lunes, 8 de septiembre de 2008

Misión Gula


Por: Miro Popic - Hay un local en La Candelaria, la más hispana de las urbanizaciones caraqueñas, que tiene este letrero: "Tasca Restaurante El Jabugo. Auténtica comida china". Si no se denominara Tasca y su nombre fuera Pekín o chop suey o algo así, bien, pero ¡Jabugo! Así se llama el mejor jamón de cerdo ibérico y corresponde a la Denominación Huelva, Andalucía. Raro nombre para un restaurante chino que, además, se las da de auténtico. Cosa similar ocurre en La Trinidad, donde hay uno que se llama "Don Pasticho. Restaurante Chino". Estos anuncios forman parte de una sospechosa serie de equívocas promesas que encontramos en muchos restaurantes. Como por ejemplo una que dice: "coma como en su casa". ¿Y cómo carrizo saben cómo se come en mi casa o en la suya, querido lector? A lo mejor se come muy mal y por eso uno busca un restaurante. O la esposa no cocina, como la mía. O simplemente cambiamos de estilo cada vez que llega una nueva señora de servicio. O no queremos comer como en la casa, sino algo distinto.Algo similar ocurre con la promesa de "ambiente familiar". ¿Y qué pasa si uno se está divorciando y lo que quiere es justamente un ambiente diferente al familiar que se respira en un divorcio? O cuando los miembros están distanciados por diversas razones, incluso políticas. Porque, ¿se imaginan cómo será comer con los hermanos Éscarra, el bueno y el malo, juntos en la misma mesa?Les aseguro que la mayoría de los restaurantes que ofrecen "pasta hecha en casa", la compran al mayor o en Makro, muy pocos se ocupan de preparar individualmente cada versión. Además, no la hacen en casa, la hacen el la parte trasera del ¡restaurante! Tampoco es garantía de que la hecha en casa, sea mejor que una pasta industrial, nacional o importada, puede incluso, ser peor. Generalmente en estos restaurantes también se ofrece "la receta secreta de la nona". La nona de quién, ¿la del dueño o del cocinero?Muchos deben haber visto en la carta de algún restaurante, e incluso ordenado, algo que llaman "mero al champán". Esta es otra mentira. En primer lugar, cocinar el champagne es lamentable pues pierde todas sus burbujas y se transforma en un simple vino blanco, entonces no vale la pena gastar 300 Bs.F que cuesta una botella de champagne para aderezar nada. Si lo hacen será con el espumoso carbonatado más barato, pero nunca champagne.Donde la falacia no tiene sustituto es cuando se habla del pescado fresco. El único pescado fresco es el que uno ve saliendo en el bote cuando llegan los pescadores; lo demás, es todo pesca de alta mar sometida a congelación y guardada en grandes cavas hasta su proceso en tierra firme. El colmo es cuando a uno le ofrecen "perca del Nilo" y le aseguran que es fresquísima.Antes, los restaurantes de carnes se jactaban en ofrecer, en algunos casos, "carne importada". Hoy, si acaso, es un milagro encontrar uno que diga "La mejor punta trasera de Santa Bárbara". La revolución endógena acabó con el ganado nacional y ni los chivos vienen ya de Carora. Además, me dicen que muchos quesos frescos de mano los están haciendo con leche en polvo importada.Como pueden ver, parece que las palabras tuvieran otro significado cuando se trata de restaurantes. Entramos en otra dimensión lingüística. Como en esta revolución que le cambia el nombre a todo, para que todo siga peor.

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