El pròximo Lunes 15 de Septiembre se cumplirà un (1) año de la lamentable desapariciòn del Maestro Aldemaro Romero. Me hubiera encantado verlo dirigir la Orquesta Sinfònica con las Notas de nuestro Himno Nacional de la Repùblica de Venezuela al momento de arrebatarle nuestro paìs al dictador. Pero Dios dispuso otra cosa para èl.
Quise colocar este sencillo homenaje a quien fuera un baluarte de nuestra mùsica, de nuestra idiosincracia y del orgullo de ser Venezolano.
Mis respeto Maestro y muchas gracias.
Mis respeto Maestro y muchas gracias.
Magda Mascioli G.
Maestro Aldemaro Romero
Nacimiento: 12 de marzo de 1928, Valencia, Carabobo, Venezuela
Muerte: 15 de septiembre de 2007, Caracas, Venezuela
Género(s): Onda Nueva, clásica, jazz
Ocupaciones: Pianista, director, compositor, arreglista
Instrumentos: Piano
Periodo de actividad: 1937−2007
Sitio web: http://www.aldemaroromero.com/
Aldemaro Romero (Valencia, estado Carabobo, 12 de marzo de 1928 - 15 de septiembre de 2007), fue un pianista, compositor, arreglista y director de orquesta venezolano.
1 Biografía
2 Premios
3 Legado
4 Véase también
5 Enlaces externos
6 Referencias
Saúl Vera y Aldemaro Romero (al piano)
Aldemaro Romero dirigiendo la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas en la celebración del 50 aniversario de Dinner in Caracas. El Maestro Aldemaro Romero fue un prolífico compositor, creador de una amplia variedad de música, caribeña, de jazz, valses venezolanos, incluyendo trabajos para orquesta, orquesta y solista, orquesta y coro, música de cámara, hasta trabajos sinfónicos de grandes dimensiones. Comenzó sus estudios musicales con su padre, Rafael Romero, quien era director de la Banda del Estado Yaracuy. A los 9 años, ya era experimentado cantante y el primer locutor de radio infantil en la emisora La Voz de Carabobo. En 1941 se trasladó a Caracas y trabajó como pianista en salones nocturnos y en orquestas de baile. En 1949 viajó a Cuba, y luego a Nueva York. En 1952 retornó a Caracas y estableció su propia orquesta de baile. El año anterior firmó contrato con la disquera transnacional RCA Victor para grabar con una orquesta de estudio, una serie exitosa de álbumes en formato LP denominada Dinner In..., ofreciendo música latina popular. El primero y más exitoso de estos álbumes fue Dinner in Caracas, con el que rompió todos los records de venta hasta entonces en el mercado discográfico de América del Sur. Luego, grabó numerosos álbumes en diferentes países. En Estados Unidos, su capacidad como arreglista y director lo condujo a colaborar con orquestas y cantantes populares, como Dean Martin, Jerry Lee Lewis, Stan Kenton, Machito y Tito Puente, entre otros. También viajó extensivamente, desarrollando su arte en numerosos países: México, Puerto Rico, Colombia, Perú, Brasil, Argentina, España, Francia, Grecia, Suiza, Suecia, Italia, Rusia, Egipto y Japón. Aldemaro Romero fue el creador en los sesenta de una nueva forma de interpretación de música venezolana, conocida como Onda Nueva, derivada del joropo e influenciada por el jazz. También tuvo un papel importante en el campo de la música culta. En 1979 fundó la Orquesta Filarmónica de Caracas, de la que fue su primer director y que desapareció años después, supuestamente al negarle apoyo el ex presidente Jaime Lusinchi. También dirigió la Orquesta Sinfónica de Londres, la Orquesta de Cámara Inglesa, la Orquesta Rumana de Radio y Televisión y la Real Orquesta Filarmónica. Fue el padre de Aldemaro Romero Jr., que es biólogo renombrado en los Estados Unidos y un líder en estudios de peces de cuevas y la investigación de mamíferos marinos, aunque se marchó de Venezuela acusado de forjar un video en el que denunciaba una supuesta matanza de delfines