lunes, 17 de noviembre de 2008

Madame Curie


Por: Eugenio Montoro - montoroe@yahoo.es - Entre finales del siglo diecinueve y principios del veinte vivió una de las mujeres más extraordinarias de la historia. Era polaca, se llamaba Maria y su apellido era uno de esos bichos impronunciables de siete consonantes. Para seguir estudios se trasladó a París y, aunque con muchos sacrificios, se graduó de licenciada en física en el primer puesto de su promoción y en paralelo también se licenció en matemáticas. Un profesor de física, Pierre Curie, se enamoró de ella y se casaron atraídos, en buena parte, por su mutua fascinación por la ciencia. En su deseo de obtener un doctorado se interesó sobre unos misteriosos rayos que emitían algunas sales de uranio. Ese tema se convirtió en el centro de sus investigaciones y durante décadas trabajó en un modesto laboratorio. Descubrió dos nuevos elementos, a uno le llamó Polonio (en recuerdo a su origen) y al otro Radio. Fue la primera mujer en ocupar una cátedra en la Sorbona y la primera científica en ganar el premio Nobel de Física y pocos años después el Nobel de Química. Sus experimentos y métodos para concentrar elementos radiactivos rápidamente despertaron interés por sus aplicaciones prácticas. En ese momento los esposos Curie fueron tentados por la posibilidad de patentar sus descubrimientos y convertirse en archi millonarios. Pero la decisión que tomaron fue otra. Divulgaron al mundo científico el trabajo de sus vidas sin pedir nada a cambio. Pierre murió en un accidente y a pesar de su gran tristeza Marie Curie continuó sus experimentos. Su fama creció como la espuma, era invitada a todas partes y recibió muchísimos homenajes, aunque a los que podía les “sacaba el cuerpo”, pues donde realmente disfrutaba era en su apasionante mundo científico. Además de su enorme aporte para el posterior desarrollo de la infinidad de aplicaciones de la radiación, la vida de Madame Curie nos trae varias enseñanzas. La primera es que debemos dedicarnos a trabajar en lo que nos apasiona. A veces esto no es fácil y “hay que matar tigritos” pero no deberíamos perder nunca el norte de nuestra real vocación. La segunda enseñanza es que se puede ser inmensamente útil desde un apartado y modesto lugar. Esta científica es un buen ejemplo de ello como lo es también Teresa de Calcuta. Otra enseñanza de los Curie es haber puesto sus principios por delante de lo material. Ellos conocían que sus experimentos podían beneficiar a millones de personas en poco tiempo (combatir el cáncer por ejemplo) y la forma más rápida para lograrlo era hacer públicos sus trabajos. Por último, aunque Marie llegó a ser mundialmente famosa nunca eso la cegó y mantuvo siempre su sencillez.. Todo lo anterior resume una vida de ejemplo, de dedicación a lo bueno y útil y de modestia. Cuánto contraste hay con este ruidosísimo gobiernucho venezolano que cree que hablando de lo que se va a hacer, hace. Algunos aún ven en Chávez a un hombre de buenas intenciones. Como dicen en mi terruño: No fuña !!. Este tipo en lo único que está interesado es en ser Rey. Ser útil no es su preocupación. No lo decimos nosotros. Lo dicen las cifras de homicidios, las cifras de inflación, las escandalosas cifras de alimentos importados, las pobres cifras de viviendas, las malas cifras de salud, las cifras de huecos en las carreteras, las de electricidad, agua, basura y muchas otras dentro de un País dividido y enguerrillado por el inmundo verbo presidencial. Son cifras producto de las radiaciones atómicas que Chávez, personalmente, le dispara todos los días al País y lo vuelve trizas. Tal vez debiera ser candidato al premio Nobel de la ineficiencia o el de la imbecilidad. Hasta la amable Madame Curie estaría de acuerdo.

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