No vale. Yo no creo

Cuando el río suena - De manera unánime voceros del Ejecutivo y de la Asamblea Nacional corean que no está en discusión una ley de educación ideologizante o que pueda poner en riesgo la patria potestad de los padres venezolanos sobre sus hijos.Sin embargo, llama la atención que por todos lados se estén filtrando supuestos proyectos de ley que apuntan a todo lo contrario. De tener alguna base cierta cualquiera de estos proyectos se podría intuir que al proyecto de ley de educación, que descansa desde hace años en la Asamblea Nacional, se le están agregando fuertes ingredientes de adoctrinamiento e ideologización. Y, conociendo las tendencias del Gobierno, también se podría prever que el objetivo del nuevo modelo educativo que se busca aplicar en el país sería a imagen y semejanza del modelo cubano. Es decir, lavarles el cerebro a los niños de la República desde temprana edad y educarlos en la doctrina "socialista" que quiere imponer a trocha y mocha el mandatario de Venezuela.Además, "a confesión de parte relevo de pruebas": La semana pasada el mismo presidente Chávez afirmó en cadena nacional que, "la tesis de que el Estado no debe inmiscuirse en la educación es la tesis del capitalismo, de la llamada democracia social que algunos quieren revivir". Para asegurar de inmediato que eso no lo permitirá y que el Gobierno seguirá profundizando el sistema de escuelas bolivarianas que apoyan al sistema socialista. En esa oportunidad también ordenó que todos los colegios de Venezuela deberán permitir la inspección de su Gobierno y someterse al plan de estudios con ideología socialista. "De no ser así, serán cerrados o nacionalizados y el Estado tomará las riendas de esos centros", impostó. Más claro no canta un gallo. Más aún cuando es bien sabido que los deseos presidenciales emitidos por radio y televisión son acatados al pie de la letra por los zombies bolivarianos en funciones públicas.Es oportuno recordar que una de las decisiones que influyeron en el Trienio Adeco (1945 - 1948) fue el Decreto 321 de octubre de 1946. Este decreto defendía la tesis del "Estado Docente", lo que significaba que el Estado tomaba el control de la educación privada y pública, e imponía la educación laica. Dicho de otra forma, se decretó la desaparición de los colegios católicos.Tal parece que el Gobierno ahora quiere curarse en salud. Así, temiendo que el tema del adoctrinamiento en la educación formal se les pueda escapar de las manos y que, eventualmente, se repitan hechos similares a los de 1948, el Gobierno comenzó a imponer el silencio sobre el tema.En esa dirección apuntarían las amenazas del mandatario nacional y las declaraciones del ministro de Educación, Héctor Navarro. El ministro advirtió que las críticas a las políticas de educación del Gobierno, al proyecto de Ley de Educación y, especialmente, los comentarios acerca de las propuestas para que el Estado (en lugar de los padres) sea el que tenga la patria potestad sobre los niños constituyen "incitaciones al odio". Según el ministro, estas incitaciones podrían interpretarse como violaciones de la Ley para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (LOPNA). Como alerta de hasta dónde podría llegar el Gobierno para lograr el mutis de la sociedad en cuanto al avance socialista en educación estaría la orden del alcalde de Valencia, Edgardo Parra. Éste instruyó a la Sindicatura Municipal para que "recuperara" unas instalaciones del Colegio Juan XXIII, construidas en terrenos municipales cedidos en comodato hace 40 años a esa institución. La medida se basa en el supuesto de que allí una maestra había estado ideologizando en contra del Gobierno y atentando en contra el bienestar sicológico de los niños. También iría en esa dirección el hecho de que la Asamblea Nacional, a través de la presidenta de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional, María de Queipo, esté pidiendo al Ministerio de Educación que "abra una investigación más profunda para que aquellas instituciones que estén haciéndole terrorismo a los niños sean sancionadas y hasta clausuradas" .De manera pues, hay que seguir con el oído al tambor, pues cuando el río suena piedras trae.