martes, 16 de diciembre de 2008

No habrá referéndum

Por: Asdrúbal Aguiar - correoaustral@gmail.com - Nada daña tanto a la democracia como el abuso o la inflación de democracia; es decir, ninguna sociedad crece y madura democráticamente por la sola circunstancia de que sea convocada al ejercicio electoral todos los días, como ocurre entre nosotros. La democracia, para ser tal, reclama de una ética, de una relación inseparable entre los fines legítimos de la democracia y los medios para alcanzarlos, que siempre han de ser tan legítimos como aquellos. Lo que quiere decir, en síntesis, que la democracia, si acaso reclama de formas, es su ejercicio efectivo el que le da su tono y la hace ser, más que una expresión estructural de la organización política de una sociedad, un testimonio de vida cotidiana, un estado del espíritu ciudadano. La reiteración de esta enseñanza, que logra trasuntar a las horas adversas que viven hoy las democracias occidentales bajo la amenaza continuista de sus gobernantes, la creo pertinente a la luz de la enmienda inconstitucional en que se ha empeñado el pequeño caporal de Miraflores, cuyo mandato vence fatalmente el 2012. Una de las exigencias centrales de la democracia reside en el ejercicio del poder conforme al estado de derecho. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, cada vez que puede, repite hasta la saciedad y por lo mismo que no concibe a la democracia sin acatamiento a la legalidad constitucional por los gobernantes, ni ésta ni aquella sin la garantía del ejercicio efectivo de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Se trata de una tríada cuyas partes pierden su total sentido en defecto de las otras. El Presidente Chávez, con abierto desprecio por una decisión soberana que le vincula y que mal puede desatar, como lo es el pronunciamiento popular reprobatorio de su manida reforma constitucional socialista y, junto a ella, de su obsesión por mantenerse en el poder, vuelve otra vez por sus fueros y de nuevo, para tal cometido, le ha pedido al pueblo venezolano -Asamblea Nacional mediante- volver otra vez a comicios. No albergo duda en cuanto a que en la calenturienta y poco asentada cabeza de nuestro "mogrollo" gobernante bulle otra vez aquella idea que lo llevara, en 1999, a tirar al traste el orden constitucional de 1961. Dijo y se lo aceptó la Corte Suprema de entonces, que por sobre la voluntad de la mayoría votante no podía empinarse ninguna Constitución por importante que fuese. Y desde entonces, qué duda cabe, cree, a pesar de su muy declinante popularidad, que su propia Constitución puede hacerse y deshacerse o remendarse cada vez que llame al pueblo a comicios y en cada oportunidad hacer variar, al ritmo de las emociones, los alcances de contrato social que le da a Venezuela su estabilidad republicana. De allí que, en el fondo de las cosas, no entienda este dislocado personaje que mal puede volver a proponer su iniciativa de modificación constitucional para reelegirse durante lo que le resta de su período de Gobierno. Y de allí que, además, juegue con las imágenes y atropelle con saña el sentido jurídico y teleológico de las expresiones reforma y enmienda constitucionales, para afirmar que lo que ahora propone es una enmienda y no una reforma, algo distinto según él y de suyo posible todavía. De allí sus insultos desaforados a quienes le han dicho lo contrario y hasta su osadía -propia de la ignorancia sin límites- de pedirle a los decanos de Derecho de nuestras universidades que vuelvan a estudiar leyes. Cabe, pues, repetir lo dicho. No hay democracia allí donde no se ejerce el poder conforme al estado de derecho. Y si éste falla en sus seguridades -dado que no es una suerte de sustancia maleable y ajustable al gusto de caudillos o revoluciones de turno- tampoco hay ni se puede predicar la existencia de un régimen que respete y garantice los derechos y libertades fundamentales. Así de simple. Vayamos por parte en la explicación. El carácter de una enmienda y su diferencia con una reforma, reside, dicho coloquialmente, en la insignificancia sustantiva de la primera; no se trata de una diferencia cuantitativa, que se centre en el mayor o menor número de artículos que sea objeto de la reforma o enmienda constitucionales. La reforma de un solo artículo puede afectar la estructura fundamental del texto constitucional en tanto que la enmienda, comprometiendo a muchos artículos, no logra hacerlo. De modo que, a la luz de la norma sobre la reelección presidencial planteada en la reforma de 2007 y rechazada por el pueblo y vuelta a replantear por su único interesado -el Presidente- como enmienda, basta con señalar que a tenor de la Constitución en vigor la forma del Gobierno venezolano es alternativa y de mandatos revocables; lo que quiere decir que el andamiaje constitucional de 1999 corre en línea contraria a quienes intenten perpetuarse en el ejercicio del poder. Y ello es así, aun cuando, en un arresto de desespero, el padre de la enmienda quiera argüir que la vigencia de las monarquías española e inglesa vitalicias y hereditarias en nada predican que sus regímenes sean antidemocráticos; a menos que, lo así dicho por éste, sea la meridiana confesión de que sólo aspira verse coronado como rey de los venezolanos. Sea lo que fuere, si lo anterior por elemental no basta y tampoco le basta a Chávez la prohibición constitucional de presentar dentro de un mismo período constitucional una reforma constitucional rechazada disfrazándola de enmienda, cabe recordar y recordarle que la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política, en su artículo 193, una vez como señala que no pueden convocarse a más de dos actos de votación sobre distintos referendos.. ., precisa luego que "si la materia -léase el fondo y no la forma- objeto de un referendo fuere rechazada por el pueblo, no podrá presentarse de nuevo durante los dos años siguientes". Siendo así, si Chávez, por lo visto, ha decidido no atender ni ajustar su conducta a la Constitución ni apegarse a las reglas sustantivas del estado de derecho, y si acaso lo que le importa son las formas, no cabe duda en cuanto a que nunca antes de diciembre de 2009 -los dos años de ley- podrá invitar al pueblo a un nuevo referendo sobre su permanencia o no en ejercicio de la Presidencia. Así de claro. Entre líneas. El anuncio por el Presidente Correa, socio de Hugo Chávez, de que no pagará la deuda externa contraída por su país, es apenas una puesta en escena -para medir las reacciones internacionales- de cuanto pretende hacer o hará éste, sucesivamente y una vez como haya raspado la olla de Pdvsa. Al despropósito, quiéranlo o no sus responsables, se le ven las costuras. Habiendo llegado el período de las vacas flacas y luego del grosero derroche que han hecho de los tesoros de sus respectivos países durante la larga década de las vacas gordas, quieren hacerle ver a sus pueblos que viviremos en la pobreza por culpa de una banca transnacional expoliadora y capitalista. ¡Mogrollos y mogollones! • Llegó Raúl Castro a nuestro suelo colonial en calidad de emisario de la Corona habanera, para revisar el estado de nuestras circunstancias y las acciones de su Capitán General Hugo Chávez Frías. ¡Quién lo hubiese imaginado!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Su Comentario