Por: Maruja Tarre - maru1789@yahoo.com - El drama de Irán lo estamos viviendo en vivo y en directo, no sabemos cómo terminaráTengo muchos años siguiendo, de lejos y de cerca, las más variadas crisis internacionales y creo poder afirmar que pocas me han conmovido tanto como la que está actualmente ocurriendo en Irán. Nos afecta por la enorme semejanza con Venezuela. Pueden haber unos exóticos Ayatolahs y algunas mujeres cubiertas con velos y pañuelos, pero la base misma del conflicto es la misma: se trata de un pueblo, o por lo menos el sector más progresista de la población que incluye a estudiantes y mujeres, insurgiendo en contra de un autoritarismo cada vez más opresivo. Para apaciguar a los blandengues gobernantes mundiales, dicho autoritarismo se arropa tras simulacros de elecciones cuyos resultados le dan una insólita victoria al gran amigo de Hugo Chávez. En este caso la oposición iraní, encabezada por los estudiantes, ha resuelto pasar por encima de gobiernos y medios tradicionales para dirigirse y conmover a la gente, común y corriente, de otras partes del mundo. Han usado en forma magistral los nuevos medios de comunicación y muy especialmente a Twitters. De esa manera, por sus cortos y elocuentes mensajes, hemos estado en contacto directo e inmediato con los muchachos de las universidades, con los manifestantes en las multitudinarias marchas. Nos comunicamos a cada instante con ellos. Conocemos sus nombres, hemos sentido su miedo, compartimos sus esperanzas. El drama lo estamos viviendo en vivo y en directo y por lo tanto, no sabemos cómo va a terminar. Pero la revolución comunicacional que se ha logrado en estos pocos días, ya no puede ser derrotada. Pase lo que pase nos sentiremos siempre solidarios con esos lejanos amigos que en su momento de mayor angustia acudieron a nosotros y nos hicieron llegar su voz. ¡Suerte amigos de Irán, el mundo está con ustedes!
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