miércoles, 17 de febrero de 2010

Orimulsión


Por: José Toro Hardy - Se ha pretendido culpar al Niño, al imperio, al capitalismo, a la cuarta república - Hans Dietrich, padre intelectual del "socialismo del siglo XXI", ha afirmado que el fracaso de la revolución ya sobrepasó el punto de no retorno. Aunque lo anterior es cada vez más evidente, hay un caso que -por llegar a los bombillos de todos los hogares- el Gobierno no puede ocultar: la crisis eléctrica. Venezuela está bien dotada de todos los agentes energéticos imaginables. Sus posibilidades de generación hidroeléctrica son excepcionales. El río Caroní es único a nivel mundial. Su potencial, en un recorrido de apenas 100 km, no tiene parangón. Sin embargo su desarrollo fue frenado por órdenes del propio Presidente (a confesión de parte relevo de pruebas). Injustificable es el retraso en la presa Tócoma al igual que lo es el de La Vueltosa del sistema Uribante-Caparo, en el Estado Táchira. La hidroelectricidad puede fallar si no llueve; por eso hay que complementarla con plantas termoeléctricas que hasta ahora habían impedido los racionamientos en medio de sequías peores que la actual. Para alimentarlas contamos con la más variada gama de combustibles fósiles, incluyendo carbón, petróleo, gas y bitúmenes. Pero además está la energía eólica. En Falcón, con apagones de hasta doce horas, está la península de Paraguaná con vientos ideales para la generación eólica. No pretendo formular un catálogo de las irresponsabilidades cometidas en el sector eléctrico (incluida la generación, transmisión y mantenimiento). Me quiero referir a un asunto que poco se ha mencionado: la Orimulsión. En Venezuela el agente más conveniente y barato para generar electricidad, después del agua, es la Orimulsión. Se trata de una patente venezolana. Es una emulsión estable entre crudo extra pesado y agua. Se obtiene así un combustible que no compite con el petróleo sino con el carbón, con la ventaja de ser más limpio y transportable en forma líquida. La Orimulsión se venía utilizando en Canadá, Japón, China, Singapur, Dinamarca, Italia y Lituania. Su producción estaba a cargo de Bitor -filial de Pdvsa- y contaba con tres grandes ventajas: su bajo costo, las reservas casi infinitas de la materia prima para producirla (la Faja del Orinoco) y el hecho de que, por considerarse un bitumen, no formaba parte de la cuota OPEP. Sin embargo, en un acto de negligencia criminal se ordenó matar la Orimulsión. Sin que nadie se lo hubiese pedido, el Ministerio de Energía y Petróleo cambió la clasificación de "bitumen natural" que recibía la Orimulsión, con lo cual automáticamente su producción quedó incorporada a la cuota OPEP. Para colmo, paralizó tanto su producción como los convenios de suministro suscritos con los países antes mencionados. ¡Qué falta nos hace ahora la Orimulsión! Quienes la liquidaron, pensaron que en Venezuela era más conveniente generar termoelectricidad mediante gas. Sin embargo, el gas que producimos está asociado a la producción petrolera. Como ésta ha caído, también ha caído la producción de gas, que ya no nos alcanza. Mientras tanto, el proyecto Cristóbal Colón destinado a la producción de gas "no asociado" costa afuera al norte de Paria (que debería estar en plena producción) fue paralizado por años y redimensionado. Después se retomó bajo el nombre de Mariscal Sucre pero apenas si se ha perforado allí uno que otro pozo. En el proyecto Rafael Urdaneta, también costa afuera al oeste de Paraguaná, se perforó un pozo exploratorio cuya importancia aún está por verse, pero se anunció a los cuatro vientos como el descubrimiento de gas más importante del mundo. De las 29 termoeléctricas que debían estar en funcionamiento desde 2007, sólo se han construido cinco (contratadas a Cuba). De ellas dos están inoperativas y tres funcionan a un tercio. Planta Centro, en Morón -la mayor termoeléctrica de Latinoamérica- cayó abatida por la desidia y la corrupción, en tanto que la Electricidad de Caracas -ahora estatizada- suspendió sus planes de inversión. Para este gobierno las prioridades son Cuba, Nicaragua y Bolivia. ¿Pensarán que los venezolanos somos "compotas de pupú"? (Chávez dixit). De haberse realizado las inversiones previstas no tendríamos el racionamiento. Lo que viene es serio. Se ha pretendido culpar al Niño, al imperio, al capitalismo, a la cuarta república, a los escuálidos, a las naciones ricas y al pobre ministro. El verdadero culpable tiene nombre y apellido. Todos lo conocemos. Cuando se vaya la luz ... ¡ pensemos en él!

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