miércoles, 18 de junio de 2008
La doble cara de Chávez y Piedad
Por: Plinio Apuleyo Mendoza. Columnista de EL TIEMPO - La doble cara de Chávez y Piedad - Él es francés; ella, española. Bertrand de la Grange y Maite Rico, su esposa, son dos célebres periodistas que se han tomado el trabajo, mediante grandes reportajes investigativos, de demoler mentiras y mitos latinoamericanos muy difundidos en Europa. Su libro La genial impostura acabó con la romántica leyenda del subcomandante Marcos en México, al mostrar todo lo que en ella había de montaje escénico. Y otra famosa obra de los mismos autores, ¿Quién mató al obispo?, en torno al asesinato de monseñor Juan Gerardi en Guatemala, reveló la enmarañada conjura de ONG de Derechos Humanos y una Iglesia muy cercana a la Teología de la Liberación para culpar de tal crimen a militares inocentes, algo que ocurre con escandalosa frecuencia en Colombia. Ahora Bertrand de la Grange y Maite Rico adelantan una profunda y para los colombianos providencial investigación sobre las Farc y sus contactos con los gobiernos de Venezuela y Ecuador, a raíz de los correos descubiertos en el computador de Raúl Reyes. Maite, en el diario español El País, y Bertrand, en la revista francesa Paris Match, han puesto una luz reveladora sobre ciertos mensajes que muestran cómo el presidente Chávez y la senadora Piedad Córdoba han dilatado el martirio de Íngrid Betancourt en vez de apresurar su liberación. El primero de esos mensajes, suscrito por Iván Márquez y dirigido al camarada Manuel (Marulanda), dice textualmente: "Chávez propone lo siguiente: a) que hagamos una liberación unilateral de las mujeres (no de Íngrid) que creo que son dos, la del Huila y Clara con su hijo". De su lado, Bertrand de la Grange inicia su informe en Paris Match con una categórica indicación de Piedad Córdoba a las Farc: "Sobre todo no liberen a Íngrid. Nada tengo que ver con la propuesta de Sarkozy para obtener la liberación de Íngrid Betancourt". Después de esta última revelación, ¿cómo explicar que tres días después Chávez se haya apresurado a proponerle a 'Alfonso Cano', en su programa dominical Aló, Presidente, la liberación de todos los secuestrados sin pedir nada a cambio? No cortemos los pelos en cuatro. Resulta obvio. Chávez es dado a estas astucias histriónicas. Un día insulta a Uribe y otro le abre los brazos. Su inesperada petición era, por cierto, la única manera de confundir las cartas y no quedar mal parado frente a la familia de Íngrid Betancourt, a Cristina Kirchner y a cuantos en el mundo abogan por el fin de este secuestro y veían en él, en Chávez, a un mediador confiable. Con su inesperada petición, gritada por un micrófono, este buscaba sepultar los indiscretos correos encontrados por los periodistas. Pero la verdad está allí, en esas frases que muestran a Chávez y a Piedad Córdoba como aliados y cómplices de las Farc y no como apóstoles de un acuerdo humanitario. Las referencias a Piedad Córdoba reportadas por Bertrand de la Grange en Paris Match muestran el doble y atroz papel que juega la senadora. De una parte, la madre de Íngrid sigue viéndola como una amiga capaz de ayudarla. Pero, de manera clandestina, la senadora considera a Íngrid como una valiosa pieza de negociación que las Farc deben guardar en su mano. Desde luego, no faltarán quienes cierren los ojos ante los correos revelados para retener sólo la petición lanzada por Chávez a 'Cano' y abrir en torno a ella nuevas expectativas y esperanzas. Con todo, sería escandaloso que los magistrados de la Corte Suprema de Justicia de Colombia pasaran por alto los evidentes nexos de Piedad Córdoba con la organización terrorista. "Piedad -escribe Iván Márquez- está enteramente a nuestra disposición. Es la candidata de Chávez y podría ser la nuestra". Más claro no canta un gallo. Pero nada asegura que los magistrados colombianos tomen en cuenta estas revelaciones. Su parcialidad es hoy flagrante. De ahí que, para ver la verdad, a veces resulten más confiables personajes como Bertrand de la Grange y Maite Rico, que se han trazado como pauta de su profesión investigar, revelar, desenmascarar, no comer cuentos.
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