viernes, 12 de septiembre de 2008

¿Caribe caliente en guerra fría?


¡Llegaron los rusos! Es más o menos el tono con el que los medios de comunicación venezolanos han informado sobre el aterrizaje de dos cazas estratégicos rusos TU-160. La frase parece advertir sobre una amenaza inminente. Un canal de televisión hace un juego de imágenes con la bandera roja de la desaparecida Unión Soviética sobre una de Estados Unidos, con lo que se completa ese "flash back" de la Guerra Fría y sus peligros. Pero el presidente Hugo Chávez se burla de esos a los que llama "sesudos analistas" que advierten sobre la inconveniencia de vincular a Venezuela en los grandes conflictos internacionales, lo que estaría ocurriendo a medida que Caracas y Moscú estrechan relaciones militares. Chávez niega que lo que llama la "alianza estratégica" con Rusia tenga intenciones ofensivas, o que meta al país y a la región en las tensiones de lo que, tras el conflicto en Georgia, algunos empiezan a definir como una nueva Guerra Fría. Del Cáucaso al Caribe Aunque al anunciar la llegada de los aviones rusos, Chávez afirmó que la alianza con Moscú era previa al estallido de la crisis del Cáucaso, justificó que Rusia reaccione ante lo que definió como el "arrinconamiento que pretende hacerle EE.UU.". Por eso, según le dijo a BBC Mundo José Egidio, profesor de la Academia Diplomática de la Cancillería Venezolana , la alianza con Venezuela responde a un reacomodo geopolítico internacional de una Rusia que busca espacios de influencia. "La situación del Cáucaso se une al despliegue de misiles antirusos en Polonia, de radares antirusos en República Checa y a una política antirusa visceral en las repúblicas bálticas", señaló Egidio. "Pero ya no estamos en los años 90", afirmó, y aseguró que "se equivocaron los cálculos occidentales de que Moscú no reaccionaría" ante esos gestos "inamistosos". Egidio reconoce que los despliegues rusos en América Latina puedan ser vistos como "una provocación" desde Washington, aunque afirma que la reactivación de la IV Flota de EE.UU. en aguas suramericanas es la verdadera amenaza para la región. "La fantasía del presidente" La experta en asuntos militares Rocío San Miguel rechaza ese vínculo directo entre los bombarderos rusos en Venezuela y la IV Flota , y también desestima las voces que hablan del inminente peligro de una nueva Guerra Fría en aguas del Caribe. "Esto ha sido amplificado deliberadamente, incluso por el propio gobierno venezolano", señala San Miguel, quien considera que Venezuela está embarcada en una competencia por el liderazgo regional con el presidente de Brasil, Luís Inacio "Lula" da Silva. "Quizá en la fantasía del presidente de la República le pudiera gustar retrotraerse a 1962, a la crisis de los misiles cubanos", dijo San Miguel en declaraciones a la cadena de noticias Globovisión. "Pero creo que eso está muy distante de la agenda rusa y muy distante de la agenda americana. Creo que no le interesa a nadie en el hemisferio", afirma San Miguel, para quien lo de la IV Flota fue "sólo un cambio de nombre sin nuevos componentes bélicos". Cuando en julio pasado se anunció la reactivación de la IV Flota , voceros militares estadounidenses le aseguraron a BBC Mundo que implicaría el aumento de la presencia militar estadounidense en la región. La Flota no tendría naves asignadas y sólo sumaría 30 puestos al grupo de 120 personas que conforman el equipo del puerto de Mayport, donde estará basada. Amenaza nuclear Aunque el Ministerio de Defensa ruso aclaró que sus aviones no llevan armas nucleares, el tono agorero de ciertos medios, dentro y fuera de Venezuela, habla de los temores de que eventualmente algún armamento de ese tipo pueda llegar a la región. El Tratado de Tlatelolco, vigente desde 1969, establece que América del Sur es una zona libre de armas nucleares y fuerza a las cinco potencias nucleares reconocidas a respetar esa condición. Por eso, según le dijo a BBC Mundo el diplomático e internacionalista Julio César Pineda, cualquier ejercicio militar conjunto ruso-venezolano debe respetar la "desnuclearizació n" de la región. En caso contrario "quedaremos fuera de la neutralidad latinoamericana", afirmó Pineda, quien representó a Venezuela ante la Opanal, el Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina que hace seguimiento al Tratado de Tlatelolco. Pineda es de los que destaca cierto paralelismo de la coyuntura actual con la Guerra Fría y el papel que jugó Cuba, sobre todo durante la crisis generada por el emplazamiento de los misiles soviéticos en 1962. "Pero Venezuela no es Cuba. En Venezuea hay petróleo y eso la convierte en un objetivo militar importante", recuerda Pineda.

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