lunes, 25 de febrero de 2008

Más allá de los pactos electorales

Por: Fausto Masó - maso1951@cantv. net - Ahora los sindicatos piden lo suyo, a gritos. Tápense los oídos. El gobierno no cuenta con una organización como la antigua CTV, reventó la caja de Pandora. Los aumentos que lograrán los trabajadores de Sidor y de Firestone los exigirán otros sindicatos tomando ciudades. Agárrense de las manos. Las huelgas reales tumban gobiernos. Hoy y mañana. Al caos venezolano se suman ahora los huelguistas. ¿Imaginan a un gobierno "revolucionario" ordenándole a la Guardia Nacional caerle a planazos? Chávez se aproxima al llegadero. El gobierno enfrenta el desabastecimiento con imágenes por televisión de barcos descargando en los puertos y con anuncios de que están trayendo leche de Beluchistán. ¡Por fin sabemos qué es el desarrollo endógeno! Todo esto indigna a las mujeres en las colas frente a Mercal. Adiós carisma de Chávez. ¿Cómo ganar elecciones con desabastecimiento? Para las próximas elecciones, la oposición se unificará en algunos estados, y en otros la economía del voto la unirá en las urnas, excepto quizá en lugares como Carabobo donde sí se postulan dos candidatos de peso; el chavismo ganará las elecciones. Chávez no acepta el próximo cataclismo electoral. Pretende recuperar el terreno perdido con cadenas en los medios y presentando caras nuevas a las elecciones. En dos o tres meses sabrá que no lo salvará ningún milagro y temerá que una oposición triunfante "venga por él". Algunos atribuyen este desbarajuste a un plan maquiavélico del propio Chávez. ¿Qué hará Chávez cuando se convenza que está contra la pared? Ese será el momento de la verdad, probablemente para el mes de junio. Cuando hay control de cambios el desabastecimiento lo provocan las autoridades al no entregar las divisas a los importadores. Prefirieron el año pasado importar Hummers, a leche y carne. A última hora, el gobierno intenta aumentar la producción nacional. ¿Cómo? Más temprano que tarde sufriremos alguna cura de caballo. Por ahora, Chávez disfraza su plan de ajustes. Hay gente que no ha aprendido nada. Antes que los políticos metan la pata, y la meterán, ya los critican despiadadamente por aspirar a ser electos. La salud de la democracia la mide la calidad de sus partidos y, a su vez, la calidad de los partidos depende de los políticos. A los políticos hay que darles una mano sin hacernos ilusiones. Son iguales a nosotros y nosotros no somos una maravilla: maneje media hora por Caracas y conocerá al venezolano de carne y hueso. ¿Llegaremos a las elecciones?, nos seguimos preguntando. Sin reconstruir el tejido político iremos de salvador en salvador. Nunca fueron tan necesarias las elecciones para volver a contar con líderes regionales: es más fácil ser un líder nacional mediático que ganar las elecciones en Chacao o Boconó, pero los líderes nacionales saben que su verdadera legitimación, el poder real, reside en ganar elecciones. Hay que soñar con otra forma de hacer política que sea financiada por el propio estado como en Europa, donde los políticos no tengan que venderse antes de tiempo. Una nueva política, pues, en la que el factor dinero pierda poder y solo cuente el voto, y se respete a los partidos en vez de intentar destruirlos. Más allá de los pactos electorales hay que forjar una concertación, una nueva forma de hacer política.

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