sábado, 28 de junio de 2008

Del caos a los territorios inteligentes

Por: Rosa M. Estaba - http://e1.mc521.mail.yahoo.com/mc/compose?to=rosaestaba@gmail.com - El caos - Exclusión social, infancia abandonada y pobreza, desbordamiento de la delincuencia, impunidad e inseguridad jurídica, carencia de viviendas y de sistemas de salud y seguridad social, graves deficiencias y distorsiones del sistema educativo, preocupante degradación y riesgos ambientales, aumento de los estados depresivos y de incertidumbre, deslegitimació n del orden establecido. ..son algunos de los tantos flagelos que acosan cada vez más a la sociedad venezolana. Descentralizar y construir la geometría de las redes socio-territoriales - Para afrontar estos flagelos, venimos reiterando la necesidad perentoria de descentralizar para cumplir con el mandato de nuestra Constitución Nacional y dar continuidad al tortuoso proceso iniciado en 1989. Es sumamente ardua la batalla frente a un régimen, que con mayor acento que los precedentes, es exasperadamente centralizador. De cara a los nuevos tiempos, tal repetida distorsión de nuestro pasado puede derivar en la temida destrucción de la unidad nacional. Los nacientes paradigmas exigen avanzar en la delegación de un sinnúmero de responsabilidades que con plena confianza debemos entregarle a aquellos venezolanos que no laboran en los erradamente multiplicados y cada vez más burocratizados e ineficientes ministerios del Ejecutivo Nacional. ¿Por qué desconfiar de los venezolanos de la provincia, de las sociedades intermedias y locales que conforman las entidades federales y municipales, inclusive las ubicadas en el centro del país?. Solamente a partir de la confianza en nosotros mismos, podremos construir una nueva geometría del poder: la geometría de las redes socio-territoriales, redes apoyadas en la rica diversidad de gentilicios sembrada históricamente a lo largo de nuestro territorio. Es incorrecto ignorar o pretender la desaparición de estos gentilicios o identidades territoriales con sentido de pertenencia, reconocibles desde la venezolanidad hasta los popularizados gentilicios de las entidades federales, de los de los municipios y, sobre todo, de los habitantes que se han “apropiado” de las “urbanizaciones” y los “barrios”. Es imperativo preservar y aprovechar tan magnífico potencial sustentado en la tradición de los sentimientos que arraigan a las gentes con sus respectivos terruños. Aunando descentralizació n y geometría de las redes socio-territoriales , podremos garantizar el equipo nacional que de “abajo hacia arriba” propulse el desarrollo humano en manos de la gente. Esto es, para afrontar airosos la lógica de las fuerzas de localización activadas por los tentáculos de la geometría política del mundo moderno, mediante la cual las grandes transnacionales tejen una globalización que favorece selectivamente a ciertos sistemas de ciudades y regiones de crecimiento económico, creación de empleos y productividad. La visión estratégica y colectiva del territorio, las ciudades-regió n y la globalización. El sentimiento descentralizador y de defensa del principio de autonomía vuelve a prenderse al calor de las elecciones regionales y locales de noviembre de 2008. Sin embargo y sin subestimar los logros obtenidos en tan breves años, se deja de lado el ineludible valor ganado por el territorio a los fines de movernos en la dirección correcta. No existen recetas, pero sobran experiencias exitosas, cuyo denominador común es el rol protagónico del territorio redefinido según el modo como en su ámbito sean, se fortalezcan o cimienten las redes socio-territoriales establecidas por el desempeño de los actores sociales. De lugar desarticulado por el impacto de la geometría política del mundo moderno, el territorio se concibe como una malla de fuerzas locacionales armada por flujos o relaciones asociativas económicas, sociales, políticas y legales, concertadas con visión estratégica y colectiva del territorio entre gentes e instituciones que participan identificadas entre sí, prioritariamente, por lazos de vecindad. La ciudad destaca como el más preciado activo territorial. Es la expresión máxima de la cohesión requerida para la existencia de las redes socio-territoriales y motorizar, por ende, procesos dinámicos de desarrollo local endógeno y sostenible: economías de aglomeración, procesos de innovación y desarrollo tecnológico, redes de informática, etc. En fin, un uso más completo, sostenible y eficiente del potencial de producción y de recursos laborales y materiales. Apostar por la ciudad o, más bien, por la configuración de sistemas de ciudades-regió n con capacidades territoriales propias o endógenas para, en sus respectivos ámbitos comunales, parroquiales, municipales y estadales, generar fuerzas de localización capaces de impulsar y trasmitir la dinámica de un desarrollo conducente a mejorar las condiciones de vida de la población, no significa rechazar los recursos exógenos. Por el contrario, si nos planteamos potenciar esas capacidades, es obligatorio reposicionarnos en la globalización, de modo de buscar, atraer y amarrar equilibrada y complementariamente recursos del exterior, para ponerlos al servicio de las proliferantes iniciativas competitivas. ¿Cómo aprovechar los recursos endógenos latentes y de fuerte inscripción territorial para reposicionarnos en el espacio global y finalmente en la globalización? En cuatro pilares ha de descansar el desarrollo endógeno local buscando el progresivo acceso al espacio global: el municipio, la empresa privada, la sociedad civil y la academia. 