Por: Emilio Figueredo - La verdad es que no tiene ningún sentido tratar de comparar al chavismo con modelos políticos preexistentes. Algunos dicen que es una autocracia y ciertamente tiene características que lo asemejan con esa forma de gobierno, pero también lo es cuando se dice que es una dictablanda o incluso una dictadura. En todo caso, lo que no se puede ocultar, es su rasgo predominante de militarismo populista. La tesis de Norberto Ceresole salpicada con confusas referencias a distintos pensamientos de izquierda y de derecha pareciera ser la que se impone. Para refrescar la memoria del que fue mentor de Chávez él concebía la nueva realidad política venezolana como la combinación de un líder supremo o diríamos un Duce un ejército y un pueblo. Claro está el Duce en la tesis de Ceresole, es la personificació n misma del pueblo y su principal soporte la fuerza armada. Cómo lo muestran las recientes elecciones y, a pesar del ventajismo y la parcialidad manifiesta del CNE a favor del jefe de estado, los votos a favor de Chávez han ido disminuyendo incluso en los sectores D y E de la población. Y ahora, a pesar de los intentos mágicos por evitar que nos pegue de frente el huracán financiero, el Gobierno no encuentra otra medicina que la de aplicar la fuerza bruta para amedrentar a los que no están con él. El juego está claro, los obreros son un estorbo, la clase media también y tal vez las elecciones podrán llegar a serlo, por eso posponerlas puede ser una solución para que en Venezuela de manera Caribe se aplique aquello que en Alemania fue una realidad. Ein Reich, ein Volk , ein Führer. O dicho en criollo: Aquí hay un líder que es el dueño del Estado y del pueblo y de todo lo demás. ¿Cómo se llama eso? Decidan ustedes amigos lectores en darle la clasificación que le corresponda pero lo que si resulta evidente, es que esto no es una democracia.
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