Como todo gobierno que se adentra en la tiranía, y que además sabe que está actuando al margen de las libertades y los derechos humanos, el Gobierno de Hugo Chávez le tiene terror a las ideas, sobre todo cuando esas ideas vienen de personajes de prestigio internacional y, muy especialmente, de aquellos reconocidos por su lucha en pro de la paz de los pueblos.El terror a las ideas se afinca en la falta de consistencia de los regímenes que proclaman y pregonan defender la libertad, la justicia y la solidaridad, pero perviven y se entierran en los lodos del abuso, la violencia y la persecución.Es por ello que el Gobierno ha amparado desde sus inicios la destrucción de bibliotecas, como se ha venido denunciado desde la Gobernación del Estado Miranda. O como informan fuentes, que ha sucedido en la Biblioteca Simón Bolívar de la Academia Militar, de donde se han dado de baja colecciones como la muy completa del prócer Cristóbal Mendoza, miembro del Primer Triunvirato de la República.Este terror a las ideas es lo que está llevando a pensar en una Ley de Educación que imponga el pensamiento único del líder del proceso neocomunista.También es ese pánico por el que se sacó del aire a Radio Caracas Televisión, y por el que ahora se amenaza con cerrar a Globovisión, el único canal de señal abierta independiente que queda en Venezuela. Es el pavor a la pluralidad lo que está impulsando a los secuaces del “proceso” a decretarle la guerra a todo espacio radioeléctrico libre e independiente que exista en el país, así como al resto de los medios de comunicación no alineados al pensamiento único.Es en esa cobardía donde se sustentaría una ley que aniquilaría de un solo tajo a cualquier Organización no Gubernamental no sumisa a Chávez.Es más, el miedo a la diversidad de ideas, a la discusión abierta y plural, a la controversia constructiva es lo que ha impedido, por decisión del Gobierno de Chávez, que Lesch Walessa, premio Nóbel de la Paz, defensor de los derechos de los trabajadores, ex presidente de Polonia y propulsor de la democracia en su país no haya podido pisar tierra venezolana. El miedo a quedar al descubierto, a que se revele la faz del totalitarismo y la barbarie es lo que estaría impulsando a dirigentes y voceros del Gobierno y su partido único a atacar anticipadamente a intelectuales de la talla del escritor peruano, Mario Vargas Llosa, su hijo Álvaro Vargas Llosa, de Plinio Apuleyo Mendoza y del mexicano Jorge Castañeda. Éstos visitarán al país, invitados por la ONG Cedice Libertad, para participar en el foro “Democracia y Libertad”, que organiza Cedice con motivo de su 25 aniversario. Han llegado incluso a la amenaza de expulsarlos del país, si alguno de ellos “osa” cometer “excesos” contra la investidura presidencial o la del Gobierno.De llegar a esos extremos sería la guinda que el Gobierno le pondría a su torta revolucionaria, para terminar de mostrarle a la comunidad nacional e internacional que en Venezuela hace años se extinguieron las libertades y que el respeto a los derechos humanos es cosa del pasado. Sería un acto vil más que se sumaría al expediente que el Grupo de los 400 (integrado por unos 500 intelectuales, periodistas, políticos, internacionalistas y analistas) está presentando a la OEA para demostrar que en Venezuela cesó el respeto de los trece estándares que definen a una democracia.• Disponible en inglés en: www.veneconomy.com
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