Por: Luis José Uzcátegui - Médico psiquiatra y antropólogo - emocion@cantv.net - Extraordinario lo que ha pasado en Venezuela. Se acaba de evidenciar el eterno "parto de la razón" en un país donde en cualquiera esquina se detecta que la salud mental está en el basurero y pululan problemas mentales como hormigas. Lo que confirma parodiando al sabio francés del siglo XVII Blaise Pascal que el corazón tiene razones que la razón sí puede entender. La conceptualización de salud mental es amplia, desde el vivir sin miedo, amenazas, sin mensajes coprolalicos, mentiras atroces hasta tener servicios públicos eficientes. Es un estado que el medio político y las condiciones sociales también estipulan el criterio. Diferente a enfermedad mental que es un estado o comportamiento alterado. Un pueblo sometido a una guerra mediática cruel como la que acaba de sufrir conducida por el presidente de la nación y una sociedad donde campea el crimen, la inseguridad, la pobreza, la improvisación y la falta de probidad de sus gobernantes es obvio que la salud mental tiene que estar por el piso. Similar sucede con la enfermedad mental. ¿Qué familia o quién no tiene un amigo o conocido que no se sienta emocionalmente afectado por la situación del país? Ansiedad, depresión, estrés y enfermedades orgánicas activadas por factores psicológicos son tan frecuentes que se han transformado en dolores cotidianos del "alma". Los lamentos y padecimientos de madres que ven a sus hijos inmersos en miedo, incertidumbre, frustración y hasta pensamiento suicida ante un gobierno que no ofrece otra cosa que mentiras y chantajes. Seres que la adversidad les ha desencadenado Parkinson, Alzheimer o se entregan al abuso de licor, a veces sin percatarse, que no es más que un paliativo mortal a su sufrimiento depresivo. Cuando todo parecía tragedia y enfermedad se genera lo maravilloso. ¡Brota la salud mental de las entrañas del pueblo! Solamente individuos sanos mentalmente toman decisiones y solventan problemas en adversidades y momentos sanguinarios. Cientos de protestas diarias, la imposibilidad de quebrar a los jóvenes y el espíritu de dignidad que no se apagó en el hombre humilde al preferir trabajar que míseras prebendas fue prolegómeno del 23N. Millones de respuestas inteligentes se ha puesto por encima de salvajadas autocráticas y vientos de futuros anuncian salud mental para todo y todos.
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