jueves, 11 de septiembre de 2008

La caída de Rodríguez Chacín



EL MUNDO - La salida del “hombre contacto” con las Farc es una consignación más a la cuenta que le abrió Uribe cuando retiró su amenaza de llevarlo a la CPI. La intempestiva dimisión del décimo ministro del Interior y Justicia en diez años de régimen chavista, Ramón Rodríguez Chacín, tiene a todo el mundo haciendo cábalas, porque a nadie convencen los “motivos estrictamente personales” aducidos por uno de los hombres más cercanos al coronel Presidente Chávez, desde los tiempos de la intentona golpista contra el presidente Carlos Andrés Pérez, y tristemente célebre en Colombia por su cercanía y manifiesta solidaridad con las Farc. Para la historia de los desatinos intervencionistas del gobierno Chávez en Colombia, quedó aquella famosa frase con la que Rodríguez Chacín refrendó, frente a las cámaras de Telesur, el abrazo fraterno con el jefe guerrillero que le entregó, en enero de este año, en un lugar del Guaviare, a las señoras Clara Rojas y Consuelo González: “Estamos muy pendientes de su lucha... mantengan ese esfuerzo y cuenten con nosotros”. En ese momento entendimos que no hablaba en nombre propio sino del coronel Presidente y recuérdese que aun no había pasado una semana de la liberación de las dos señoras, conseguida gracias a los buenos oficios de Chávez, cuando éste se destapó con la provocadora declaración de que los grupos guerrilleros colombianos “no son ningunos grupos terroristas, son verdaderos ejércitos que ocupan espacio en Colombia... Hay que darles reconocimiento a las Farc y al ELN; son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un proyecto bolivariano que aquí es respetado”. ¿Qué habrá pasado? ¿Habrá dejado de ser útil el viejo amigo de la guerrilla en los planes de Chávez? ¿Se quemó el fusible que tan lealmente sirvió para mantener la corriente subterránea de relación con el Secretariado de las Farc en la gloriosa etapa anterior al escándalo de los computadores del comandante ‘Raúl Reyes’? Hay mucho de eso, creemos nosotros. En todo caso, pocos se tragan lo de la renuncia, pues desde muy temprano el lunes corrió el rumor de que el ministro del Interior y Justicia había sido destituido. A las 10:55 a.m., hora venezolana, un flash del canal Globovisión así lo anunciaba, agregando que “La información es extraoficial y no se conocen más detalles”. Lo propio hicieron muchos medios en Internet, que recogieron incluso los rumores de que, como premio de consolación, iría a un cargo diplomático, posiblemente a la embajada de Caracas en Bogotá, en reemplazo de Pavel Rodríguez. Acosado por la filtración de la noticia y las especulaciones, el señor Rodríguez Chacín citó rápidamente una rueda de prensa: “Debo informar que por razones estrictamente personales puse mi caso a la orden del ciudadano presidente de la República, nuestro líder y comandante en jefe”. Dijo que para reemplazarlo había sido encargado el viceministro de Seguridad Ciudadana Tarek El Aissami, y remató con una encendida proclama: “Un revolucionario no es revolucionario temporalmente, soy un soldado de a pie, como siempre lo he sido, y en el lugar que ocupe estaré haciendo revolución”. La opinión venezolana está dividida acerca de las razones que motivaron la “veloz salida” de Rodríguez Chacín. Según encuesta del diario El Universal, el 34% piensa que se debió a la poca efectividad en el combate contra el hampa, mientras que el 39% cree que “se peleó con el comandante en jefe”. El 16% cree que tendrá otro cargo en el tren ministerial; el 7% piensa que “pidió la embajada de Colombia” y el 4% que “se dedicará al rescate de rehenes de las Farc”. Aunque es más la gente que cree que terminó peleado con Chávez, sí es verdad que en los últimos meses arreciaron las críticas a su gestión. En un artículo de Eduardo Casanova, reputado escritor y columnista venezolano, se dice que “Rodríguez Chacín no es una buena persona, es algo que se sabe desde hace mucho tiempo. Ha estado comprometido en acciones que demuestran su maldad y que son públicamente conocidas. Como su apoyo evidente a las Farc, que hasta las propias Farc han proclamado a los cuatro vientos”, y concluye diciendo que “en los últimos días se ha dedicado a pregonar que la inseguridad en Venezuela no existe, con lo que bien podría pensarse que además de cínico es un perfecto idiota”. En lo que concierne a Colombia, el señor Rodríguez Chacín viene figurando desde los tiempos del Kaguanistán como una especie de enlace y comisionista de confianza en el rescate de secuestrados, a la manera que lo ha hecho aquí con eficiencia digna de mejor causa el ex ministro Álvaro Leyva. El apelativo que le da El Tiempo de ‘hombre contacto’ con las Farc, es perfecto para describir su papel desde la llegada de Chávez al poder, en 1999, cuando formó parte de la misión venezolana que actuó como “observadora” del proceso de “balas y babas” entre el Gobierno Pastrana y las Farc. Lo de la presunta candidatura de Rodríguez Chacín para la embajada en Colombia creemos que no se le ha ocurrido ni se le ocurrirá al señor Chávez, porque, a diferencia de lo que ocurría ocho meses atrás, su ánimo es mantener el tácito pacto de no agresión con Uribe. La salida del “hombre contacto” con las Farc es una consignación más a la cuenta que le abrió cuando retiró su amenaza de llevarlo a la Corte Penal Internacional. Él sabe qué tanto lo comprometen los documentos rescatados en la operación contra ‘Raúl Reyes’ y por eso está consignando y no va derrochar lo consignado cuando la estrella de las Farc declina en Colombia y en el mundo.

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