ANL - Como parte de un esfuerzo para desarrollar una nueva gama de combustibles alternativos, la ecóloga Julie Jastrow, del Laboratorio Nacional de Argonne, y sus colegas del mismo laboratorio y de la Universidad de Chicago, han sembrado siete combinaciones diferentes de céspedes nativos de las praderas de la región central de Estados Unidos en una parcela ubicada en el campus de Batavia del Fermilab.El objetivo del proyecto es examinar la sostenibilidad de diferentes cultivos perennes bioenergéticos. Se llama cultivos bioenergéticos a los vegetales que pueden ser procesados para obtener energía, ya sea quemándolos directamente o convirtiéndolos en etanol celulósico.En tanto que los cultivos con un alto contenido de almidón o de azúcares (principalmente maíz y caña de azúcar) son los favoritos en las aplicaciones actuales de la bioenergía, los botánicos también ven un gran potencial en las hierbas perennes.Los ecólogos del Laboratorio de Argonne están trabajando con diferentes variedades de Panicum virgatum que difieren en origen geográfico y atributos genéticos. Además del P. virgatum, plantaron en la parcela experimental algunas otras especies.Jastrow y sus colegas están buscando determinar cuál o cuáles de las hierbas producen las mayores cantidades de biomasa apropiada para ser cosechada y procesada, además de bombear la mayor cantidad posible de carbono hacia el subsuelo a través del crecimiento de las raíces. Cuando éstas mueren y se descomponen, parte del carbono queda secuestrado en forma de materia orgánica bajo tierra, y nutrientes como el nitrógeno son reciclados, lo cual ayuda a sostener el crecimiento de vegetales futuros. En general, los investigadores interesados en las hierbas perennes como cultivos bioenergéticos suelen comparar especies o variedades cultivándolas por separado de una en una, en monocultivos. Pero los estudios recientes sugieren que plantar una mezcla diversa de especies podría conducir a rendimientos más sostenibles a medio y largo plazo.Las plantaciones con mayor diversidad están mejor equipadas para lidiar con las variaciones anuales del clima, y probablemente tengan menores problemas con la invasión de patógenos que los monocultivos. Pero cultivar esa mezcla de variedades conlleva de modo inevitable una cosecha más difícil de procesar, ya que las distintas especies de hierbas podrían complicar los esfuerzos para desarrollar métodos eficaces y baratos de convertir en etanol la celulosa presente en la materia vegetal. El proceso podría requerir el uso de un conjunto diferente de microorganismos para cada especie vegetal. Jastrow y sus colegas creen que pueden evitar este problema, en tanto que consiguen los beneficios de las plantaciones diversificadas, empleando una mezcla de variedades de P. virgatum para incrementar la diversidad genética.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su Comentario