jueves, 21 de febrero de 2008

La historia de los Días


El hombre no suele apreciar las mil cosas corrientes que continuamente tiene ante su vista, y no sabe disfrutar de los fáciles encantos que encierran los hechos más comunes y las palabras más usuales. Hasta la más humilde y olvidada hierbecilla del campo es un pequeño mundo de maravillas y, asimismo, la palabra que nos es más familiar tiene muchas veces un significado hondo y trascendental. Los siete días de la semana se suceden sin cesar, sin que jamás hayamos parado a pensar en los orígenes de sus nombres, esos nombres que pronunciamos tan distraídamente, encierran vieja poesía. Así nos encontramos con el: Lunes - Aun cuando no hay relación alguna entre el período de la semana y los movimientos de los astros, desde muy antiguo cinco días de la semana han estado dedicados a los planetas y divinidades mitológicas. Lunes, o día de la Luna, es el nombre del primer día de la semana, y está dedicado a nuestro satélite, al que los romanos llamaban Diana y consideraban consorte de Febo, es decir, el Sol. Refieren sus poetas que la diosa Diana era de gentil hermosura y singular donaire, y que su padre, Júpiter, le dio un arco y un séquito de ninfas, y la hizo reina de los bosques, pues la caza era su diversión favorita. Tenía Febo una resplandeciente carroza, tirada por flamígeros caballos, que durante el día surcaba los espacios iluminando el mundo con sus dorados y ardientes resplandores. En esta misma carroza de plata la bella diosa Diana rodaba sobre las nubes en el silencio de la noche, bañando la tierra con suave luz. A la Luna, pues, está consagrado desde tiempo inmemorial el primer día de la semana, con el nombre de "lunes". Martes - Marte es el cuarto planeta del sistema solar, el más próximo a la Tierra, pero más pequeño y más distante del Sol que ella. Siempre ha llamado la atención el brillo particular de Marte y su color rojizo, que recuerda la sangre derramada en los combates. Ha recibido su nombre de Marte, dios de la guerra, quien, según la tradición grecorromana, era uno de los doce grandes dioses de la antigüedad y desempeñó un papel importantísimo en las leyendas heroicas. Su culto se extendió por todo el mundo pagano. Marte era considerado dios de la fuerza viril y de la inspiración guerrera. Se dice que participaba del carácter violento de su madre, la diosa Juno, y a este propósito cuenta Homero que, cuando cayó herido por Diomedes, dio un grito tan potente que parecía lanzado por nueve o diez mil guerreros a la vez. Marte era el prototipo del héroe guerrero de las leyendas épicas, que lanzado a la lucha no obedecía más que a la brutalidad de su instinto y a su furor sanguinario, dejándose llevar del ansia loca de herir y matar. De ahí que su símbolo sea el lobo, emblema de la crueldad. A este dios tutelar de los ejércitos, de los soldados y gladiadores, está dedicado el segundo día de la semana, llamado "martes". Los símbolos de Marte eran su escudo, sus arreos guerreros y la lanza o pica, su arma de combate preferida. Desde remota antigüedad fue invocado en Grecia, donde se le llamaba Ares, y en Roma, como el dios de la fuerza y de la muerte violenta. A pesar de su poder, fue vencido y humillado varias veces por Minerva. Miércoles - Miércoles, tercer día de la semana, significa exactamente "día de Mercurio". Mercurio es el planeta más próximo al Sol. Su nombre está tomado de la mitología latina, la cual nos habla de Mercurio, mensajero de los dioses y dios también de la elocuencia, del comercio y de los ladrones. Mercurio, a quien los griegos llamaron Hermes, era hijo del Cielo y de la Noche. Presidía las relaciones mercantiles entre los ' hombres, y por eso su imagen se veía a la entrada de las ágoras o mercados de las principales ciudades de Grecia. Los antiguos le atribuían la invención de las medidas, pesos y balanzas, y de todo lo referente a los mercados. Cuando en las costas de los mares Mediterráneo y Tirreno se desarrolló un importante tráfico griego, los romanos- tomaron de Grecia los dioses protectores. Roma eligió como dios del comercio a Hermes, le dio el nombre de Mercurio - palabra derivada de la latina mercar, es decir, comprar - y le erigió un soberbio templo en que había una fuente consagrada a él. En esa fuente los comerciantes mojaban una rama de laurel, con la que rociaban sus mercancías, y pedían al dios que bendijese sus negocios. Por último, Mercurio era elocuente intérprete de las voluntades de los dioses y especialmente de Júpiter, pues tenía el don de la expresión fácil y de la persuasión, por lo cual llegó a ser el dios de la elocuencia. Jueves - Jueves es el cuarto día de la semana, y su nombre es una abreviación de las palabras latinas Jovis dies, en español día de Jove o Júpiter. El planeta Júpiter es el más grande de nuestro sistema solar y se encuentra rodeado, como ya sabemos, de doce satélites. En el orden mitológico, el Júpiter de los latinos (que los griegos llamaban Zeus), era el padre de los dioses y de los hombres. Venció a los titanes, descomunales gigantes que querían escalar el cielo; dio a Neptuno el mar, a Plutón el infierno, y se reservó el dominio del cielo y de la