1. El municipio en conjunto y delegando responsabilidades hacia sus respectivas parroquias y con las gentes, se erige en el líder autonómico de la promoción y articulación del desarrollo local endógeno y sostenible, con una visión estratégica y colectiva del territorio (plan estratégico descentralizado y participativo) , y entendiendo que hay múltiples y diversas soluciones o caminos y que no es el responsable individual de su gestión. Procurando fructificar con alternativas innovadoras los recursos endógenos latentes y de fuerte inscripción territorial (político institucional, económica, social y ambiental), la estrategia ha de permitir, por un lado, el impulso y apoyo de iniciativas que mejoren el uso de los distintos recursos existentes o por construir; y, sobre todo, incentivar nuevas destrezas de coordinación e interacción entre los actores públicos y privados que, en su ámbito territorial, han de engranarse con una visión conjunta de desarrollo a futuro. En aras de la gobernabilidad y la eficiencia, y repensando formas de organización, funcionamiento, planificación y financiación, propias y adaptadas a los nuevos objetivos de inserción en un contexto global, cada municipio y en especial aquellos bajo la égida de los grandes y complejos sistemas metropolitanas, ha de encontrar fórmulas mancomunadas de gerencia urbanística junto a mecanismos de diálogo acordado con otros municipios, con sus respectivas gobernaciones, con la administració n nacional, con otras ciudades, con órganos supranacionales, etc. Debe y en combinación con los contribuyentes empresarios y residentes, enfatizar en el levantamiento catastral requerido para la creación de fuentes tributarias propias de significación y que den mayor estabilidad y autonomía del gasto fiscal municipal respecto al perverso paternalismo rentista que desde hace casi un siglo ha dominado en Venezuela. Al gobierno estadal, el municipal le ha de exigir medidas afines, por una parte, abogando por la transferencia de competencias en la provisión de bienes y servicios públicos, y, por otra, encabezando un amplio programa dirigido a garantizar la transparencia y rendición de cuentas. 2. La empresa privada ha de ser alentada desde el municipio y confluir en las estrategias territoriales encaminadas a impulsar un mismo proceso de desarrollo. “La competitividad y la lucha por los mercados convierten a las ciudades y regiones en socios de las grandes empresas y grupos empresariales” (Antonio Vásquez Barquero, 1997) Ante tal propósito es factible lograr el acompañamiento concatenado de la más amplia red de pequeñas, medianas y grandes empresas, creativa y fuertemente adaptadas a los recursos de cada territorio y, al mismo tiempo, tecnológicamente bien conectadas a nivel internacional. La competitividad y la lucha por los mercados refiere entonces a la capacidad de cualquier organización pública o privada, lucrativa o no, de mantener sistemáticamente ventajas que permitan alcanzar, sostener y mejorar una determinada posición en el entorno socioeconómico. En el contexto de cooperación y solidaridad necesarias a los fines del interés común, hay que transformar en un buen negocio a la responsabilidad social empresarial, ampliamente extendida en Venezuela mediante la proliferación de inversiones para la creación de capital social o humano, aunque desde una perspectiva altruista y no integrada al objetivo de potenciar compartidamente los recursos endógenos latentes y de fuerte inscripción territorial. Existen, además, experiencias de negocios dirigidas a convertir a los más excluidos en holgados demandantes de productos empresariales. Lideradas por un municipio concertado con instancias inferiores y superiores de gobierno, las empresas acuden con la sociedad civil en la localidad y en un mismo impulso de desarrollo. 