Por: María Jimena Duzán - La leyenda dice que en una reunión a instancias del ex presidente Carter, el presidente Hugo Chávez se reunión con Cisneros, y allí fue donde se volteo el empresario. No sólo Hugo Chávez está contento con la expulsión de Marcel Granier de la televisión abierta y cerrada de Venezuela. Gustavo Cisneros, dueño de Venevisión, también debe estar de plácemes porque ha sido el directo beneficiado de la salida estrepitosa de Rctv. Cuando el gobierno de Chávez sacó a Granier de la señal abierta y le canceló la licencia, esa cadena tenía uno de los ratings más altos de la televisión venezolana. Luego de su salida de la televisión abierta, la cadena de Cisneros, Venevisión, capitalizó el espacio que dejó Granier y se convirtió hasta hoy en la cadena con más televidentes de Venezuela. Granier entonces se fue al cable y cuando había logrado ser la cadena más vista de la televisión cerrada, el gobierno de Chávez se inventó una argucia para decir que no cumplía unas normas establecidas y que porque se negaba a aplicarlas, las cableras lo debían sacar del aire. Con Granier fuera del aire, lo más probable es que nuevamente sea el cable de Cisneros el que capitalice el vacío dejado en la televisión cerrada y se convierta en el cable más visto en Venezuela. Con esta jugada Gustavo Cisneros cumple un periplo que inició en 2004 y que se conoce en Venezuela como "el día en que Cisneros se volteó". La reunión en que se consumó la volteada de Cisneros se llevó a cabo a instancias del ex presidente Carter quien, a petición de Cisneros -dicen que estaba nervioso porque ya veía que Chávez no se iba a ir tan fácilmente del poder- logró reunir al empresario venezolano y hasta entonces reconocido antichavista, con el Presidente venezolano. Al otro día de esa reunión, reza la leyenda, Cisneros se volteó. Su canal, que era más opositor que lo que fue el de Granier en el momento de su expulsión de la televisión abierta, se convirtió de buenas a primeras en el centro de la mesura, de la proporción, y asumió una neutralidad ficticia que todavía mantiene. Esa fachada le ha permitido a Chávez tener el canal de mayor audiencia en Venezuela si no de su lado, por lo menos no al servicio de la oposición. Por cuenta de esa reunión Cisneros, de haber sido uno de los empresarios que ayudaron a financiar el golpe en el que casi tumban a Chávez, se volvió en uno de sus aliados estratégicos, así él no sea particularmente chavista ni tenga relación personal con el teniente coronel. Lo cierto es que desde entonces Chávez lo ha recompensado, así no haya existido mayor relación que la que les imponen a ambos sus propios intereses personales y estratégicos. Tales han sido las deferencias para con Cisneros, que a Chávez no le importó que su país se diera cuenta de que las mismas normas que le aplicaron a Granier de manera injusta y que catapultaron su salida del cable no se las exigieron a Cisneros, quien también tiene una empresa de cable. "Sólo el presidente Chávez sabe por qué a Cisneros no le exigieron las normas que a mí injustamente me aplicaron", me dijo Marcel Granier. Y yo pregunto: ¿Ese es el mismo Gustavo Cisneros que en Colombia se ha presentado como un empresario afín a Uribe, que no quiere saber del chavismo y que le ha dicho al propio Presidente que quiere trasladar sus inversiones a Colombia porque teme no saber qué puede suceder en Venezuela? Confieso que nunca me cayó bien la figura de Marcel Granier. Nunca me gustó su actitud anticolombiana tan abiertamente agresiva y tampoco nunca me agradó la manera displicente y clasista que se adivinaba en sus juicios. Sin embargo, en esta ocasión me toca aceptar que estoy de su lado. Son realmente pocos los empresarios que sacrifican sus intereses económicos por sus convicciones políticas.
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