Por: GD. Oswaldo Sujú Raffo - Entre todos y tantos actos de traición a la Patria que, muy a nuestro pesar, hemos observado en los últimos años, el caso del territorio esequibo ó mejor dicho nuestro Esequibo, representa una perenne bofetada al rostro de los venezolanos, que sentimos la descarada depredación de nuestro patrimonio territorial histórico y legítimo. En 1962, el gobierno de Venezuela argumentó y reclamó ante la Organización de las Naciones Unidas, el despojo ó el atraco que sufrió cuando Inglaterra se apoderó de 160.000 kms.2 del territorio esequibo, todo ese vasto espacio geográfico al oeste del río Esequibo. La astuta potencia mundial, la mas fuerte para el Siglo XIX, no usó los cañones como cuando nos quitó a Trinidad, parte integrante de la Capitanía General de Venezuela en el año 1779, en esta oportunidad usó la pérfida e írrita decisión del tribunal internacional que produjo, como una decisión más política que jurídica, el nefasto Laudo de París de 1899. La demanda venezolana, aparte de su sustentación histórica y jurídica, se complementó con lo contenido en el informe de Mellet Prevost, abogado asesor de la parte que nos defendía en el juicio, pues Inglaterra no aceptó a ningún venezolano en la contienda de París. Fué tan convincente las pruebas presentadas por Venezuela en la O.N.U que, por primera vez, Inglaterra aceptó la contención venezolana. El caso motivó el Acuerdo de Ginebra de 1966, que obliga a las partes a buscar una solución pacífica y practica a la controversia. El Protocolo de Puerto España, en 1972 congeló por doce años estas negociaciones y como siempre ha sucedido, vino el letargo de la cancillería criolla que le permitió al gobierno de Guyana muchas libertades, como émulos que son de la pérfida Albión. En el año 2000 por vez primera y tal vez la única, este gobierno “rojo rojito” adoptó una posición de Estado en defensa de nuestra soberanía nacional. Cuando Guyana arbitrariamente acordó con la empresa Beal Aerospace , la construcción de una base satelital en nuestro Esequibo, el gobierno venezolano a través de su cancillería protestó y en un comunicado fijó su posición, en donde deploraba lo sucedido y ratificaba el desconocimiento de concesiones en el territorio esequibo y en su prolongación marítima, asimismo se sentía preocupado por las contínuas concesiones de todo tipo, a empresas extranjeras. Lo antes mencionado contrasta de manera amarga y sorprendente, con lo expresado por el Tcnel. dictador, en el 2004 en su visita oficial a la capital guyanesa , ante una multitud que aplaudía rabiosamente y un sonriente presidente Jagdeo. Allí dijo el líder del chavismo, que Venezuela no se oponía (debió haber dicho que él no se oponía) a que Guyana otorgara concesiones a empresas extranjeras, para la explotación del territorio esequibo, etc. Tremenda barbaridad, traición e irresponsabilidad con la nación venezolana, se echó por el suelo y se metió en su “bolsillo” más de 60 años de lucha diplomática por nuestra reclamación. Hoy el territorio esequibo es una “pila de agua bendita” todo el mundo le mete la mano, no solo explotan las riquezas de nuestro suelo y de nuestros ríos, buscando minerales estratégicos y preciosos, también venden grandes extensiones al Brasil y exploran nuestra plataforma atlántica, buscando gas y petróleo. El artículo del Lic. Reyes Theis en El Universal del día 8 de Junio, es por demás alarmante, preciso, bien dateado y con un sentido de honda preocupación patriótica. Lo antes citado no es ajeno al conocimiento del gobierno; el mutis cómplice lo condena ante el pueblo y ante la Historia. A todos nos embarga un sentimiento de frustración, indignación y “madre arrechera”. ¿Por qué el inmaduro canciller no habla de esto ? ¿ Por qué los asambleístas no se ocupan de investigar esto y sí de tantas otras pendejadas ? Y los otros miembros del “centrífugo” Gabinete, ¿por qué no hablan? ¿Por qué las otras instituciones del Estado callan ? ¿Por qué los partidos de la “oposición” son indiferentes ? ¿Y por qué las FF.AA.NN se hacen “el policía de Valera” y silbando iguanas, aceptan este agravio al suelo que juraron “defender hasta perder la vida”? ¿Es que por entronizar ideologías extrañas y proyectos políticos personales, permitiremos que nuestro territorio se siga encogiendo? ¿Es que vamos a permitir que Guyana, Colombia y el Brasil con ansias terrófagas, sigan reduciendo nuestro suelo? ¡Carajo! ¿Hasta cuando? ¿A cuantos les duele esta Venezuela tuya, mía y nuestra? Los delitos de alta traición a la Patria nunca prescriben. Ella es primero. Fuera los chulos invasores. ¡Hasta luego!
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