viernes, 10 de octubre de 2008

Ya no somos un país sino una guarida


Por: Eleonora Bruzual - Venezuela se está yendo por una pendiente siniestra… Nada parece sacudir a sus habitantes, ni los grotescos abusos de una montonera cuyo cabecilla se siente dueño de vidas y bienes, ni el hampa desatada, sanguinaria, que a diario asesina, secuestra y roba impunemente. La muerte se ha hecho cotidiana. El robo es una actividad más y la practican desde los funcionarios y jerarcas de un estado forajido, hasta la gente del común… Y cada vez son más del común los delincuentes y malandros. Venezuela es un pobre país, y decirlo me duele infinitamente, pero hay que expresar la verdad. Esa absurda complicidad que se ha impuesto y que lleva a políticos y a periodistas, a empresarios y a analistas a salvar de responsabilidad a los que aquí habitamos, incluidos ellos mismos, en buena parte nos ha traído hasta este punto dramático en el cual, ya no somos un país sino una guarida. El escándalo del maletín que Antonini Wilson ingresó hace ya más de 400 días a la Argentina aquí simplemente es ignorado por el régimen, y si algún comentario les merece, es descalificar el juicio que se lleva a cabo en Miami contra varios sujetos absolutamente vinculados al régimen de Hugo Chávez, y que son la prueba fehaciente del grado de corrupción de esta montonera mandante y su mal llamada revolución. El maletín con los 800.000 dólares, es sólo una ínfima parte de los millones de dólares que Chávez y sus conmilitones han sacado de las arcas públicas, para sin control alguno, darle oscuros destinos… Eso lo sabemos todos aquí, pero eso no hace que reaccionemos… Unos hombres inocentes se pudren desde hace más de 4 años en la cárcel y nada pasa… A los Comisarios Lázaro Forero, Henry Vivas e Iván Simonovis y los 8 agentes de la Policía Metropolitana injustamente acusados de crímenes que no cometieron se les violan grotescamente sus derechos más elementales ¿Y qué pasa? Pues nada… Aquí a nadie le importa si ellos cuidaron infinidad de veces de nosotros los venezolanos opositores, si destinaron hombres y esfuerzos para proteger aquellas marchas gigantescas que se hicieron cuando se creía que sacar a Chávez era rápido y fácil… Porque no me vengan a decir que si nos importara no estaríamos organizando protestas multitudinarias para exigir su libertad. Y como Chávez sabe eso, pues los tortura espiritual y físicamente, tortura a sus mujeres, a sus hijos, a sus familias… Se morirán en la cárcel contando con el "Bravo pueblo…" A los Comisarios y a los 8 agentes de la Policía Metropolitana, unas títeres de Chávez les violan sus derechos, se burlan de ellos. Repetiré aquí lo que ha hecho público el Foro Penal Venezolano, al repudiar la nueva suspensión del juicio a estos hombres. Como los integrantes de ese grupo de abogados, hay que expresar indignación y categórico rechazo a la nueva interrupción a un juicio que no es más que una vendetta. El Foro Penal Venezolano resalta la indolencia, la desfachatez, la ironía, la perversión de la juez Marjorie Calderón, agente fiscal del proceso, al favorecer a pies juntillas los caprichos inconstitucionales e inmorales de Sonia Buznegos y Haiffa El Alsammi, esta última hermana de Tarek El Alsammi, al que ya todos conocemos como el Ministro de Hezbolláh, otro esbirro abusivo, loro repetidor de lo que le ordena el delirante tropero mandante. Y hay otros presos políticos, seres de los que nadie se acuerda más allá de amigos y familiares. Cuando constato eso, de verdad me deprimo y me pregunto si vale la pena arriesgarse por un pueblo sin memoria, sin coraje, sin decoro… Hugo Chávez cada día encadena los medios de comunicación radioeléctricos o simplemente arenga horas y horas desde Venezolana de Televisión. Está en campaña para imponer sus esbirros y comisarios políticos en Gobernaciones y Alcaldías, viola la ley electoral, se pasa vaya a saberse por dónde, las regulaciones y pautas para la propaganda política, y qué pasa… Pues no pasa nada… Un editorial de la Revista VenEconomía, decía hace unos días… "Se busca el coraje perdido… Impresiona la falta de capacidad de asombro del venezolano. Alarma, aún más, que también se haya perdido la capacidad de indignarse y de exigir que se respeten los más elementales derechos humanos. El país se desploma, la corrupción va en galope libre y la vida no vale nada en Venezuela y no hay quien exija que esto se detenga"

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