sábado, 20 de junio de 2009

La Estética de la Desobediencia

El Hombre en llamas:
Arde por el ladrón que le robó su futuro.
Arde por el mentiroso que lo engañó con sus promesas.
Arde por el impune que degradó su dignidad.
Arde por el indiferente que lo abandonó a su destino.
Arde por el seductor que violó su inocencia.
Arde por el asesino que mató su esperanza.
Arde por el corrupto que lo engañó, lo degradó, lo abandonó, lo violó y lo mató.
¿A quién quemará cuando sus llamas se extiendan?
La obediencia ciega engendra monstruos. Toda conciencia comprada es un trofeo de caza. Desobecer tiene un precio. Nunca tan alto como paga el que obedece. El Poder quiere que el sometido sea invisible. El Amo inventa un pasado para hacerle creer al sometido que son lo mismo. El Poder se suicida cuando llega a la conclusión de que es eterno. Desequilibrar para equilibrar. La tragedia del que obedece es confundir la ilusión de la libertad con la libertad real. Toda negociación es rendición. La justicia del Poder siempre es ilegal.

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