3. La sociedad civil también debe ser incentivada a moverse según el objetivo de potenciar compartidamente los recursos endógenos latentes y de fuerte inscripción territorial. Integrada por una gran variedad de organizaciones no gubernamentales sin fines de lucro, la sociedad civil pasa a ser foco de atención del municipio, en su aspiración de florecer como artífice en la generación de empleo digno. Es posible propiciar un ambiente generador de sinergia entre ciudadanos emprendedores, impulsando asociaciones de vecinos, asambleas de ciudadanos, condominios, consejos comunales, mesas técnicas de agua y asociaciones de “buhoneros”, entre tantos activos que el municipio debe considerar, revalorizar y potenciar. Empleando algún método manejado por el amplio espectro de proyectos de inversión de capital social empresarial y sin el tutelaje del poder nacional, habrán de constituirse en un mecanismo efectivo de participación ciudadana, entendiendo que la economía social no es para los pobres sino para todos los trabajadores. Abarca a los sectores medios y opera gracias a formas de cooperación, de solidaridad, de ayuda mutua y de eficiencia social, uniendo en el territorio la economía empresarial capitalista, con la pública y la popular. 4. La “academia” , compuesta por el universo de intelectuales, profesionales, técnicos y, sobre todo, las “casas” donde se imparte el conocimiento y se efectúa la investigación científica, debe participar igualmente incentivada desde el municipio y decisivamente en el objetivo de potenciar de manera compartida los recursos endógenos latentes y de fuerte inscripción territorial. Abundan experiencias ilustrativas de centros de formación profesional que intentan adaptar sus pensa a las “necesidades del país”. En este caso, se trataría de invitarlos a mirar y colaborar en las políticas y acciones planteadas. Ahora bien, para finalmente reposicionarnos en la globalización debemos haber construido territorios inteligentes. Hacia los territorios inteligentes - Con la concertación colectiva y estratégica, la empresa privada, la sociedad civil y la academia, desde el municipio, para el municipio y a los fines de la sinergia territorial requerida a fin de empujar el desarrollo endógeno local, podremos avanzar en la construcción de territorios inteligentes capaces de contribuir a mejorar la calidad de vida de la sociedad que los habita y el desarrollo personal de todos los ciudadanos. Ello es factible porque un territorio inteligente es aquel capaz de dar una respuesta coherente y sustentable a los cambios que impone el reto de la competitividad en los mercados internacionales. Pueden llegar a ser auténticas opciones, por su capacidad institucional de avalar el equilibrio de la trilogía urbana: estrategia económica para el desarrollo social y ambiental sustentables. Con esta experticia, la globalización se convierte en una oportunidad especialmente en aquellos territorios en niveles medios de desarrollo y dotados de capacidades estratégicas relevantes: revaloriza la oferta territorial específica y a la vez impulsa el protagonismo del sistema de actores locales y regionales. Dotados de territorios inteligentes se abren nuevas posibilidades para la formación o acceso a redes entre ciudades y regiones “virtuales” creadas por las entidades subnacionales. El Proyecto Territorios Inteligentes busca generar ámbitos capaces de formular un proyecto de región, de encontrar un equilibrio ‘inteligente’ entre su crecimiento económico, la cohesión y desarrollo social y la sensibilidad hacia el medio ambiente. El enfoque del Proyecto Territorios Inteligentes procura contribuir, desde la perspectiva de una alianza público-privada al diseño e implementació n de respuestas a viejos y nuevos problemas de la región (Alfonso Vergara, 2007). Con la globalización, las entidades federales y los municipios metropolitanos -regiones que en Venezuela integran y coordinan las decisiones municipales- , serían el principal nivel para la consolidación de un territorio inteligente. Para alcanzar la competitividad, cada uno de ellos debe contar con ciertos elementos que, asimilados por los actores sociales, permiten afianzar la identidad territorial con sentido de pertenencia, culturizar nuevas generaciones y preservar la tradición territorial a los fines de sacar adelante la construcción de un proyecto regional con cohesión social. A saber: visión y misión, calidad de la infraestructura de conectividad (aeropuertos, puertos, vías, telecomunicaciones, etc.), del transporte público y de cada servicio público básico (acueducto, alcantarillado, teléfonos, aseo, etc.), de los salarios de las empresas o ingreso personal promedio, y de la educación, la salud, desarrollo de la ciencia y la tecnología, el entretenimiento y el ambiente. Los flagelos que, por ejemplo, deterioran palmariamente a una metrópoli como la Gran Caracas, han de atacarse haciendo de sus municipios menos afectados (Chacao, Baruta y El Hatillo) verdaderos territorios inteligentes que dinamicen y propaguen un desarrollo endógeno y sostenible, comenzando con el rescate de la vasta, diversa y sobreviviente cuantía de redes socio-territoriales .
http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/9368743.asp
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