un golpe de Estado. Habrá una intensa campaña de debate e ideas en las cuales, por cierto, los candidatos oficialistas tienen muy poco que decir y se limitan a repetir como loros las desgastadas frases: socialismo del siglo XXI, poder popular, entre otras.> Los deseos de los grupos radicales no se van a cumplir. No importa cuántos show inventen en torno a golpes, conspiraciones, magnicidios y demás alertas revolucionarias. No tendrán los argumentos para calentar el ambiente y puedan tener la excusa para suspender las elecciones. Los venezolanos han aprendido mucho. La oposición política ha entendido buena parte de sus errores. Por eso nadie se desvía de su objetivo final que es ir a votar el 23-N por el candidato de su preferencia. Y buena parte del país le dará un golpe a Chávez, pero con los votos que permitirán quitarle a la revolución la mayor parte de sus Gobernaciones y Alcaldías. Chávez sabe que viene el desplome electoral. Por eso armó el show del golpe y el magnicidio, pero ni la detonación de un cohetico se escuchó en el país. No se produjo la salida del pueblo a defender su revolución y mucho menos para salir a cazar a los conspiradores. Ni los chavistas se creyeron el cuento. Todo siguió su rumbo y la oposición no se desvió de su objetivo primario. Lo que viene es una rebelión silenciosa de los venezolanos que aman la paz, la democracia y la libertad. Y esa revuelta será con votos y no con violencia. Ya el pasado 2-D hubo una rebelión silenciosa y el único que salió con escándalo fue el propio Chávez al calificar la victoria opositora como de "mierda". En silencio los venezolanos expresarán mediante el voto que están resteados con la democracia verdadera y no con el modelo de dictadura legitimada que Chávez nos intenta oponer. En silencio el pueblo le dirá al Presidente que no está de acuerdo con paquetazo de leyes y le ratificara que le dijo NO a la reforma constitucional. En silencio el pueblo reprobará una gestión de 10 años que parece estar en permanente arrancada y por eso le achaca sus fallas a la IV República y al imperialismo. En silencio la gente le dirá que no está de acuerdo con la reforma educativa que aún intentan meter de contrabando. En silencio los venezolanos le mostrarán al Gobierno que no le perdona sus fallas en salud, vivienda e infraestructura. En silencio le demostrarán que reprueban su falta de acción ante el problema de la inseguridad que ha convertido a nuestra sociedad en un núcleo lleno de miedo y angustia. En silencio los venezolanos exhibirán su desacuerdo con la iniciativa oficial de militarizar la vida en el país. En silencio le dirán a Chávez que ellos quieren seguir eligiendo sus Gobernadores y Alcaldes y no que él con su dedo inquisidor decida quiénes deben gobernarnos. En silencio le demostrará el pueblo a Chávez que ya su discurso se agotó y perdió sus encantos para ocultar sus errores. Con el inicio de la campaña arranca la marcha cívica y democrática hacia la rebelión del silencio y Chávez lo sabe y por eso sigue huyendo. Se va de viaje en plena arrancada de campaña a buscar el consejo de su mentor, Fidel Castro, para enfrentar lo que le viene y tratar de evitar que con votos la ciudadanía le ponga un freno definitivo a sus sueños de ser gobernante eterno y que la revolución se perpetúe. La rebelión del silencio generará un nuevo mapa político, consolidará el rechazo hacia el socialismo, frenará la revolución y ratificará la fecha de vencimiento de Hugo Chávez en el poder. Todos a votar masivamente. Arrancó la cuenta regresiva hacia las elecciones.
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