jueves, 27 de noviembre de 2008

Disputa entre El Vaticano y Madrid, por retiro de Crucifijo


Univision - MADRID - La decisión de un juez de ordenar el retiro de crucifijos de una escuela pública tiene enfrentados al gobierno de España con la Santa Sede. Madrid aclara que se trata de una decisión basada en la constitución, pero el Vaticano respondió que el fallo judicial no es otra cosa que “odio antirreligioso”. El fallo judicial - El debate se inició cuando el juez de lo Contencioso Administrativo de Valladolid (norte), Alejandro Valentín, ordenó a la escuela pública Macías Picavea de Valladolid “retirar los símbolos religiosos de las aulas y espacios comunes”, según el diario ABC. El periódico agregó el juez satisfizo así la demanda presentada en 2005 por el padre de una alumna y una asociación local de defensa de la educación laica, apoyándose en la Constitución española, que garantiza la libertad religiosa y de culto y asegura “el laicismo y neutralidad del Estado”. “La presencia de estos símbolos en las zonas comunes del centro educativo público, en el que reciben educación menores de edad en plena fase de formación de su voluntad e intelecto, puede provocar en estos el sentimiento de que el Estado es más cercano a la confesión con la que guardan relación los símbolos presentes en el centro público que a otras confesiones” no presentes en el colegio, argumenta el juez en la sentencia. Dictamen inédito - Es la primera vez que la justicia española toma tal decisión, según la asociación demandante, la Asociación Cultural Escuela Laica de Valladolid, citada por ABC. Un caso similar ya se produjo en la provincia de Jaén (sur) en 2006, pero en ese caso el gobierno autonómico andaluz, competente en materia de educación, tomó la delantera y ordenó retirar los crucifijos de una escuela pública antes de que interviniera la justicia, según el diario. Pese a que la Constitución española de 1978 define el Estado como aconfesional, los símbolos católicos siguen estando muy presentes en España, donde el catolicismo fue la religión oficial durante la dictadura franquista. Así por ejemplo, en la ceremonia de juramento del cargo, todo nuevo jefe de gobierno ha de jurar fidelidad a la Constitución ante un crucifijo. Furor en la Santa Sede - Un día después de la publicación del caso en el periódico ABC, el diario del Vaticano, L’Osservatore Romano, condenó como “odio antireligioso” la decisión de la justicia española de retirar los crucifijos de una escuela pública. El autor del artículo, el escritor y periodista español Juan Manuel de Prada, colaborador regular del Osservatore Romano, estimó que “los crucifijos pueden ofender sólo a aquellos que quieren que el Estado se transforme en un nuevo Dios con un poder absoluto sobre las almas”. “A nadie que esté en sus plenas capacidades mentales se le puede ocurrir que la señal de la cruz viole algún derecho fundamental”, recalcó. Pretexto jurídico - El diario del Vaticano señala que “desde hace algún tiempo invocar los derechos y las libertades se ha convertido en España en un pretexto jurídico para esconder el odio antireligioso y la ‘cristofobia”. El término de “cristofobia” (odio a Cristo) fue también empleado por el obispo de Toledo (España), Antonio Cañizares Llovera, según la agencia de noticias del espiscopado italiano SIR. Madrid se defiende. Pero el debate llegó más allá de las páginas de ambos periódicos. El gobierno socialista español defendió este martes la decisión del juez Valentín y dijo que “la Constitución dice que España es un Estado aconfesional y, por tanto, la escuela también debe serlo”, según explicó la ministra de Educación, Mercedes Cabrera. “Los padres (…) tienen derecho a pedir que se retiren los símbolos religiosos”, añadió, y subrayó que la mayor parte de los centros escolares respetan la retirada de símbolos. La ministra no prevé obligar a todas las escuelas que conserven crucifijos a retirarlos, ya que considera que este tipo de “iniciativa” corresponde a los consejos escolares de cada centro. Retiro “deseable” - A su vez, el portavoz socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, añadió que le parece “deseable” la retirada de estos símbolos. Pero el partido socialista en el gobierno ha sido cauto en los últimos meses con las cuestiones relativas a presencia de la religión en la vida pública española para no perjudicar las relaciones con la iglesia católica. El presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, dijo por su parte que respeta la decisión del juez. Libertadreligiosa.net - La Asociación Cultural Escuela Laica de Valladolid, en nombre de Fernando Pastor, padre de una alumna del colegio público Macías Picavea de Valladolid, ha