lunes, 9 de junio de 2008

El guerrero de la luz tiene la espada en sus manos. Es él quien decide lo que va a hacer, y lo que no hará bajo ninguna circunstancia. Hay momentos en que la vida lo conduce hacia una crisis; se ve forzado a separarse de cosas que siempre amó. Entonces el guerrero reflexiona. Analiza si está cumpliendo la voluntad de Dios o si actúa por egoismo, y en el caso de que la separación esté realmente en su camino, la acepta sin protestar. Si, por el contrario, tal separación fue provocada por la perversidad ajena, él es implacable en su respuesta. El guerrero es dueño del golpe y del perdón. Y sabe usar los dos con la misma habilidad.
Manual del Guerrero de la Luz - Pablo Coelho

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