tierra, sobre los que reinaba. Era, pues, el ordenador de todas las cosas, y moraba en el éter rodeado de luz eterna. Por esto, los hombres lo adoraban en los lugares altos, en las cimas de los montes, creyendo así estar más cerca de él. Era el señor de los esplendores celestes, del día y de la noche, de las borrascas y tempestades. Se dice que Júpiter era el padre de todos los dioses, no porque en realidad lo fuese, sino porque todos lo conocían como señor. La leyenda de este dios es sumamente interesante. El escritor griego Hesíodo cuenta en su obra La Teogonía que Júpiter tuvo por padre a Cronos, el Tiempo, y por madre a Rea, la Tierra. Cronos devoraba a todos los hijos que le daba su esposa, y ésta, herida en su sentimiento maternal, concibió una estratagema mediante la cual pudo salvar a su hijo Júpiter de las terribles fauces de su marido. Favorecida por las sombras de la noche, llevó a su hijo a las profundidades de una caverna oculta entre la espesura de un bosque, y allí lo dejó al cuidado de las ninfas, que velaron por el divino niño y contribuyeron a su maravilloso crecimiento: las abejas destilaban para él su miel más dulce y las cabras le daban su sabrosa leche. Rea, su madre, había envuelto una piedra en los pañales del niño, y al presentársela a Cronos, éste la devoró rápidamente, creyendo que-era el niño; pero al instante la vomitó y juró destrozar a su hijo. La suerte le fue contraria, pues muchos años más tarde, Júpiter, instigado por su madre, lo venció, destronándolo del Olimpo y lo encadenó en las profundidades de los abismos del mundo. Generalmente se representa a Júpiter sobre un carro o en un trono, armado del rayo, como queriendo indicar que es el dios que pone en fuga a los genios de las tinieblas. Viernes - Viernes equivale a Veneris dies, palabras latinas que significan "día de Venus", porque este día, el quinto de la semana, está consagrado a aquella diosa. Hay un lucero de intenso resplandor que aparece por la mañana y por la tarde, y que, desde antiguo, ha sido designado con varios nombres. Nosotros lo llamamos el planeta Venus. En la mitología pagana, el nombre de Venus atrae especialmente nuestra atención, pues no es ya el nombre de un dios potente o sanguinario, sino el de una diosa bella y amable, en la que los antiguos simbolizaban los encantos y la hermosura. Los griegos la llamaron Afrodita, es decir, hija de la espuma, y su historia es bella como la diosa. Cuenta la leyenda que cuando Cronos mutiló a su padre, arrojó al mar sus miembros, los cuales flotaron largo tiempo sobre las olas. Alrededor de ellos se formó una blanca espuma, de la cual nació la diosa Venus. Una concha marina le sirvió de nave, que el suave viento hizo navegar y condujo al fin a las costas de Chipre, donde la recibieron unas ninfas que la condujeron triunfalmente al Olimpo. Allí la sentaron en un bello trono rodeado de nubes y resplandores, junto a los poderosos dioses griegos. Sábado - El sábado es el sexto día de nuestra semana. Este nombre, de origen hebreo, significa "descanso", pues el absoluto reposo durante aquel día, era para ellos ley severa. Lo dedicaban a la oración y rendían en él un fervoroso culto en sus sinagogas. Pero, como veremos, la religión cristiana ha reemplazado este día de descanso, instituyendo con el mismo fin el domingo. El sábado cerraba el período de siete días que tanta importancia tenía en los ritos religiosos de los pueblos antiguos. Los romanos, por ejemplo, celebraban durante siete días sus fiestas saturnales, en las que se entregaban a todo género de excesos en la comida y bebida. Hoy apenas podemos formarnos una idea de la profunda revolución operada en las costumbres con la venida de Jesucristo. Para comprobarlo bastará observar que, en la mayoría de los pueblos civilizados, el día de descanso semanal que sigue al sábado, se dedica a cumplir los deberes religiosos y a un moderado y honesto esparcimiento. Los paganos consagraron este día a Saturno; de ahí el nombre sajón saturday, o día de Saturno. Domingo - En la historia de todos los pueblos y desde los tiempos más remotos hay días especiales consagrados a rendir culto a la divinidad. Los judíos destinaban a ello el sabat, que corresponde a nuestro sábado. Pero al aparecer el cristianismo la observancia tradicional de ese día se trasladó al siguiente, en que se conmemoraba la resurrección del Salvador. Los primeros fieles de Roma lo llamaron dominica, de dominices, que quiere decir día del Señor. De ahí procede la palabra española "domingo". La Iglesia ha desechado en su liturgia los nombres mitológicos de los días de la semana, sustituyéndolos con el de feria para el lunes, martes, miércoles, jueves y viernes (feria se~ cunda, tertia, quarta, quinta y sexta), dies dominica para el domingo y sabbatum, para el sábado. Hubo pueblos que, en su ignorancia, creyeron que el Sol era el autor de la vida y el dispensador de todos los bienes, y por tal razón lo adoraron como a Dios y le dedicaron ese día, para ellos el primero, y lo designaron con el nombre de día del Sol. De ahí deriva el nombre sajón del domingo, sunday, es decir: día del Sol.

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