en su país. En los últimos años estaba semi-retirado, por lo que su actividad discográfica había cesado. Falleció al complicarse el estado de su salud, siendo diabético, con una oclusión intestinal en la mañana del 15 de septiembre de 2007. En 1969 Aldemaro Romero recibió el Premio de la Paz de los intelectuales soviéticos, en el festival de cine de Moscú por la música de la película La Epopeya de Simón Bolivar. También obtuvo el primer premio como compositor y director en el Festival de las Palmas en Mallorca, el Festival Musical de los Juegos Olímpicos en Grecia, y en el Festival de la Canción Latina de México. Por su extenso trabajo, recibió numerosos reconocimientos en su país, siendo galardonado con las órdenes al mérito Andrés Bello, Diego de Losada, Francisco de Miranda y las órdenes del Mérito al Trabajo, todas en su primera clase, concedidas por el gobierno venezolano a los políticos, artistas y personas con logros excepcionales. En el año 2000 obtuvo el Premio Nacional de Música, y en 2006 los grados de Doctor honoris causa de la Universidad de Carabobo y Universidad Lisandro Alvarado de Barquisimeto. Legado El crítico musical Eleazar López Contreras (nieto del ex presidente venezolano del mismo nombre) nos comenta sobre el legado de Aldemaro Romero: Los vastos conocimientos de Aldemaro Romero estaban fundamentados en su enorme talento, que le permitieron conocer y absorber el hecho musical desde la perspectiva de ejecutante, arreglista y director. Como quien tiene talento lo tiene para todo —tal como él solía decir—, Aldemaro lo tuvo en muchos campos, lo cual le dio una increíble experiencia en múltiples áreas relacionadas con la música. Esta feliz combinación de talento, conocimientos y experiencia fue la que le dio lustre a su fructífera carrera, la cual comenzó al iniciarse como precoz guitarrista y locutor infantil en la radio de Valencia, donde nació en 1928, y culminó al ser reconocido mundialmente como respetado compositor de intrincadas y originales obras de carácter académico, de las cuales dejó más de ochenta — muchas de ellas sin estrenar — cuando falleció en 2007, a la edad de 79 años. De acompañar a Rafael Lanzetta como guitarrista, pasó a ser incipiente pianista de pantalones cortos, todo ello cuando la familia se mudó a Caracas en 1942. Entonces, se escapaba de su casa para tocar con cañoneros, en emisoras de radio y en algunos bares con piano y cabarets, de donde su padre, el severo maestro Rafael Romero, quien ya le enseñaba algunos rudimentos de la música, iba a sacarlo por las orejas. Muy pronto, el joven pianista pasó a tocar en el Hotel Majestic (alternando en otros dos lugares más, pues entonces hacía tandas en tres sitios). Tocar en esos locales significó conocer a importantes figuras (o a quienes lo serían, como fue el caso de Celia Cruz, que en 1944 se presentó en el Majestic como integrante de las bailarinas Las Mulatas de Fuego). Todo ello le ayudó a afinar su original estilo de pianista, pero también le permitió adquirir conocimientos que luego le ampliaron, desde el punto de vista téorico —porque Aldemaro siempre fue un autodidacta—, el pianista Moisés Moleiro y el maestro Rafael Minaya. Moleiro lo condujo por la vía de la pianística y de la música autóctona, mientras que Minaya le amplió su visión de la orquestación moderna y el jazz, a los cuales se sintió profundamente atraído Aldemaro, que admiraba la sonoridad de la orquesta de swing de este maestro dominicano-venezolano, la cual se nutría del repertorio y sonido de las big-bands norteamericanas. Como en esos tiempos la música en Venezuela era muy elemental, este hecho despertó en Aldemaro su afán innovador, el cual se inspiró inicialmente en lo bailable, en el grueso sonido