Por: Francisco Alarcón - Nunca he visto una “revolución” que tarde tanto, teniendo todo el poder en sus manos y la disposición de hacerla. Con anuncios diarios y las consecuentes amenazas, atormentando a la población sin saber qué sucederá mañana con sus bienes y pertenencias. Mao, no la hizo así en China, Lenín consultaba al Partido Comunista ruso y Robespierre fue más arrollador en Francia. La historia no está hecha a plazos predeterminados por un sólo individuo, y las revoluciones se hacen o no se hacen. El Che Guevara y Fidel arrancaron su “revolución” sin detenerse a rendirle cuentas a nadie, al comienzo con cierto pundonor, las peroratas eran para justificar las medidas y no a la inversa. Por qué si el presidente Chávez lleva diez años queriendo hacer una revolución y dice contar con las mayorías populares no la hace de una vez, nadie lo detendrá desde el poder central, quienes han mostrado hasta ahora bastante obsecuencia. Chávez debe cumplirles a sus correligionarios cerrando cuanto medio de comunicación le estorbe, sin buscar tantos alegatos, que si no pagan el derecho de frente o tiran los desperdicios a la calle. Sin delegar en Diosdado ni en otro funcionario del régimen. Esto es una “revolución” y quienes vayan en contra de ella son sus “enemigos”. Al final, todos los alegatos “legales” de nada le servirán para el mundo civilizado y democrático. Lo mismo ocurre con las leyes que va aprobando la Asamblea Nacional , donde se revierte la decisión soberana de una reforma rechazada el 2D. Empiece a expropiar a todos los burgueses de este país, sin misericordia alguna. No permita más latrocinios y entregue una libreta de racionamiento bien implementada, que a lo mejor da oportunidades de obtener los productos de primera necesidad, que actualmente no se consiguen por ninguna parte; sincérese con su “pueblo” y con el resto de los venezolanos que se dejan bajar los pantalones sin ninguna protesta. Comience simultáneamente a crear una red social de atención hospitalaria, acabe con la inseguridad, haga lo que hizo Fidel con los malandros en Cuba. Termine de centralizar el poder no permitiendo que el hampa le malogre su “revolución”. La oposición casi no existe, está tristemente desvencijada, no sabe asumir su responsabilidad histórica, los estudiantes en pírricos anuncios y movilizaciones no han logrado cristalizar un movimiento con fuerza. Las personas que como yo escriben no “tumban” gobiernos sino se concretan a dar sus opiniones, y si también le estorban hágaselo saber a los dueños de los medios o ciérrelos. A pesar de que no hay nadie en este país con juicio sano que no desee una reconciliación entre los ciudadanos y la pacificación de Venezuela. Por ello, me tomo la libertad de sugerirle que está en su tiempo para llevar a cabo su “revolución” aproveche los aires a su favor, la luna y los recursos. Olvídese de adecos, copeyanos, etc. De encuentros entre intelectuales y académicos, y échele bolas. Me gustaría ver el final de está “revolución” planteada como una novela por entregas, sin que alcance su desenlace tras diez años de anuncios e intimidaciones. Los personajes están, la trama existe lo que no termina de abreviarse es la última etapa. Los capítulos intermedios ya son trillados, con el argumento de ¡me voy a salir de la OEA! Y Así tantas cosas que ocurren con su mundo externo, difícil de engranar cuando se le escapa un gazapo en la reunión con Lula, y después tiene que pedirle disculpas a Cristina Kichner. Cuando la industria señera de este país anda pidiendo prestado a todo el orbe y no logra ni abastecer el mercado interno. Bueno, eso no lo digo yo únicamente, sino aparece publicado por todas partes. Venezuela era un tesoro para sus habitantes, nacidos en su suelo o no. Hoy es un aprisco, que a lo mejor necesita de esa “revolución” que lleva diez años gestándose, al final su aprobación o reprobación descansará mayoritariamente en los seguidores de su líder. Lo cierto es que hasta las revoluciones se pasan de tiempo entre tantos manoseos, son como las carnes en braza que pueden chamuscarse sin estar cocinadas.
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