viernes, 27 de marzo de 2009

Y como venezolana, me uno a lo escrito por Laureano Marquez

Derecho a Réplica de Joan Manuel Serrat: Sr. Laureano Márquez Estimado amigo: El 23 de febrero último se me preguntó en una rueda de prensa promovida a raíz de mi participación en el Festival de Viña del Mar sobre mis opiniones acerca del último referéndum convocado por el Gobierno de Venezuela. Lamento las interpretaciones que se han dado a mi respuesta; en ningún momento quise dar soporte alguno a la figura del presidente Hugo Chávez ni a la política que en materia electoral está llevando a cabo. Tal vez la respuesta obvia a aquella pregunta hubiera sido: `Chávez ganó como estaba previsto’. Pero en la charla amable, que así se desarrolló aquella conferencia de prensa, me arrastró mi irreductible amor por la democracia y me pareció natural subrayar una decisión que se tomó en las urnas sin entrar en detalles que quizás debiera haber tenido en cuenta. Como bien dices, la democracia es una forma de vivir y no un gesto temporal. La democracia no consiste sólo en votar cada tantos años, sino también en respetar a diario al que tiene otro punto de vista distinto al nuestro, y pelear para que pueda defenderlo. La democracia, para serlo de veras, tiene que ser económica, educativa, sanitaria, judicial, y nos tiene que alcanzar a todos, algo que los viejos gobiernos de A.D. y C.O.P.E.I, más preocupados de beneficiarse ellos que de beneficiar al país, nunca practicaron. Fueron aquellas aguas las que trajeron estos lodos. Esto también lo dije en Viña del Mar y lamentablemente no aparece casi en ningún lado. Mis puntos de vista en este y otros aspectos los manifesté claramente en una entrevista que al alimón con Joaquín Sabina apareció en TalCual durante nuestra última visita a Caracas. Cualquier declaración mía al respecto ha estado siempre alejada del titular `Serrat defiende a Chávez’. No se corresponde ni con la realidad ni con mi manera de referirme a los políticos, que seguramente tienen otros que les defiendan. Pero la mujer del César no sólo debe ser honrada sino parecerlo, de modo que si mis palabras pudieran dar a entender cualquier otra cosa distinta a la que quise decir no me queda más que pedir disculpas por desacertadas y desafortunadas y me remito al contenido de esta carta que no hace sino resumir años de trayectoria pública, en relación con el público y la vida cultural, política y sentimental de los países que amo, entre los cuales, de una manera especial, está Venezuela. Espero que estas líneas, y el recuerdo de esa trayectoria, sean suficientes para aclarar cualquier malentendido. Disculpa que me haya retrasado en la respuesta a tu carta, pero esperaba que amainase el temporal para ver mejor el horizonte y también a recibir noticias, cosa que hasta la fecha no ha ocurrido, de algún amigo o compañero de por ahí, que se interesase en conocer de primera mano lo sucedido antes de lanzarse al ciberespacio acuciado de dolorosos golpes bajos y/o más preocupado de evitar el contagio del desviacionismo democrático. No importa, el cariño es el mismo. Lamento haber contribuido a exacerbar los ánimos o a influir aunque fuera mínimamente en la polarización de ese querido país, y agradezco de corazón tu afectuosa y sincera carta esperando que mi respuesta aplaque dolores que nunca tuve intención de provocar. Con cariño. Joan Manuel Serrat.
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Laureano Marquez aceptó su misiva de la siguiente manera: Creo que esta carta habla por sí sola y no necesita de nada más. Sólo agregaré unas cortas reflexiones con las que acusé su recibo: Querido Nano: En medio de tanta locura que nos ha tocado vivir y de tanta agresión por quienes expresan su pensar, tu carta viene a ser un bálsamo que nos trae muchas enseñanzas: es un tributo al diálogo, la palabra y la argumentación, cosa que tanto nos falta en la Venezuela actual. Que te hayas tomado la molestia de responder y que lo hagas con tanta claridad y amor por nuestra tierra, es algo que, a los que te queremos, nos refuerza la idea de lo que eres y significas y de tu irrenunciable lucha en búsqueda del bien. Has podido dejar pasar esto -como suele hacerse– y no lo has hecho, lo que testimonia no sólo tu dignidad, sino el compromiso con tu limpia trayectoria. Efectivamente, aquí la polarización nos desquicia. A mí, por ejemplo, me acusan muchos opositores, que se refugian en el anonimato del cyber espacio, sin dar la cara, de “colaboracionista” por no pedir un golpe de Estado o la muerte de Chávez, como quisieran algunos; o por procurar una sonrisa en medio de tantos humores revueltos, sin entender que el humor es cosa seria. Creo, como tú, en la democracia y en que ese es el único camino a transitar, aunque a veces las elecciones no sean tan transparentes como quisiéramos. Como me lo autorizas, publicaré tu carta en el mismo espacio que se corresponde a mi columna “Humor en serio” del diario TalCual los días viernes. Esta vez, tanto a ti como a mí, nos odiarán todos. Como está el ambiente, creo que es lo mejor. De todas maneras, no te preocupes mucho, por aquí creerán que tu respuesta me la he inventado yo. Un buen abrazo. El cariño ya no es el mismo, es mayor…
Laureano Márquez

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