Por: Henry Cabello - Francamente uno ya no sabe qué hacer ni que decir. La gente en la calle, y más de un articulista de opinión, sienten que han sido abandonados por la dirigencia política nacional. Más de uno encuentra algo sospechoso en esa actitud. Los dirigentes políticos, por su parte, sienten que la gente no les tiene consideración y que se conforman con ver los toros desde la barrera, pero sin atreverse a lanzarse al ruedo. Algunos líderes opinan que se trata de una situación en la que se mezclan el temor de las masas, con la irracionalidad económica, y que cuando la situación se haga insostenible, desde el punto de vista del bolsillo, entonces la gente se lanzará a la calle y el ejército se verá en la encrucijada de, o tener que producir una matanza de inocentes, o verse forzados a exigirle a Chávez que se vaya. Y los que nos ocupamos de hacerle seguimiento al problema, día tras día, vemos, con creciente impotencia y frustración, como el régimen sigue avanzando, ocupando espacios, dominando cada vez mas aspectos de la vida nacional, utilizando la fuerza armada para apoyar sus despropósitos… y no pasa nada. ¿Tendremos entonces que conformarnos con esperar hasta que nos quiten nuestras casas, nuestros empleos, nuestros colegios, hospitales y comida y nos obliguen a depender de una libreta de racionamiento para terminar sometiéndonos a fuerza de hambre y miedo? ¿Es que ya no está suficientemente claro que estamos en presencia de un régimen militarista, personalista, autoritario y abusivo? Uno siente que el escenario electoral se aleja cada día más. Allí están los trabajadores petroleros, a quienes se les ha cercenado el derecho a elegir su representación sindical, en un claro ejemplo de irrespeto a la ley y de manipulación arbitraria de sus legítimos intereses. Allí está el novedosísimo proyecto de Ley Electoral que busca legalizar el ventajismo, el abuso del poder y cortar de tajo toda esperanza de representación proporcional. La capacidad de maniobra de esta caterva de delincuentes electorales no tiene medida. ¿Y si no es por la vía electoral, qué camino nos queda? Está muy bonito eso de llamarnos a defender la constitución. Invocar el 333 ó el 350, pareciera ser más un ejercicio de buena voluntad que un mecanismo práctico para oponerse a la represión político-militar. Salir a las calles luce algo así como convertirnos en carne de cañón. Pero la realidad es que el pueblo ya está en la calle. Todos los días. Un país sin luz, hostigado por el hampa y sin servicios. La burla obscena a la que nos someten cada día, pareciera ser planificada con toda intención. Nos quieren desesperar. Amenazan a los medios y a las grandes empresas. Si pueden con los grandes ¿Qué les queda a los demás? Se enriquecen y nos empobrecen brutalmente. Quieren agotar nuestra paciencia. Nos hacen ver que solo queda el camino de la sumisión incondicional. Desde las filas del gobierno y su partido único, nos arrinconan un poquito más cada vez. Nos echan en cara que en la oposición no tenemos un líder capaz de enfrentarse a Chávez con coraje y valentía. Que no tenemos una propuesta. Sabemos que ambas cosas son falsas. No tenemos uno, sino cientos de líderes. Tenemos una propuesta de país que comienza con el respeto al texto constitucional y se estructura alrededor de una Nación con ciudadanos libres, seguros y productivos, sin más limitaciones que las de las propias capacidades de cada quién. Un país regido por el imperio de la Ley, y no por las bayonetas militares. En fin, todos sabemos dónde queremos llegar. Lo que no sabemos es como llegar. ¿O sí lo sabemos pero no nos atrevemos?
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