martes, 3 de febrero de 2009

Alto a la profanación


Por: Oswaldo Sujú Raffo - Nuevamente se repite la profanación en el Altar de la Patria, sin que ninguna autoridad civil o militar intervenga, peor aún, lo aplauden como verdaderas focas de un circo. El Tcnel. Presidente desde hace años, ha demostrado su equívoca manía de confundir la gerencia de un país con el comando de un batallón. La decisión a priori y sin consulta (¿para qué?) de ordenar la colocación de la bandera cubana en el Panteón Nacional, al lado de los cinco países bolivarianos, demuestra hasta donde puede llegar la insolencia, ignorancia y “delirio de grandeza” de una persona confundida en el tiempo y en el espacio, atormentada por las consejas de una corte de “jaladores” cínicos y asalariados, criollos y extranjeros, que lo incitan a cometer errores en el plano nacional e internacional. En otras oportunidades ya ocurrió, se repite la ofensa al honor de los venezolanos, de los verdaderos patriotas, no de aquellos que por un “plato de lentejas” tiran a la poceta la dignidad, el decoro y el respeto por los valores morales y espirituales de la Patria de Bolívar. Con amarga arrechera recordamos cuando, en el sagrado recinto y Altar de la Patria, se permitió que el sátrapa y tirano Fidel Castro, blandiera la gloriosa Espada de Bolívar y luego se le regalara la réplica de la misma. Igual afrenta sucedió cuando se otorgó la máxima condecoración nacional y la réplica de la Espada de Bolívar a sátrapas como Daniel Ortega, Mugawe, Raúl Castro y quien sabe a quien más. La insólita orden, arbitraria y ofensiva, de colocar la bandera cubana en el Panteón Nacional, obedece al criterio del Tcnel. Presidente de igualar (qué barbaridad) la gesta libertaria de Bolivar, al independizar y fundar cinco naciones, con los postreros deseos del Héroe de realizar una expedición para liberar a Cuba de los españoles...Iguales deseos tuvo Bolívar por la independencia de Argentina, del Uruguay y de La Florida, en Norte América ¿Entonces? Es inaceptable tanta subordinación a Cuba, a su régimen y a Fidel Castro . Es enfermiza y condenable tanta adoración y entrega hacia un régimen oprobioso que nos invadió ayer por las armas y que hoy lo vuelve hacer, con la anuencia de quienes nos desgobiernan. El Tcnel. Presidente, embelesado por la manipulación castrista de ser el “sucesor de Fidel”, no escatima esfuerzos en agradarlos. Todos recordamos como el 17 de diciembre del 2007, en el propio Panteón Nacional comparó al criminal Ché Guevara con nuestro Libertador, entre los aplausos cómplices de las focas de siempre. La majestuosidad, veneración y recogimiento que sentíamos cuando se conmemoraba, en el Panteón Nacional, la muerte de Bolívar fué cambiada abruptamente por los discursos destemplados, irreverentes y fuera de orden del Tcnel. Presidente, sin que nadie le advirtiera el respeto que merece, ese templo in memorian de quienes nos dieron libertad y nacionalidad. A veces me pregunto: ¿Por qué tanto irrespeto a la gloria de Bolívar, a su ideario, a su nombre y a su ¿imagen? ¿Por qué esa blasfemia de colocarlo al lado de Fidel Castro y del Ché? ¿Por qué su asesor “histórico” no le advierte sus garrafales errores o es que a él también se le olvidó lo que antes pregonaba y escribía? El irrespeto a los valores morales y espirituales de la Patria, también es un delito, con responsables directos y por omisión, que serán saldados en el futuro, en esta Venezuela tuya, mía y nuestra. Fuera los invasores catrocomunistas y piticubanos . La Patria es primero. Hasta luego.

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