de la orquesta neoyorquina de Machito y, en el plano del swing y el jazz, en las masivas sonoridades de Stan Kenton, a quien posteriormente le hiciera algunos arreglos, llevado de la mano de su amigo Chico O’Farrill. En su corto período de aprendizaje de lo popular, que abarca el comienzo de los años cuarenta, Aldemaro se convirtió en arreglista de la famosa orquesta de Luis Alfonzo Larrain, de quien recibió valiosos consejos profesionales y el ejemplo en el manejo de una orquesta, lo cual le hizo reconocer la importancia de la disciplina, la organización y la buena administración en agrupaciones de cualquier naturaleza. Ya de pantalones largos, mientras se desenvolvía como pianista y arreglista ocasional, a la vez que se asomaba a la composición (el bolero Me queda el consuelo lo escribió en 1945, a los diecisiete años), Aldemaro obtuvo sus primeras experiencias dentro de un cuerpo musical al ingresar como pianista en la Sonora Caracas y en Los Caciques y, luego, como pianista-director de la efímera orquesta Rafa-Víctor (en la cual tocaba el saxofón y clarinete Alirio Díaz, a quien entonces llamaban “Poncherita”). Esto le dio suficiente experiencia para, en 1949, ingresar a la orquesta de Luis Alfonzo Larrain, con la cual trabajó durante nueve meses. En ese mismo año, Antonio Cortez, quien entonces regentaba una tienda de discos (Discolandia) en El Silencio, le armó su primera orquesta, con la cual debutó en 1949. Dada la fiebre que entonces causaba el explosivo mambo, Aldemaro grabó varios surcos en un cine, a fin de generar el eco logrado por las grabaciones de Pérez Prado, y escribió uno propio: Radar. Dado su apego a la música de Billo, el público del patio no aceptaba su innovador sonido (si bien obtuvo cierto éxito con Los camarones); pero tuvo la suerte de ser llamado a Nueva York por Alfredo Sadel, con quien hizo temporada record de catorce semanas en el Chateau Madrid, del gallego Ángel López (quien doblaba como propietario de ese club y manager de Kid Gavilán). Firmado Alfredo Sadel por la RCA mexicana, Aldemaro se encargó de respaldar los que fueron los primeros éxitos del joven tenor (Señora María, etc.), los cuales arregló arreglados con innovadoras voces modernas, sin saxofones. Más adelante, Aldemaro le arreglaría a Sadel Alma libre, que el tenor grabó en Cuba haciendo dúo con Beny Moré, y todo un álbum (Fiesta latinoamericana), que grabaron en México. Después de la exitosa temporada de ambos venezolanos en Nueva York, y luego de viajar a Cuba y México con Sadel, Aldemaro produjo su impactante Dinner in Caracas. Corría el año de 1952 y el disco fue posible gracias que el productor Herman Díaz Jr. (de la RCA) aceptó grabarlo bajo el compromiso, hecho desde Venezuela por Amable Espina, de adquirir cinco mil discos. La cifra se quedó corta y el álbum fue el más vendido ese año en Venezuela y en toda Latinoamérica. Con este álbum inició la RCA Victor una serie de discos “Dinner”, correspondiéndole a Aldemaro la grabación de Dinner in Colombia, que fue seguido con otro (Flight to Romance) contentivo de música latinoamericana. La Victor luego le grabó otros discos de música venezolana con orquesta de salón, hasta que Aldemaro lo hizo por cuenta propia para su propio sello (Cymbal), para el cual produjo El garrasí y Criollísima (que contiene Concierto en la llanura, magníficamente orquestado sobre la grabación original de J.V. Torrealba, gracias a la técnica del ingeniero de sonido mexicano Pancho Cárdenas, quien tenía a su cargo las grabaciones de Pérez Prado y Esquivel). Durante su estada en Nueva York, Aldemaro tocó en diversas orquestas, enviado por el sindicato de músicos (en una de las cuales acompañó a la pareja de Dean Martin y Jerry Lewis), además de