martes, 7 de octubre de 2008

Una crisis se avecina


Por: Marcos Peckel - Cada día más el proceso político en Venezuela se asemeja más al que ha padecido Zimbabwe desde la llegada al poder hace 28 años de Robert Mugabe. Un comienzo con una amplia euforia y apoyo populares despertados por grandes expectativas de cambio, establecimiento de una verdadera democracia representativa, redistribución del ingreso y fin a años de marginación, corrupción y pobreza. Sin embargo en Zimbabwe entonces como en Venezuela ahora, estas expectativas se estrellaron contra gobernantes con talante autoritario, que gradual pero brutalmente restringieron las libertades democráticas, de prensa, sindical y de asociación, con expropiaciones y nacionalizaciones arbitrarias, acabando con la separación de poderes, cooptando a la justicia y al legislativo mientras que mantenían unas elecciones de fachada, fraudulentas. Igualmente, ambos gobernantes fueron en su comienzo acompañados por reputados personajes que posteriormente los repudiaron debido el camino que iban tomando. En Zimbabwe fue Joshua Nkono, compañero de armas de Mugabe, mientras que en Venezuela han sido Luis Miquilena y el recientemente detenido general Isaías Baduel. En ambos casos el autoritarismo ha venido acompañado de retórica antiimperialista, contra Inglaterra en el caso de Zimbabwe y contra Estados Unidos en el caso de Chávez y facilitado por el apoyo de potencias con interese específicos, China a Zimbabwe y Rusia a Venezuela. A esto se suma una tímida o inexistente reacción de las organizaciones regionales que como la Unión Africana por un lado y la OEA, Unasur, y el Pacto de Río, por el otro han sido totalmente indiferentes a los atropellos a la democracia cometidos por Mugabe y Chávez. Hoy en día Zimbabwe sufre una crisis económica sin precedentes, hiperinflació n, el campo destruido, emigración masiva de profesionales y un desempleo del 80%. A Venezuela lo ha salvado hasta ahora el petróleo, pero tiene la inflación más alta del continente y niveles de corrupción superiores a los de la época Copei-AD. Para Venezuela aun hay tiempo de enmendar el camino, para Mugabe el tiempo se acabó.

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