Un guerrero de la luz conoce sus defectos. Pero también sus cualidades. Algunos compañeros se quejan todo el tiempo: "Los demás tienen más oportunidades que nosotros". Quizá tengan razón; pero un guerrero no se deja paralizar por esto, sino que procura valorizar al máximo sus virtudes. Sabe que el poder de la gacela es la habilidad de sus patas. El poder de la gaviota es su puntería para alcanzar el pez. Aprendió que un tigre no teme a la hiena, porque es consciente de su fuerza. Entonces procura saber con qué puede contar. Y siempre verifica su equipo, compuesto por tres elementos: fé, esperanza y amor. Si los tres están presentes, él no duda en seguir adelante.
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