hacerlo con la suya propia en un LP de mambos al lado de Tito Puente, Tito Rodríguez y Noro Morales. Con su quinteto (de piano y vibráfono) tocó en el famoso resort Grossinger’s (donde tuvo como bailarín a Elliott Gould, futuro esposo de Barbra Streissand). Con su orquesta grabó también Stranger in Paradise (emulando un poco la trompeta y sonido de Cerezo rosa, que acababa de ser un hit de Pérez Prado, en 1955); con el quinteto grabó diversos temas, básicamente en ritmo de mambo-jazz y cha cha chas. En Venezuela, capitalizó sus arreglos de Dinner in Caracas y de otros álbumes similares en conciertos, en la Concha Acústica y en un programa de televisión (Conciertos Firestone). También produjo El Show de Aldemaro Romero, en el cual presentó a artistas como Louis Armstrong, Maurice Chevalier y Trini López, a quienes acompañó con su poderosa orquesta (la cual tuvo como coristas a las famosas Hermanas Dolly). En 1961 se escuchó el grito de ¡En el Ávila es la cosa!, creado por Aldemaro para los carnavales de ese año, en ese hotel. Alrededor de 1967 alternó con Tito Puente y La Lupe en El Molino de Tony Grandi (cantando Germán Fernando y Rolando Laserie), pero, años antes, se había presentado con éxito en diversos escenarios carnavalescos (como el Club Casablanca) y en otros locales, acompañando a artistas como Daniel Santos y otros. Poco después, hacia 1969, ideó la Onda Nueva, con la cual venía experimentando en el recinto del Círculo Musical (club de discos que ayudó a crear en 1963). Este estilo, que contó con el respaldo del toque oportuno toque de batería de Frank Hernández (El pavo), elevó el joropo venezolano a una música de mayor universalidad, al ser tocado con armonías modernas e inflexiones de jazz. La Onda Nueva debutó en el lujoso Novgorod de Altamira (Caracas) y culminó con tres fenomenales festivales mundiales (1971-73), a los que asistieron notabilísimas figuras internacionales que contribuyeron a popularizar este estilo como una expresión renovadora de la música venezolana. Además de sus numerosas grabaciones realizadas en diversos países, Aldemaro grabó en Los Ángeles La Onda en inglés y The New Wave, instrumental con el guitarrista Charlie Byrd. Sus docenas de composiciones incluyen números como Tonta, gafa y boba, Toma lo que te ofrecí, El catire y De repente. Algunas de ellas fueron para el cine (como el Tema de amor, para la producción ítalo-venezolana La epopeya de Bolívar) o para su propias grabaciones, como es el caso de Quinta Arauco, Doña Mentira, Carretera y Conde a Principal, incluidas en Dinner in Caracas Vol. 2, con el cual cerró el ciclo de música criolla con ropaje sinfónico, sin olvidar los LPs grabados en Londres con María Teresa Chacín y muchos otros de los tantos que deja como legado musical a Venezuela y al mundo y las presentaciones personales en diversos escenarios y festivales del mundo, en los cuales cosechó aplausos y premios. En 1978, Aldemaro fundó la orquesta Filarmónica de Caracas, de donde le quedó el gusto por escribir obras académicas, lo cual hizo con gran dedicación y maestría en la última década.Al revisar su hoja artística, podemos decir que Aldemaro Romero fue el músico más completo, más polifacético, más innovador y de mayor talento que ha tenido Venezuela.
Nacimiento: 12 de marzo de 1928, Valencia, Carabobo, Venezuela
Muerte: 15 de septiembre de 2007, Caracas, Venezuela
Género(s): Onda Nueva, clásica, jazz
Ocupaciones: Pianista, director, compositor, arreglista
Instrumentos: Piano
Periodo de actividad: 1937−2007
Sitio web: http://www.aldemaroromero.com/
Aldemaro Romero (Valencia, estado Carabobo, 12 de marzo de 1928 - 15 de septiembre de 2007), fue un pianista, compositor, arreglista y director de orquesta venezolano.
