La historia de los países está plagada de trágicos ejemplos de cómo la displicencia, la indiferencia, los intereses personalistas y la alcahuetería de los gobiernos han permitido que se entronicen regímenes dictatoriales que avasallan y tiranizan a sus pueblos. Estas nefastas experiencias han llevado a la comunidad internacional a fijar normas tendentes a identificar tempranamente a los gobiernos que se alejan de la convivencia democrática y del respeto a los derechos humanos o que restringen las libertades de sus ciudadanos. Dos de estas convenciones son la Carta Democrática Interamericana y la Convención Americana de Derechos Humanos, donde se establecen los mínimos estándares de desempeño y de respeto esenciales para que se pueda calificar como democrático a un régimen. Asdrúbal Aguiar, ex juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH) y profesor de Derecho, señaló este fin de semana en un artículo publicado en El Universal que él ha contabilizado 130 violaciones a los estándares democráticos cometidos sistemáticamente durante la década de Gobierno de Hugo Chávez. Indicando que estas violaciones no son simples omisiones realizadas al descuido, sino un ataque consciente y deliberado a este modelo de gobierno donde la violación a las reglas democráticas se ha convertido en la norma. Sólo para citar algunas de estas violaciones, VenEconomía identifica a vuelo de pájaro las siguientes:. Violación al Derecho de vivir en una sociedad plural.. Violaciones a la libertad económica, y a la libertad del libre emprendimiento. Violación al Derecho de la Propiedad Privada.Violación al Derecho de Sindicalizació n y violación al derecho a trabajar en organismos públicos sin ser coaccionados a militancia política alguna.. Violación a la Libertad de Expresión y comunicación. Violación a las libertades políticas y religiosas.. Violación al derecho a manifestar públicamente y de manera pacífica.También en los acuerdos comerciales regionales se estipulan principios, valores y normas basadas en el respeto a la democracia y a los derechos humanos de obligatorio cumplimiento. Éste es el caso del Mercosur, el cual en el artículo 1 de su Protocolo de Ushuaia o su Protocolo Democrático se deja sentado que "la plena vigencia de las instituciones democráticas es condición esencial para el desarrollo de los procesos de integración entre los estados partes". Por eso, causa indignación que países de la comunidad Latinoamericana, como Brasil, a sabiendas de que el Gobierno de Hugo Chávez se ha alejado de los principios del Tratado de Mercosur y de sus protocolos, estén dispuestos a hacer prevaler sus propios intereses económicos para permitir el ingreso de Venezuela a ese Mercado. Nada complacería más que Venezuela ingresara a un Mercado de tanta importancia como éste, y aprovechara de sus ventajas y beneficios comerciales. Pero, no puede aceptarse que los estados miembros de Mercosur le den el plácet al Gobierno de Hugo Chávez para entrar como miembro pleno, pues con ello se estaría tácitamente avalando que en Venezuela la democracia, el Estado de Derecho y las libertades ciudadanas están en plena vigencia. Ello sería una gran mentira y una trágica e imperdonable alcahuetería, de alta traición para quienes en Venezuela luchan por la democracia. Disponible en inglés en: www.veneconomy. com.
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