lunes, 16 de febrero de 2009

45%


Por: Jorge Henriquez - Cinco millones de personas se opusieron a la propuesta de enmienda constitucional que le permitirá al presidente Hugo Chávez, gobernadores, alcaldes y diputados, postularse a sus cargos de elección popular para discernir si el pueblo los quiere "premiar" por su buen gobierno. Esas son ahora las reglas de juego. Una enmienda que muchos reclamamos inconstitucional, como un asunto ya zanjado en la consulta del dos de diciembre de 2007, pero que el chavismo, en una jugada estratégica bien pensada luego de las elecciones regionales del 27 de noviembre pasado, logró imponer como legal, poderes con rodilla en tierra de por medio. Y ganan con 6 millones de votos, contra una oposición que por primera vez en una consulta, logra superar su techo histórico en los últimos 10 años. Faltará superar el trauma. Para quienes entendemos la democracia como un sistema que va más allá de las votaciones, esta derrota significa un duro golpe. Pero luego viene el futuro. Y a eso vamos a tener que enfrentarnos con nuestras mejores armas, entre ellas, el aprendizaje que de todo esto debe sacar el sector opositor. Si hay algo de lo que el chavismo ha sabido sacar provecho es de la debilidad política de los líderes opositores. Todos nos quejamos de que no hay proyecto de país, no hay líderes fuertes, no tenemos una "cara visible". De hecho, la gran pregunta que se hacen los venezolanos ahora es quién será el candidato que enfrentará a Chávez en el 2012. Y todos ven con terror que parece no haber nadie en el panorama. Que hace falta alguien nuevo, sin mácula, con carisma, eficiente, que personifique al héroe de nuestra telenovela. Aprendamos: ese héroe no existe. No existe tal y como esperamos que sea. Queremos que nuestros políticos sean una especie de semidioses que sean capaces de enamorarnos, de enamorar a los chavistas, de ganarle a Chávez, de resolver todos los problemas del país y de devolvernos la patria que "nos merecemos". Eso no existe. Pero nada más lejos de llevarnos a la desesperanza. Lo que tenemos, con todo y sus defectos, tiene la posibilidad de ocupar el 45% de la Asamblea Nacional. Pudimos demostrar que tenemos 5 millones de votos. La pregunta es: ya los usamos para oponernos a Chávez… ¿seremos capaces de ponerlos ahora a la disposición de los pocos que han decidido hacer de la política su vida? ¿estaremos dispuestos a darle un voto de confianza a ese grupo de políticos que todos los días aparecen luchando contra este gobierno? ¿O seguiremos dándoles por la cabeza porque "no están a la altura"? Yo lo que me pregunto es de donde vamos a sacar a los líderes políticos que se supone estamos esperando: ¿de Marte? ¿o vienen en un cupón dentro de una caja de Ariel? No es conformismo: es darle al César lo que es del César. Hay mucho liderazgo joven asumiendo las riendas de la política opositora, y creo que no hace falta nombrarlos porque todos ya se habrán hecho una imagen en su cabeza de quienes son los que han estado ahí todo este tiempo, haciendo la mejor oposición que hasta ahora han sabido hacer. Y hoy demostramos que ellos podrían contar con 5 millones de votos para ponerle a Chávez un freno institucional en la Asamblea Nacional y comenzar a generar un balance de poderes que devuelva a Venezuela poco a poco a las sendas democráticas. ¿Qué haremos? ¿Le seguimos dando golpes a la piñata, o nos decidimos a apoyar a quienes desde hace un buen tiempo están intentando ganarse la confianza de los venezolanos?

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