1 Biografía
2 Premios
3 Legado
4 Véase también
5 Enlaces externos
6 Referencias
Saúl Vera y Aldemaro Romero (al piano)
Aldemaro Romero dirigiendo la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas en la celebración del 50 aniversario de Dinner in Caracas. El Maestro Aldemaro Romero fue un prolífico compositor, creador de una amplia variedad de música, caribeña, de jazz, valses venezolanos, incluyendo trabajos para orquesta, orquesta y solista, orquesta y coro, música de cámara, hasta trabajos sinfónicos de grandes dimensiones. Comenzó sus estudios musicales con su padre, Rafael Romero, quien era director de la Banda del Estado Yaracuy. A los 9 años, ya era experimentado cantante y el primer locutor de radio infantil en la emisora La Voz de Carabobo. En 1941 se trasladó a Caracas y trabajó como pianista en salones nocturnos y en orquestas de baile. En 1949 viajó a Cuba, y luego a Nueva York. En 1952 retornó a Caracas y estableció su propia orquesta de baile. El año anterior firmó contrato con la disquera transnacional RCA Victor para grabar con una orquesta de estudio, una serie exitosa de álbumes en formato LP denominada Dinner In..., ofreciendo música latina popular. El primero y más exitoso de estos álbumes fue Dinner in Caracas, con el que rompió todos los records de venta hasta entonces en el mercado discográfico de América del Sur. Luego, grabó numerosos álbumes en diferentes países. En Estados Unidos, su capacidad como arreglista y director lo condujo a colaborar con orquestas y cantantes populares, como Dean Martin, Jerry Lee Lewis, Stan Kenton, Machito y Tito Puente, entre otros. También viajó extensivamente, desarrollando su arte en numerosos países: México, Puerto Rico, Colombia, Perú, Brasil, Argentina, España, Francia, Grecia, Suiza, Suecia, Italia, Rusia, Egipto y Japón. Aldemaro Romero fue el creador en los sesenta de una nueva forma de interpretación de música venezolana, conocida como Onda Nueva, derivada del joropo e influenciada por el jazz. También tuvo un papel importante en el campo de la música culta. En 1979 fundó la Orquesta Filarmónica de Caracas, de la que fue su primer director y que desapareció años después, supuestamente al negarle apoyo el ex presidente Jaime Lusinchi. También dirigió la Orquesta Sinfónica de Londres, la Orquesta de Cámara Inglesa, la Orquesta Rumana de Radio y Televisión y la Real Orquesta Filarmónica. Fue el padre de Aldemaro Romero Jr., que es biólogo renombrado en los Estados Unidos y un líder en estudios de peces de cuevas y la investigación de mamíferos marinos, aunque se marchó de Venezuela acusado de forjar un video en el que denunciaba una supuesta matanza de delfines en su país. En los últimos años estaba semi-retirado, por lo que su actividad discográfica había cesado. Falleció al complicarse el estado de su salud, siendo diabético, con una oclusión intestinal en la mañana del 15 de septiembre de 2007. En 1969 Aldemaro Romero recibió el Premio de la Paz de los intelectuales soviéticos, en el festival de cine de Moscú por la música de la película La Epopeya de Simón Bolivar. También obtuvo el primer premio como compositor y director en el Festival de las Palmas en Mallorca, el Festival Musical de los Juegos Olímpicos en Grecia, y en el Festival de la Canción Latina de México. Por su extenso trabajo, recibió numerosos reconocimientos en su país, siendo galardonado con las órdenes al mérito Andrés Bello, Diego de Losada, Francisco de Miranda y las órdenes del Mérito al Trabajo, todas en su primera clase, concedidas por el gobierno venezolano a los políticos, artistas y personas con logros excepcionales. En el año 2000 obtuvo el Premio Nacional de Música, y en 2006 los grados de Doctor honoris causa de la Universidad de Carabobo y Universidad Lisandro Alvarado de Barquisimeto. Legado El crítico musical Eleazar López Contreras (nieto del ex presidente venezolano del mismo nombre) nos comenta sobre el legado de Aldemaro Romero: Los vastos conocimientos de Aldemaro Romero estaban fundamentados en su enorme talento, que le permitieron conocer y absorber el hecho musical desde la perspectiva de ejecutante, arreglista y director. Como quien tiene talento lo tiene para todo —tal como él solía decir—, Aldemaro lo tuvo en muchos campos, lo cual le dio una increíble experiencia en múltiples áreas relacionadas con la música. Esta feliz combinación de talento, conocimientos y experiencia fue la que le dio lustre a su fructífera carrera, la cual comenzó al