logrado una sentencia histórica. El titular del juzgado de lo Contencioso Administrativo número 2 de la capital castellanoleonesa, Alejandro Valentín, impone a la escuela la obligación de retirar los crucifijos y todos los símbolos cristianos de las aulas y espacios comunes, en nombre de “la laicidad y neutralidad del Estado”. ¿Es un triunfo de la libertad individual y de la autonomía de decisión de los Centros escolares? Según y como, porque el Consejo Escolar del centro había votado reiteradamente, en ejercicio de su autonomía teórica, la conservación de unos símbolos que están presentes en las aulas desde hace muchas décadas y que representan valores culturales e identitarios, además de religiosos. El señor Pastor tiene el amparo de un juez, pero representa una minoría entre los miembros de una comunidad escolar teóricamente autónoma. Ahora ya sabemos que esa autonomía democrática tiene sus límites. Según el juez Valentín “la decisión del Consejo Escolar vulnera los derechos fundamentales reconocidos en los artículos 14 y 16 , apartados 1 y 3, de la Constitución Española”, que garantizan derechos fundamentales como “la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y comunidades”. Sea cual sea la opinión de cada uno, la sentencia debe ser cumplida. Ahora razonemos sobre ella.Una contradicción escandalosa. Los mismos que celebran la “victoria” contra los crucifijos son los que niegan a otros padres el derecho a la objeción de conciencia frente a la educación para la Ciudadanía. Y son los mismos que cuestionarían la exhibición personal de símbolos religiosos cristianos pero aceptarían el velo de las alumnas musulmanas. Dicho de otro modo, los profetas de la izquierda creen que determinados contenidos morales pueden y deben ser impuestos por el Estado contra la voluntad de las familias (y ahí no hay libertad ideológica que valga) mientras que otros contenidos y aspectos son susceptibles de prohibición. Tomemos buena nota de qué partidos y qué políticos apoyan esta deriva, sea desde el Gobierno sea desde la connivencia parlamentaria con el PSOE. Lo que se ha impuesto no es la imparcialidad del Estado ni la libertad de las personas, sino una determinada ideología, y la moral que de ella se deriva, frente a otras convicciones. Ya que, según parece, la fe católica y sólo ella debe ser ocultada y reducida a lo privado, el Estado puede educar contra esa fe, y sólo se protege la libertad de quienes comparten la ideología oficial. No quiero añadir adjetivos: me basta constatar que esto es así, porque cuando todos nos demos cuenta de qué significa podremos actuar en consecuencia. No, no me refiero a cómo Amadeo Marco mantuvo el crucifijo en Navascués cuando el régimen laicista de Manuel Azaña lo quiso desterrar (es una historia muy ilustrativa pero con formas que no son las de 2008). No es quizás hora de hombres como Marco, aunque podría ser la de personas generosas como Justo Garrán, que apoyó una escuela libre para evitar a las familias católicas de Olite la imposición liberticida de entonces. Y sin duda es la hora de Benedicto XVI.Impacto en el mundo y respuesta del Papa. El caso de Valladolid ha sido portada en todos los periódicos italianos, desde el Corriere della Sera a La Stampa. En un país tan parecido a España pero con unos políticos tan diferentes llama la atención de todos, izquierda y derecha, nuestra oleada de laicismo agresivo, entendido no como libertad de unos, sino como lucha del Estado contra la vivencia social de la fe mayoritaria. En Italia ni la izquierda se ha acercado a este gélido viento del Gulag, ni la derecha lo toleraría inerme, ni la jerarquía católica dejaría de movilizar a los ciudadanos en defensa de la libertad. El Papa, mientras las leyes de Zapatero se aplican así y recorremos un camino por desgracia conocido, ha hablado del problema de fondo. Para Benedicto XVI, y no es una opinión cualquiera, la fe religiosa no puede ponerse “entre paréntesis” ni reducirse a lo privado: la libertad religiosa implica la vivencia social de la fe, y la convivencia respetuosa entre confesiones distintas. Confesiones entre las que, además, “un diálogo interreligioso en el sentido estricto de la palabra no es posible, mientras que es mucho más urgente el diálogo intercultural que profundice en las consecuencias culturales de las decisiones religiosas de fondo”. De acuerdo, no tenemos entre nosotros muchos políticos al nivel del senador Marcello Pera, a quien se dirige esta carta recientemente conocida. Pero el Papa marca la ruta a seguir para los católicos que quieran seguir siéndolo, y sencillamente para los europeos que no se avergüencen de existir: adelante.

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