jueves, 11 de septiembre de 2008

Venezuela - Confieso mi tristeza


LA HISTORIA PARALELA - El gobierno dice que la mayoría de los venezolanos desean un nuevo estilo y forma de vida, en realidad confieso que eso me perturba. Respeto la innovación en todos los campos, ya que eso refleja la constante inquietud del hombre en la búsqueda y construcción de su destino; pues ir en contra de la necesidad de cambio resulta estúpido. Las sociedades demuestran su constante avance aprendiendo de sus errores y superándose. La pregunta de las trescientas mil lochas “fuertes” es ¿Cuánto debemos sufrir para valorar lo que somos y saber lo que queremos en verdad? será que tenemos justo lo que merecemos por ser picaros, cómodos e indiferentes. Si el viento sopla pa’llá, pa’llá voy, eso pasó en la cuarta y sigue pasando en la quinta república. El actual Presidente supo entender nuestra idiosincrasia, conoce de que pata cojeamos, comunica con excelencia los complementos emocionales que hipnotizan, y hacen muy permeable a un pueblo ávido de héroes y gallos de pelea, él sabe la erosionada identidad nacional que existe y el escaso conocimiento histórico que tenemos, eso le permite reinventar el pasado para justificar sus acciones del presente. Ellos tienen la “máxima” de borrar todo para imponer nuevos valores y así implantar un nuevo modelo de control social al pueblo, adoctrinar hasta el cansancio para cosechar un hombre nuevo adepto a ese esquema de revolución. Hay que invertir todo el dinero en crear más pobres; pues sin pobres se acaba la revolución. En la puja por la razón política se crean bandos que excluyen los términos medios, para ellos solo hay blanco y negro. La disidencia es traición y la traición se paga. El miedo funciona como arma de control dentro y fuera del gobierno. Cada quien piensa en su familia y no en el país, eso es lógico, pensamos que el país tampoco se ocupa de nosotros, cada quien que se defienda como pueda. Esa actitud crea debilidad organizativa en los desafectos al gobierno y también en oficialistas divididos por poder y dinero. Es un momento delicado, hay muchos vacíos y este gobierno intenta llenarlos. Comunismo, socialismo o capitalismo no creo que sea el problema a discutir, más bien me ocupa el modelo de justicia social e igualdad de oportunidades que deseamos heredar a nuestros hijos, tal vez será un híbrido, con un poco de todo lo bueno lo que existe. Seguro hay cabida para mezclar pensamientos e ideas buenas, una argamasa de varias arcillas para construir un modelo propio con sabor a Venezuela, desprendido de odios y rencores. Soñar no cuesta nada, pero confieso mi tristeza al ver que transitamos un espinoso camino para solo llegar al borde del precipicio, no soy pesimista, pero vi a países hermanos en guerras civiles, que luego del dolor y la sangre regada, llegan a la simple conclusión de que fue un error y que no valió la pena.

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