iniciarse como precoz guitarrista y locutor infantil en la radio de Valencia, donde nació en 1928, y culminó al ser reconocido mundialmente como respetado compositor de intrincadas y originales obras de carácter académico, de las cuales dejó más de ochenta — muchas de ellas sin estrenar — cuando falleció en 2007, a la edad de 79 años. De acompañar a Rafael Lanzetta como guitarrista, pasó a ser incipiente pianista de pantalones cortos, todo ello cuando la familia se mudó a Caracas en 1942. Entonces, se escapaba de su casa para tocar con cañoneros, en emisoras de radio y en algunos bares con piano y cabarets, de donde su padre, el severo maestro Rafael Romero, quien ya le enseñaba algunos rudimentos de la música, iba a sacarlo por las orejas. Muy pronto, el joven pianista pasó a tocar en el Hotel Majestic (alternando en otros dos lugares más, pues entonces hacía tandas en tres sitios). Tocar en esos locales significó conocer a importantes figuras (o a quienes lo serían, como fue el caso de Celia Cruz, que en 1944 se presentó en el Majestic como integrante de las bailarinas Las Mulatas de Fuego). Todo ello le ayudó a afinar su original estilo de pianista, pero también le permitió adquirir conocimientos que luego le ampliaron, desde el punto de vista téorico —porque Aldemaro siempre fue un autodidacta—, el pianista Moisés Moleiro y el maestro Rafael Minaya. Moleiro lo condujo por la vía de la pianística y de la música autóctona, mientras que Minaya le amplió su visión de la orquestación moderna y el jazz, a los cuales se sintió profundamente atraído Aldemaro, que admiraba la sonoridad de la orquesta de swing de este maestro dominicano-venezolano, la cual se nutría del repertorio y sonido de las big-bands norteamericanas. Como en esos tiempos la música en Venezuela era muy elemental, este hecho despertó en Aldemaro su afán innovador, el cual se inspiró inicialmente en lo bailable, en el grueso sonido de la orquesta neoyorquina de Machito y, en el plano del swing y el jazz, en las masivas sonoridades de Stan Kenton, a quien posteriormente le hiciera algunos arreglos, llevado de la mano de su amigo Chico O’Farrill. En su corto período de aprendizaje de lo popular, que abarca el comienzo de los años cuarenta, Aldemaro se convirtió en arreglista de la famosa orquesta de Luis Alfonzo Larrain, de quien recibió valiosos consejos profesionales y el ejemplo en el manejo de una orquesta, lo cual le hizo reconocer la importancia de la disciplina, la organización y la buena administración en agrupaciones de cualquier naturaleza. Ya de pantalones largos, mientras se desenvolvía como pianista y arreglista ocasional, a la vez que se asomaba a la composición (el bolero Me queda el consuelo lo escribió en 1945, a los diecisiete años), Aldemaro obtuvo sus primeras experiencias dentro de un cuerpo musical al ingresar como pianista en la Sonora Caracas y en Los Caciques y, luego, como pianista-director de la efímera orquesta Rafa-Víctor (en la cual tocaba el saxofón y clarinete Alirio Díaz, a quien entonces llamaban “Poncherita”). Esto le dio suficiente experiencia para, en 1949, ingresar a la orquesta de Luis Alfonzo Larrain, con la cual trabajó durante nueve meses. En ese mismo año, Antonio Cortez, quien entonces regentaba una tienda de discos (Discolandia) en El Silencio, le armó su primera orquesta, con la cual debutó en 1949. Dada la fiebre que entonces causaba el explosivo mambo, Aldemaro grabó varios surcos en un cine, a fin de generar el eco logrado por las grabaciones de Pérez Prado, y escribió uno propio: Radar. Dado su apego a la música de Billo, el público del patio no aceptaba su innovador sonido (si bien obtuvo cierto éxito con Los camarones); pero tuvo la suerte de ser llamado a Nueva York por Alfredo Sadel, con quien hizo temporada record de catorce semanas en el Chateau Madrid, del gallego Ángel López (quien doblaba como propietario de ese club y manager de Kid Gavilán). Firmado Alfredo Sadel por la RCA mexicana, Aldemaro se encargó de respaldar los que fueron los primeros éxitos del joven tenor (Señora María, etc.), los cuales arregló arreglados con innovadoras voces modernas, sin saxofones. Más adelante, Aldemaro le arreglaría a Sadel Alma libre, que el tenor grabó en Cuba haciendo dúo con Beny Moré, y todo un álbum (Fiesta latinoamericana), que grabaron en México. Después de la exitosa temporada de ambos venezolanos en Nueva York, y luego de viajar a Cuba y México con Sadel, Aldemaro produjo su impactante Dinner in