lunes, 30 de junio de 2008
Iguales ante Dios
Por: Hugo Faria - La desigualdad económica es un fenómeno natural porque nacemos desiguales Antes de la Revolución Industrial, que apareció en Inglaterra en el Siglo XVIII, existían pocas desigualdades económicas entre los habitantes de un mismo país y entre las regiones del mundo. La humanidad era casi totalmente pobre, vivíamos en una economía de corte maltusiano con ingresos por habitantes de subsistencia. Los ciudadanos de los países que abrazaron la Revolución Industrial comenzaron a experimentar una elevación de sus ingresos dando inicio a las diferencias económicas entre los países. Por otro lado, cuando se abren oportunidades de crecimiento en un país siempre hay personas que las aprovechan más que otros originando las desigualdades económicas entre los habitantes de un mismo país. ¿Es esta desigualdad un fenómeno negativo? En principio no. La aparición de la aceleración del crecimiento económico con la Revolución Industrial mejoró la condición material de muchas personas y desmejoró a casi nadie. ¿Qué es mejor, ser todos iguales pero pobres o ser desiguales pero menos, en algunos países mucho menos, pobres? Si uno es una persona envidiosa sufre inmensamente con la mayor riqueza de otros y quizás cubre el sentimiento de la envidia; nadie se reconoce envidioso bajo el manto de la justicia social reclamando más impuestos y más redistribución. Cuando el norte de las políticas es la redistribución (socialismo) y no la creación de riqueza (capitalismo) se ahoga la prosperidad y es esta la verdadera injusticia social. La desigualdad económica es un fenómeno natural porque nacemos desiguales. Empezando por las huellas digitales y terminando por niveles de inteligencia y vocaciones. En consecuencia, existe un nivel de desigualdad natural inherente a la naturaleza humana. El error antropológico del socialismo consiste en desconocer esta realidad. No obstante, no todas las desigualdades son iguales. Mi equipo de investigación del IESA ha descubierto evidencia econométrica que sugiere mayor desigualdad, medida por el coeficiente de Gini, cuando hay más barreras al comercio internacional, más inflación, más corrupción, menor Estado de Derecho, menores niveles de capital humano medido por años de estudio o por cociente intelectual y menor tamaño del gobierno medido por el gasto corriente entre el PIB. Dados estos hallazgos no es de extrañar la confirmación por nuestro equipo de investigación que las dos regiones con mayores niveles de desigualdad económica son la América Latina y África seguidos por Asia y Estados Unidos. Europa es la región del mundo con menor desigualdad. En otras palabras, en las latitudes del mundo donde para acumular riqueza se privilegia el know who sobre el know how existe más desigualdad. Estos niveles de desigualdad van más allá del natural porque las diferencias se acentúan cuando las personas acceden a la riqueza entrabando la competencia. Por ejemplo, las barreras al comercio propician desigualdad porque le reducen el poder adquisitivo al ciudadano de a pie y los empresarios protegidos aumentan su riqueza personal a expensas del bienestar de dicho ciudadano común. La inflación tiene un impacto similar sobre la desigualdad. Además, estas desigualdades que emanan de prácticas mercantilistas exacerban el sentimiento de la envidia, induciendo conflictividad social, y son irritantes porque la riqueza acumulada no es percibida como legítima. Se asocia riqueza con corrupción y se le pierde el respeto a la persona rica. Una razón que explica la menor desigualdad en Europa Occidental es el tamaño del gobierno que excede al de Estados Unidos y al promedio de los gobiernos asiáticos. Cuando un gobierno absorbe 45% o más del PIB como es el caso alemán, francés e italiano tiene que establecer altos impuestos para realizar la labor de redistribución. La consecuencia es que son menos desiguales pero crecen menos y tienen más desempleo. Los gobiernos no deben aumentar la desigualdad violando el Estado de Derecho con políticas industriales, usando, por ejemplo, aranceles, créditos blandos, condonación de deudas o tasas de interés preferenciales. Como profesor de economía me molesto porque creo que soy no menos merecedor que otros empresarios receptores de los favores del Estado. ¿Será que mi empleo es "no productivo" por no estar en el sector industrial? Creo que una sociedad debe propiciar la igualdad ante la ley y dé oportunidades en la formación de capital humano (educación y salud) y alimentación infantil en virtud de que uno de los grandes determinantes culturales de la inteligencia en regiones pobres es el acceso a alimentos de los niños. En las regiones ricas el 75% de la inteligencia es heredada, el factor alimentación no juega un papel importante porque casi todos los niños tienen esta necesidad satisfecha. La única dimensión donde sí somos iguales es ante la Ley Divina. Ni en el cielo, sin embargo, hay total igualdad. Ángeles, arcángeles y potestades tienen jerarquías desiguales poniendo de relieve la inconveniencia de tratar de reducir la desigualdad natural.
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