martes, 30 de junio de 2009

Otra visión sobre Honduras


Por: Mario Mérida - Lo sucedido en Honduras confirma que las decisiones políticas del presidente Celaya no eran aplaudidas por la mayoría de hondureños, particularmente su intención de efectuar una consulta respecto a la reelección presidencial –negada por una corte–. El error fue la disposición de un tribunal de ordenar a las fuerzas armadas actuar según la Constitución de ese país: “Las Fuerzas Armadas de Honduras son una Institución Nacional de carácter permanente, esencialmente profesional, apolítica, obediente y no deliberante. Se constituyen para defender la integridad territorial y la soberanía de la República, mantener la paz, el orden público y el imperio de la Constitución, los principios de libre sufragio y la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República. Cooperarán con la Policía Nacional en la Conservación del orden público. A efecto de garantizar el libre ejercicio del sufragio, la custodia, transporte y vigilancia de los materiales electorales y demás aspectos de la seguridad del proceso, el Presidente de la República, pondrá a las Fuerzas Armadas a disposición del Tribunal Nacional de Elecciones, desde un mes antes de las elecciones, hasta la declaratoria de las mismas” (Artículo 272).Una buena interpretación de este artículo es la propuesta por Orlando J. Pérez (Resdal): “las FF.AA. son ‘apolíticas’”, pero también deben ‘defender….el imperio de la Constitución…’. También, habla de las responsabilidades de las FF.AA. por garantizar el libre ejercicio del sufragio, etcétera… También, dice ‘Artículo 278– Las órdenes que imparta el Presidente de la República deberán ser acatadas y ejecutadas con apego a la Constitución de la República y a los principios de legalidad, disciplina y profesionalismo militar’. Por lo tanto, ¿cuál es el deber de las FF.AA. de obedecer órdenes que buscan implementar un proceso cuya legalidad ha sido desestimada por los Tribunales competentes?”. Este es un problema de los hondureños, los gobernantes centroamericanos deben limitar su actuación, lo inaceptable es que un presidente ajeno a la región que se ha saltado su propia Constitución en desmedro de lo que hoy dice defender, se permita amenazar con intervenir militarmente para restituir el orden.

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