Caracas. Corría el año de 1952 y el disco fue posible gracias que el productor Herman Díaz Jr. (de la RCA) aceptó grabarlo bajo el compromiso, hecho desde Venezuela por Amable Espina, de adquirir cinco mil discos. La cifra se quedó corta y el álbum fue el más vendido ese año en Venezuela y en toda Latinoamérica. Con este álbum inició la RCA Victor una serie de discos “Dinner”, correspondiéndole a Aldemaro la grabación de Dinner in Colombia, que fue seguido con otro (Flight to Romance) contentivo de música latinoamericana. La Victor luego le grabó otros discos de música venezolana con orquesta de salón, hasta que Aldemaro lo hizo por cuenta propia para su propio sello (Cymbal), para el cual produjo El garrasí y Criollísima (que contiene Concierto en la llanura, magníficamente orquestado sobre la grabación original de J.V. Torrealba, gracias a la técnica del ingeniero de sonido mexicano Pancho Cárdenas, quien tenía a su cargo las grabaciones de Pérez Prado y Esquivel). Durante su estada en Nueva York, Aldemaro tocó en diversas orquestas, enviado por el sindicato de músicos (en una de las cuales acompañó a la pareja de Dean Martin y Jerry Lewis), además de hacerlo con la suya propia en un LP de mambos al lado de Tito Puente, Tito Rodríguez y Noro Morales. Con su quinteto (de piano y vibráfono) tocó en el famoso resort Grossinger’s (donde tuvo como bailarín a Elliott Gould, futuro esposo de Barbra Streissand). Con su orquesta grabó también Stranger in Paradise (emulando un poco la trompeta y sonido de Cerezo rosa, que acababa de ser un hit de Pérez Prado, en 1955); con el quinteto grabó diversos temas, básicamente en ritmo de mambo-jazz y cha cha chas. En Venezuela, capitalizó sus arreglos de Dinner in Caracas y de otros álbumes similares en conciertos, en la Concha Acústica y en un programa de televisión (Conciertos Firestone). También produjo El Show de Aldemaro Romero, en el cual presentó a artistas como Louis Armstrong, Maurice Chevalier y Trini López, a quienes acompañó con su poderosa orquesta (la cual tuvo como coristas a las famosas Hermanas Dolly). En 1961 se escuchó el grito de ¡En el Ávila es la cosa!, creado por Aldemaro para los carnavales de ese año, en ese hotel. Alrededor de 1967 alternó con Tito Puente y La Lupe en El Molino de Tony Grandi (cantando Germán Fernando y Rolando Laserie), pero, años antes, se había presentado con éxito en diversos escenarios carnavalescos (como el Club Casablanca) y en otros locales, acompañando a artistas como Daniel Santos y otros. Poco después, hacia 1969, ideó la Onda Nueva, con la cual venía experimentando en el recinto del Círculo Musical (club de discos que ayudó a crear en 1963). Este estilo, que contó con el respaldo del toque oportuno toque de batería de Frank Hernández (El pavo), elevó el joropo venezolano a una música de mayor universalidad, al ser tocado con armonías modernas e inflexiones de jazz. La Onda Nueva debutó en el lujoso Novgorod de Altamira (Caracas) y culminó con tres fenomenales festivales mundiales (1971-73), a los que asistieron notabilísimas figuras internacionales que contribuyeron a popularizar este estilo como una expresión renovadora de la música venezolana. Además de sus numerosas grabaciones realizadas en diversos países, Aldemaro grabó en Los Ángeles La Onda en inglés y The New Wave, instrumental con el guitarrista Charlie Byrd. Sus docenas de composiciones incluyen números como Tonta, gafa y boba, Toma lo que te ofrecí, El catire y De repente. Algunas de ellas fueron para el cine (como el Tema de amor, para la producción ítalo-venezolana La epopeya de Bolívar) o para su propias grabaciones, como es el caso de Quinta Arauco, Doña Mentira, Carretera y Conde a Principal, incluidas en Dinner in Caracas Vol. 2, con el cual cerró el ciclo de música criolla con ropaje sinfónico, sin olvidar los LPs grabados en Londres con María Teresa Chacín y muchos otros de los tantos que deja como legado musical a Venezuela y al mundo y las presentaciones personales en diversos escenarios y festivales del mundo, en los cuales cosechó aplausos y premios. En 1978, Aldemaro fundó la orquesta Filarmónica de Caracas, de donde le quedó el gusto por escribir obras académicas, lo cual hizo con gran dedicación y maestría en la última década.Al revisar su hoja artística, podemos decir que Aldemaro Romero fue el músico más completo, más polifacético, más innovador y de mayor talento que ha tenido Venezuela.
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